Platón vivió en Atenas entre el siglo V y IV a. C. En esta época Grecia estaba estructurada en polis distribuidas por todo el Mediterráneo, siendo las más importantes
Atenas y Esparta.
El siglo V, conocido como época clásica, se inicia con el enfrentamiento entre griegos y persas en las guerras
Médicas, quedando victoriosos los griegos en parte gracias a la flota ateniense. Atenas goza de un gran prestigio y lo utiliza para aumentar su expansión y dominio por el Mediterráneo. Se abre así un periodo de gran esplendor militar y político que durará hasta las guerras del Peloponeso.
Políticamente, el siglo V fue conocido como el siglo de Pericles, político que impulsó definitivamente las medidas para instaurar la democracia, donde la voz sería el pueblo. Sin embargo, no podían participar ni mujeres, ni esclavos, ni extranjeros. Además, gozó de gran esplendor desde el punto de vista cultural y artístico. Pericles impulsó grandes obras para embellecer la ciudad, como la construcción del panteón, dedicado a la diosa Atenea. El fenómeno cultural más importante fue el teatro.
Es en este siglo cuando se produce el giro antropológico, la filosofía, que anteriormente solo se interesaba por la naturaleza, comienza a interesarse por temas específicamente humanos, como el origen de las leyes o las cuestiones morales. Esto provocó la preocupación del pueblo, que comenzaron a comparar las leyes entre las distintas polis.
Además, el nuevo sistema político implantado por Pericles, tuvo importantes consecuencias, ya que la palabra y el arte de saber convencer se convirtieron en una poderosa arma. De la necesidad del diálogo nacen los sofistas, filósofos escépticos y relativistas. Apoyándose en que nada se podía conocer con exactitud, se interesan más por el arte de convencer que por la búsqueda del conocimiento. A ellos se opondrá Sócrates, quien piensa que la verdad es universal, es decir, los conceptos morales son universales, nacemos con ellos y a través de la experiencia los reconocemos. Es él quién intenta buscar la verdad a través del diálogo, hablando desde la razón y utilizando la mayéutica, es decir, dando a luz ideas. Sócrates era el maestro y la mayor influencia de Platón, y de quién hereda entre otras cosas, la estructura dialogada de sus obras.
No obstante, cuando nace Platón Atenas está sumergida en un periodo de crisis, principalmente político y militar, debido a las guerras del Peloponeso, que la enfrentaron a Esparta en una lucha por conseguir el liderazgo. Además, ambas polis representaban modelos políticos distintos. Queda victoriosa Esparta, que renovará en Atenas la oligarquía de los Treinta Tiranos, a la que sigue la renovación democrática de Trasíbulo. Pero esta democracia corrupta condena a muerte a Sócrates, lo que provoca una profunda decepción política en su discípulo, Platón,
quien tras este acontecimiento escribe La República, una obra de madurez, que muestra la conexión entre política, filosofía y justicia. Esta obra está conectada con todo el sistema platónico de las ideas.
Platón distingue dos mundos: el de las ideas que lo verdaderamente real y el sensible que está compuesto por las cosas que no muestran los sentidos, que son copias de las ideas. Las ideas son por tanto el principio de la realidad, en el sentido de que sin las ideas, las cosas no tendrían realidad. Entonces se deduce que la asistencia de las cosas sensibles se debe a que imitan las ideas.
Estos dos mundos están compuestos por características contrapuestas: mientras que las ideas son únicas, eternas, inmutables e inmateriales, las cosas sensibles son, por el contrario, múltiples ,merecedoras, cambiantes y materiales. A partir de su características se puede explicar la dependencia de las cosas con respecto a las ideas: a la multiplicidad y al cambio de las cosas del mundo sensible que permiten que las cosas sean lo que son y que
las conozcamos. La idea otorga a las cosas su ser, su esencia y la posibilidad de que las conozcamos.
Por otra parte, en el mundo de las ideas, también existe una jerarquía: de su nivel nivel más bajo está constituido por las ideas matemáticas. Este orden termina en la idea del bien que es el origen y principios del mundo de las ideas. Platón compara con el sol, que en el mundo sensible es el que da vida a las cosas materiales.
Por tanto el bien es el principio último de la realidad y el fundamento del conocimiento Platón cree que los sofistas defienden un conocimiento que es reflejo del falso saber de las apariencias cuando queremos saber qué son las cosas. Hemos de aplicar un método sistemático que nos lleve a través de la dialéctica conocimiento de las cosas. Platón distingue dos tipos de conocimiento, la ciencia y la opinión, la ciencia tiene como objetivo el conocimiento de las ideas y da lugar a la verdad. La opinión por el contrario se refiere al ámbito de lo cambiante y perecedero y su validez es variable y relativa. El hombre es una realidad dual, en la que el mundo de las ideas y el mundo sensible confluyen: es la unidad accidental del cuerpo y el alma. El cuerpo pertenece al mundo sensible, mientras que el alma al mundo de las ideas, (por tanto inmortal). Cuando el alma se encarna en el cuerpo, olvida la asistencia del mundo de las ideas y cae en la ignorancia.