El Intelectualismo Ético-Moral de Sócrates
Sócrates se preocupa por las costumbres y por la vida social de sus ciudadanos. Su ocupación consistía en preguntar a la gente. Le interesaba el qué de las cosas y lo que en su ciudad se tomaba por virtudes cívicas; por ejemplo, ¿qué es la piedad, la valentía, la virtud del ser humano? Toma el lema del templo de Apolo «conócete a ti mismo». La doctrina socrática del intelectualismo ético-moral se resume en que el saber y la virtud coinciden. Conocer las cosas es saber actuar en consonancia. El que conoce el bien lo practica; nadie hace el mal a sabiendas, sólo se hace el mal por ignorancia. Así un ciudadano es justo cuando sabe qué es la justicia y realiza lo justo. Si el lenguaje no es vehículo de significados objetivos como pretendía Gorgias, no habría comunicación. Por ello, es necesario buscar definiciones universales de los conceptos morales (bondad, justicia…) con el fin de establecer de nuevo la comunicación y hacer posible el diálogo sobre temas morales y políticos.
Cada ciudadano tiene que preocuparse por conocer qué virtud o virtudes necesita para ser feliz, obrando consecuentemente
La vida en común no exige un criterio particular de lo bueno y lo justo sino que cada uno se preocupa por investigar la esencia de las cualidades que hacen al ciudadano mejor. Siendo el conocimiento una búsqueda individual, su logro es común a todos los que lo buscan, que por la vía de la razón todos arribamos al mismo lugar. El contexto cultural viene representado por el esplendor del clasicismo griego, con tres fenómenos decisivos. Primero, el apogeo de la literatura dramática ateniense, con Sófocles y Eurípides. Segundo, el florecimiento espectacular de la plástica griega y de su arquitectura cívico-religiosa, como expresión del sentimiento colectivo de pertenencia a la comunidad. Tercero, la culminación del resto de géneros literarios, en especial la retórica, con Lisias, que fustiga al régimen de los Treinta Tiranos.
Rasgos fundamentales del contexto filosófico de la obra de Platón
Tres son los rasgos fundamentales del contexto filosófico de la obra de Platón. La crítica del pensamiento de Heráclito, y con él a los filósofos naturalistas, y la apuesta por la vía de la identidad del pensar y ser propia de Parmenides.
El pitagorismo
El pitagorismo fue referente en aspectos como las matemáticas, la creencia en la inmortalidad del alma, la doctrina de la reencarnación, la concepción dualista del hombre y la consideración del cuerpo como sepulcro.
La concepción de materia de Platón es básicamente la misma que la de los atomistas Leucipo y Demócrito: (una realidad caótica, informe, eternamente en movimiento). El tema de la búsqueda socrática de la definición o el qué de las cosas conduce al planteamiento platónico de la Idea como expresión prototípica de la realidad y su conocimiento.
El Método Socrático: La Ironía y la Mayéutica
Sócrates no necesitaba cobrar por sus enseñanzas y prefirió siempre el diálogo al discurso y se opuso al relativismo y al escepticismo sofístico.
La ironía socrática
La ironía socrática buscaba que el otro descubriera en primer lugar su ignorancia. Utiliza la interrogación, siempre haciendo preguntas. «Sólo sé que no sé nada» es la frase atribuida a Sócrates. Significa que siendo todos los seres humanos ignorantes, el más sabio es aquel que reconoce su ignorancia, que sabe que es ignorante, y a partir de ahí inicia la búsqueda del saber.
En una segunda fase, la investigación de la verdad recibe el nombre de mayéutica, esto es, dar a luz la verdad. Es descubrir el espíritu que está en cada uno, es el «conócete a ti mismo», porque en el interior de cada uno se encuentra la verdad. Entonces aparece la definición, el concepto. Es llegar al fondo de las cosas. Es el desvelamiento de la verdad; es llegar a formular con palabras la verdad que se ha descubierto. Definir es delimitar, sintetizar, reducir los términos a un concepto. Para combatir el relativismo sofístico, Sócrates emplea los razonamientos inductivos y las definiciones universales. Los razonamientos inductivos buscan el conocimiento de las cosas concretas para extraer lo universal. Las definiciones permiten la discusión en torno a lo justo y a lo bueno y su significación ya no es relativa, ya no depende de cada persona como en la sofística.
Contexto político
Como consecuencia del triunfo de los griegos en las Guerras Médicas, Atenas adquirió la hegemonía económica, cultural y política de la Hélade; las instituciones atenienses, bajo la dirección política de Pericles, fueron imitadas por el resto de las polis, el comercio marítimo floreció entre la multitud de colonias distribuidas por los diferentes lugares del Mediterráneo y una época de paz y prosperidad se extendió desde el año 446 hasta el 431 a. C.
La realidad según Platón
El Mito de la caverna, tal y como Platón lo expuso en el libro VII de la República, constituye un claro ejemplo de su concepción de la realidad. Según éste, existen dos mundos o dos clases de realidades, a saber, el mundo sensible (kosmos horatós), que es un mundo aparente, un mundo de sombras, y el mundo inteligible (kosmos noetós) o mundo de las ideas, que constituye la auténtica realidad.
Platón, al principio, gracias a su maestro Crátilo conoció la teoría de Heráclito de Éfeso, según la cual todas las cosas se encuentran sometidas a variación y cambio. Por otra parte, Sócrates le había enseñado que en las cosas singulares y concretas sometidas a variación, existe una esencia universal, invariable y común a todos los entes de la misma especie, la cual expresa su auténtica realidad, su verdadero ser. De acuerdo con estos principios, Platón aplicó atributos contrapuestos y contradictorios a uno y otro mundo, así, el mundo inteligible se halla formado por lo que siempre es y no varía, el ser inengendrado e imperecedero.
Los pitagóricos
Pitágoras y su comunidad protagonizan el nacimiento de una forma alternativa de pensamiento racional.
Pitágoras, fue el primero en afirmar: «¡Soy un filósofo!», nació en la isla de Samos; por razones políticas emigró al sur de Italia, donde fundó un movimiento intelectual, religioso, moral y político.
El cambio: Heráclito vs Parménides
Heráclito y Parmenides son los fundadores de dos visiones del mundo arquetípicas. Por un lado, la observación y la reflexión sobre el cosmos que realiza Heráclito le conducen a afirmar que todo está en constante proceso de cambio. Por otro lado, la especulación filosófica que lleva a cabo Parmenides, cercano local y mental, mundo pitagórico que cuestiona los datos sensoriales, afirma, antagónicamente, que los cambios visibles son una apariencia que esconde una permanencia más profunda.
Su pensamiento es visto en polémica con el de Heráclito. Estudió el ser, por lo que con él surge la Metafísica y la Ontología. Escribió una obra filosófica en forma de poema, titulada Sobre la naturaleza, en la que proclama la inmutabilidad radical de la realidad. La afirmación del cambio viene de la ilusión de los sentidos que sólo ven la apariencia del ser y no el ser mismo más allá de la apariencia.
Protágoras de Abdera gozó en Atenas de la amistad de Pericles. Luego acusado de impiedad y blasfemia, huyó a Sicilia. Se le atribuye el lema Hacer más fuerte el argumento más débil. Quiere decir que el poder de la oratoria puede conseguir que la razón menos cierta o más débil sea la que acabe triunfando, convenciendo. La humanidad delimita la esfera de realidad, es medida de ésta, mide y decide lo que es y lo que no es. Gorgias de Leontinos en Sicilia opina que entre opiniones diferentes sólo una podría ser verdadera; por tanto, al afirmar que todas son verdaderas, lo que en realidad afirmamos es que todas las opiniones son falsas.. Son conocidas sus tres tesis: 1. Que nada es. 2. Que si algo es, no es cognoscible. 3. Que sí es cognoscible, no es comunicable. Trasímaco afirma que el nomos es el interés del más fuerte. Justo lo que interesa a los poderosos y la justicia es plegarse a los intereses de los gobernantes. En una situación en la que no existe control, las desventajas serían aún mayores si no existiese la ley, por eso la gente acepta la ley, no por amor a la justicia sino por miedo a ser perjudicado en mayor medida.
Calicles la oposición entre nomos y physis es irreconciliable. La naturaleza hace a los humanos desiguales, de ahí que por naturaleza prevalezca el derecho del más fuerte; y esto es lo justo. En cambio, la ley tiende a igualar a los ciudadanos; así la ley se opone a la naturaleza favoreciendo a los débiles. La ley beneficia a los más débiles. Aunque el hombre tiende por naturaleza al placer. Para lograrlo, tendría que vivir sin ningún tipo de control.