Crítica a la metafísica
La invención y la ficción son las poderosas armas del intelecto para crear un mundo apto. La principal herramienta que este intelecto emplea para lograrlo es el lenguaje. El lenguaje llena la realidad de sustancias. Permite una manifestación popular. Si analizamos con detalle lo que estamos diciendo veremos que no se corresponde con lo experimentado, sino con un mundo metafísico. La metafísica del pueblo, la gramática, lo único que existe es la acción, el devenir, un acontecimiento ni está causado ni es causante, la causa es un poder de producir efectos inventando para ser añadido al acontecimiento. Descartes intuye que se piensa y su intelecto consigue así una primera certeza metafísica, que se convierte en axioma de toda su filosofía. Apoyándose en el lenguaje, hay un sujeto, por lo tanto hay algo pensante. Lo único que se puede extraer es que hay pensamiento, y si se piensa entonces se piensa. Descartes si no hubiera tenido miedo al devenir, nunca hubiera realizado tal descubrimiento
Elementos lingüísticos
El término “yo”. Su uso me convence de que existe un sujeto, cuando el sujeto individual no es ninguna sustancia sino una pluralidad de fuerzas y diversidad de personajes que existen.
La gramática del verbo ser. El verbo ser fomenta la idea de la existencia de entidades con rasgos permanentes, de sustancias.
La estructura sujeto-predicado. La mayoría de frases de nuestro lenguaje tienen la forma sujeto-predicado, necesaria para un juicio con sentido. Además de dar una idea de que en el mundo existen cosas, y facilita la diferenciación entre un sujeto agente (causa) y su producto (Efecto)
Polisemia y sinonimia. Con el lenguaje hablamos de distintas cosas mediante las mismas palabras. Ni con los verbos expresamos el devenir o el cambio. Naturalmente el reducir la realidad a unos pocos conceptos iguales para todos nos simplifica la vida, nos la hace más cómoda. Pero nada tiene que ver con la realidad. Una filosofía que intente hablar del devenir tendrá que violentar la metafísica popular con un nuevo estilo, un nuevo lenguaje. Mediante la razón lógica y el lenguaje gramatical, el mundo reduce su complejidad, se vuelve más calmado, más sosegado. Apoyándonos en instancias que merezcan nuestra confianza (Sustancia, causa, igualdad, sujeto) podemos sobreponernos al exceso de realidad, al devenir caótico, pero no alcanzamos ninguna otra realidad, sino un mundo fabulado a nuestra medida.
Comparación con Platón
Vamos a comparar el dualismo de Platón con el de Nietzsche.
En el plano ontológico, Platón se caracteriza por su dualismo, contra el que Nietzsche arremete ya que desprecia la vida terrenal. La realidad platónica se basa en la existencia de dos mundos, uno verdadero, que se conoce por la razón y que ofrece el conocimiento objetivo; y un mundo aparente, que se conoce por los sentidos, ofreciendo un conocimiento subjetivo, cambiante. Ahora bien, esta realidad, que Platón calificaba de aparente y engañosa, es para Nietzsche la única realidad existente. El mundo verdadero de Platón no es para él más que una invención de la razón, fruto de la decadencia del hombre. Nietzsche critica la invención de otro mundo porque es una muestra de desprecio hacia este, colocando la finalidad en la otra vida.
En el plano epistemológico, Platón también distingue un dualismo. Hay dos formas de conocimiento que se corresponden con los dos mundos existentes. En Platón, razón y sentidos se enfrentan siempre con la victoria de la razón. Para él, sólo a través de la razón es posible conocer. Los sentidos solo nos muestran una realidad aparente, cambiante, sujeta a error. En Nietzsche, por el contrario, son los sentidos los que nos muestran la verdad, a la que llega cada uno desde su perspectiva correspondiente, es la voluntad de poder de cada sujeto. Por lo tanto, no hay ningún motivo para otorgar un papel más importante a la razón en el conocimiento.
En el plano antropológico, Nietzsche propone básicamente un hombre vitalista frente a la cultura y la sociedad. Este hombre debe ser creativo, un permanente esfuerzo y debe crear sus propios valores. Nietzsche no concibe la antropología como dualista, no piensa que el hombre esté compuesto de alma y cuerpo. Platón sí. La unión alma-cuerpo es accidental y no substancial (cuerpo y alma no forman uno). El alma es preexistente, inmortal y volverá al mundo de las ideas tras la muerte del cuerpo, a la espera de reencarnarse en otro.
Definiciones
Muerte de dios: negación de los mundos y sentidos trascendentes inventados por la religión o por la cultura, asunción de que no hay propiamente un sentido así, los valores supremos, pierden su valía, supone la culminación de la desvinculación de los valores de la vida. Continua con el nihilismo, y condición de nacimiento de superhombre, que supera el nihilismo.
Nihilismo: vacío de sentido, pérdida de valores, hay dos tipo de nihilismo: El negativo o pasivo, movimiento histórico propio de la cultura occidental, por el que se culmina, desempeño de la esencia de la metafísica, por la manifestación del carácter vacío de los valores absolutos o metafísicos. El positivo o activo, condición de aparición de un nuevo sentido y posibilidad de cambiar los valores, de crear nuevos valores, supone el desenmascaramiento de los falsos valores.
Superhombre: concepto ético que caracteriza al creador de valores. El proceso de generación del superhombre, tres transformaciones, el camello; carga de los valores trascendentes, león; crítica y destrucción de la moral del deber y niño; creación de los propios valores, del propio juego.
Transvaloración de todos los valores: cambio de los falsos valores que han dominado la cultura occidental, que pone la vida, lo terrenal en función o al servicio de la muerte, el suprasensible, el trascendente y el ser eterno
Voluntad de poder: potencia, fuerza o impulso vital, impulso biológico, orgánico, dinamismo interno de la vida, tendencia a la superación y la perpetuación de la propia vida, impulso que conduce a encontrar la forma superior de todo lo que existe, su función es la autoafirmación.
Eterno retorno: doctrina moral de aceptación y estima de la vida que supone la aceptación de la plenitud de sentir de el instante que implica querer a que se repita el instante. Prueba selectiva que separa las formas superiores, afirmativas, de las fuerzas inferiores, reactivas.
La vida: La idea central del pensamiento de Nietzsche es la vida. Esta es comprendida en función de un sentido objetivo trascendente aunque, en realidad, la vida, según este pensador, es sinsentido, es nihilismo.
Los dogmas son doctrinas fundamentales e incuestionables de un marco religioso o filosófico. Estas verdades, en general, se refieren a cuestiones relacionadas con las cuestiones de la moral o la fe.