Explicación de las ideas:
Este texto nos presenta uno de los aspectos más importantes y más conocidos del pensamiento de Descartes:
La duda metódica y, tras ella, el descubrimiento de la primera verdad, pienso, luego existo. La duda metódica es el empleo de la duda como método, es decir, como procedimiento de averiguación filosófica. Descartes se propuso dudar de todo aquello de lo que era posible dudar para ver si encontraba una verdad indudable, esto es, la duda metódica es un paso preliminar a la búsqueda de la certeza absoluta. Por ello va aplicando y extendiendo la duda a todo aquello que pueda ser dudado. En primer lugar duda del conocimiento que nos proporcionan los sentidos: puesto que nos engañan a veces podemos suponer que nos engañan siempre; no podemos confiar en ellos. En segundo lugar la duda la extiende a los razonamientos puesto que es posible cometer errores lógicos, equivocarse al razonar. Por esto rechaza todas las razones que había tomado antes por demostradas. Con este segundo motivo de duda las propias ciencias quedan invalidadas. En tercer lugar introduce otro motivo de duda consistente en la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño: los pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos nos pueden venir cuando estamos dormidos y, por tanto, ¿cómo podemos estar seguros de que el mundo que percibimos es real? Después de aplicar e ir ampliando sucesivamente la duda metódica, Descartes encuentra la primera verdad indudable que se convertirá en el principio de su filosofía: pienso, luego existo (Cogito, ergo sum). Por mucho que dude (y si dudo, pienso) tengo que existir; de lo contrario no podría dudar. En el acto mismo de dudar (pensar) se revela mi existencia. Se trata de una evidencia inmediata, una idea clara y distinta que se revela a través de una acto de intuición: intuyo la imposibilidad de mi pensar sin mi existir. Además de los tres motivos de duda expuestos aquí tal como aparecen en el Discurso del método, Descartes expuso la denominada hipótesis del genio maligno en su obra Meditaciones metafísicas. Esta es la duda hiperbólica. En ella finge la hipótesis de que el ser humano ha sido creado por un ser poderoso pero malvado que pone todo su empeño en inducirle a error, de tal modo que lleva a equivocarse aun en aquello que parece más evidente. Así, la duda no solo afecta a los razonamientos matemáticos sino también a las intuiciones mediante las cuales se perciben verdades evidentes. Esta hipótesis exigirá más adelante la prueba de la existencia de un Dios bueno.
El autor
R. Descartes (1596-1650) es el padre de la Filosofía Moderna y de una de las principales corrientes de pensamiento que tienen lugar dentro de ella: el racionalismo.
Se inaugura con él una nueva etapa de la filosofía que se caracteriza por la autonomía absoluta de la filosofía y la razón. Esta autonomía significa que el ejercicio de la razón no sea coartado o regulado por ninguna instancia exterior y ajena a la razón misma, sea ésta la tradición, la autoridad o la fe religiosa. El racionalismo se caracteriza por considerar a la razón como única fuente de conocimiento válido, defender el innatismo de las ideas, aspirar a una filosofía universal y concebir el proceder matemático como modelo de conocimiento. El objetivo fundamental de Descartes fue el logro de la verdad filosófica mediante el uso de la razón. Para ello quería encontrar y aplicar el método adecuado que le capacitaría para demostrar verdades en un orden racional y sistemático, independientemente de que antes esas verdades hubieran sido conocidas o no. Su objetivo primordial no era producir una nueva filosofía, en lo que se refiere al contenido de ésta, sino producir una filosofía cierta y bien ordenada Su ideal de filosofía era el de un sistema orgánicamente conectado de verdades, ordenado de tal modo que la mente pase de verdades fundamentales evidentes por sí mismas a otras verdades evidentes implicadas por las primeras. Ese ideal le fue sugerido en gran parte por las matemáticas.
Texto
Tema: aplicación de la duda metódica y descubrimiento de la primera verdad: Pienso, luego existoIdeas principales: –
En primer lugar la duda se aplica al conocimiento obtenido mediante los sentidos:a causa de que nuestros sentidos nos engañan algunas veces, quise suponer que no había ninguna cosa que fuera como las imágenes que ellos nos transmiten de esa cosa
-En segundo lugar la duda se aplica a los razonamientos: puesto que hay hombres que se equivocan al razonar, incluso en cuanto a las cuestiones más simples de la geometría y cometen en ellas razonamientos falsos, … rechacé como falsas todas las razones que había tomado antes por demostradas
-En tercer lugar la duda se aplica a la realidad de las percepciones; éstas no son más verdaderas que las ilusiones de los sueños puesto que todos los pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos nos pueden venir también cuando dormimos
-Tras la duda metódica, nuestro autor descubre la primera verdad: pienso, luego existo. Esta es tan firme y segura que ninguna suposición de los escépticos es capaz de hacer tambalear. Esta primera verdad se convierte en el primer principio de la filosofía que andaba buscando.