1. El problema del conocimiento
En la Crítica de la Razón Pura: Kant somete a examen a la razón misma, para establecer la posibilidad de la metafísica como ciencia. El filósofo establece el método trascendental: es todo aquel conocimiento que se ocupa de nuestro modo de conocer los objetos. Lo trascendental se refiere a las condiciones de posibilidad de conocimiento y estas se hallan en el sujeto mismo como determinaciones a priori. Kant buscará la posibilidad de esa determinación a priori del objeto en los tres niveles cognoscitivos que establece: la sensibilidad, el entendimiento y la razón.
Estética trascendental: La crítica de la sensibilidad
El conocimiento inicia con la recepción de impresiones sensibles de la experiencia. Esto coincide con la materia del conocimiento sensible. La materia no es suficiente para alcanzar el conocimiento, sino que depende de la forma. La forma es lo que pone el propio sujeto y no depende de la experiencia. Kant distingue dos formas a priori: espacio y tiempo.
El mundo sensible se conoce exclusivamente a partir de que el sujeto impone sus formas a priori a los datos empíricos, siempre caóticos, sin orden y sin unidad. Espacio y tiempo son intuiciones puras de la sensibilidad. El resultado de aplicarlas a los datos empíricos son las intuiciones empíricas. Esto supone una primera ordenación de la realidad. Kant denomina fenómeno a objeto tal como se nos demuestra.
Esta visión es un subjetivismo trascendental que deriva en el idealismo: no conocemos el mundo tal como es, sino solo desde las condiciones impuestas por el sujeto (formas a priori).
Fundamentación de las matemáticas como ciencia
En la Crítica de la Razón Pura, Kant demuestra que las matemáticas son una ciencia. Se basa en la existencia de las intuiciones puras de la sensibilidad o de sus formas a priori. La geometría y la aritmética son las dos partes de las matemáticas, que tienen como fundamento las intuiciones de espacio y tiempo; no describen ningún objeto empírico externo. Las afirmaciones que hacen acerca del espacio y el tiempo son juicios a priori.
Análitica trascendental: La crítica del entendimiento
El entendimiento es la facultad que nos permite elaborar juicios. Gracias a ellos podemos entender los fenómenos empíricos.
Tipos de juicios
Juicios a priori–>son independientes de la experiencia para su verificación. Son afirmaciones que son verdaderas siempre. Son universales y necesarios. “El todo es mayor que sus partes”.
Juicios a posteriori–>dependen de la experiencia para determinar si son verdaderos o falsos. “La media de estatura de la clase es 1,70 metros”.
Juicios analíticos–>son aquellos en los que el concepto del predicado está contenido en el sujeto. La relación mediante sujeto y predicado se piensa mediante la identidad. Son explicativos, pues no se necesita la experiencia para saber si son verdaderos o no. “Un triángulo tiene tres lados”.
Juicios sintéticos–>son aquellos en los que el predicado aporta algo nuevo al sujeto, es decir, no está comprendido en el sujeto: son extensivos. Se basan en hechos particulares y contingentes. “El triángulo es rojo”.
Los juicios sintéticos a priori son los juicios propios de la ciencia. Sus proposiciones son sintéticas, porque proceden de la experiencia, pero la conexión entre el predicado y el sujeto está dada a priori. Un ejemplo: “Todo lo que ocurre tiene una causa”. El predicado “tener una causa” no está contenido en el sujeto y es un juicio que se aplica a la experiencia.
El entendimiento
Es necesaria una segunda ordenación para llegar a tener un verdadero objeto de conocimiento.
Las formas a priori del entendimiento son los conceptos o categorías. Kant deduce doce categorías a partir del análisis de los tipos de juicios posibles, atendiendo a su forma. Las categorías o conceptos puros del entendimiento son modos de conocer una realidad que nunca se nos da en sí misma.
El conocimiento humano resulta de la unión del producto de las facultades de la sensibilidad y del entendimiento. Sin esta relación: concepto sin intuición son vacíos: sin referencia de la experiencia, los conceptos se quedan sin contenido y las intuiciones sin conceptos no tienen un orden impuesto y no se puede conocer nada.
La fundamentación de la física como ciencia
Las proposiciones de la física son juicios sintéticos a priori sintetizan la experiencia sensible basándose en las categorías. Une lo que es a priori con la experiencia, de tal modo que la necesidad y la universalidad, aplicadas a la experiencia, da lugar a la necesidad y universalidad. Permite formular las leyes universales en la naturaleza.
Fenómeno y noúmeno
Las categorías no son la causa del ser, sino del modo en el que los objetos se nos presentan para ser pensados. El ser humano solo capta en las cosas aquello que él ha puesto en ellas. De ahí deriva la distinción entre: el fenómeno, es la cosa tal como la percibe el sujeto cognoscente; el noúmeno hace referencia a la cosa en sí misma.
Dialéctica trascendental: La crítica de la razón
En Analítica trascendental, estableció la improcedencia de un uso del entendimiento que rebasara la experiencia. Cuando no se respeta esta limitación. Esta ilusión es inevitable, pues se funda en la estructura misma de la razón. De ahí que la dialéctica tiene como función de identificar la ilusión y evitar que nos engañe.
La razón es el origen de las ideas. Son conceptos provenientes de la razón a los que no corresponde objeto alguno que pueda ser dado por los sentidos. Kant consideró que las ideas eran tres.
- La idea de alma trata de unificar el conjunto de fenómenos procedentes de la experiencia interna.
- La idea de mundo pretende fundamentar todos los fenómenos referentes al mundo exterior
- La idea de Dios intenta reducir las dos esferas anteriores a una sola. Kant sostuvo que era imposible demostrar la existencia o no existencia de Dios, porque para ello se utiliza la categoría de existencia, que no tiene contacto con la experiencia.
El ámbito de la razón es el propio de la metafísica, pero de ello no cabe un conocimiento científico, porque los sentidos no pueden ofrecer nada que se corresponda con las ideas. La metafísica no se puede constituir como ciencia, pues no se puede formular juicios sintéticos a priori.
2. El problema de la ética
La razón posee una finalidad práctica. En ese uso práctico, la razón aborda la pregunta acerca de qué es lo que se debe hacer. En Crítica de la Razón Práctica, Kant señala el fundamento del hecho moral y expone los postulados de la razón práctica. Estos se corresponden con las ideas trascendentales, pero se presentan como condición de posibilidad de la moral misma.
Los postulados de la razón práctica son que:
1) La libertad es necesaria para el hecho moral, que permite escoger al ser humano y es condición de posibilidad de la acción moral.
2) La inmortalidad del alma viene afirmada desde: la perfección del orden moral exige el premio castigo, acciones que no tienen lugar en esta vida; y debe existir el bien supremo que la persona debe hacer y no puede tener término, por lo que el alma humana es inmortal.
3) La existencia de Dios conecta moral y felicidad y permite la consecución de las exigencias del orden moral, defendiendo una fe racional.
Crítica a las éticas materiales
Kant determina que las morales previas estaban basadas en principios materiales. Son éticas heterónomas, los preceptos morales que imponen no provienen del sujeto, sino de algo ajeno a él, la acción y norma externa, y se rigen por imperativos hipotéticos, los cuales no son universales ni necesarios.
La ética tiene las siguientes características:
- Es apriorística y formal, dado que se apoya únicamente en los imperativos que derivan de la razón pura. No se basa en una finalidad concreta. La ley moral es buena, porque es ley.
- Es autónoma porque la ley no se entiende como una imposición exterior al sujeto a la que este se deba someter, sino que tiene su principio en la propia voluntad
- Es desinteresada, pues la fórmula del deber no tiene en cuenta los intereses particulares condicionados ni empíricos.
- Los preceptos tienen carácter de universalidad y necesidad, puesto que son independientes de toda condición empírica a la autonomía de la razón pura.
La buena voluntad
El ser humano posee una razón práctica, independiente de la condición empírica. La razón práctica es una actividad interior del ser humano que le permite juzgar y determinarse a actuar basándose en unos principios o leyes que se propone a sí mismo.
La libertad se presenta en la razón práctica. Esta libertad es lo que permite el juicio moral. Si el ser humano no tuviera libertad para seguir o no las leyes morales, carecería de sentido la disquisición acerca del deber ser o la moralidad.
Lo verdaderamente bueno es la voluntad que se legisla a sí misma, la moralidad de una acción no se determina por el contenido de esta sino por la forma en que se ha llevado a cabo.
Para comprender la noción de bondad, es preciso aislar las condiciones materiales de lo que habitualmente consideramos bueno. Ninguna cuestión material se debe considerar buena de un modo absoluto.
La buena voluntad es un bien en sí. La buena voluntad lo es por su valor intrínseco y no por su relación con la producción de algún fin.
Kant aborda el concepto de deber. El deber se emplea para esclarecer el adjetivo bueno aplicado a la voluntad. Las leyes o imperativos de la voluntad, con el uso que la razón constituye el deber. Hay tres formas de actuar:
- Actuar de manera contraria al deber.
- Actuar conforme al deber, pero con intención de perseguir una finalidad interesada.
- Actuar conforme al deber y por el deber.
El deber y el imperativo categórico
La persona que actúa moralmente se determina a sí misma por la ley de su propia razón, es un sujeto libre y autónomo. Se abre la posibilidad a un nuevo tipo de causalidad: la que se basa en la libertad y está por encima de los influjos de la sensibilidad. La base de la razón práctica es la libertad.
Junto al conocimiento especulativo se halla el conocimiento práctico. El primero versa sobre el mundo empírico; el segundo se ocupa del mundo inteligible. En este último se encuentra el yo.
Las leyes morales deben ser universalmente válidas
Es un hecho que el ser humano actúa desde una conciencia moral, aunque no es demostrable por la razón teórica, se impone como hecho de la razón, como proposición sintética a priori.
La conciencia humana lleva en sí misma una ley moral como algo que indudablemente guía su acción. Esta nos ordena a elevarnos por encima de los deseos particulares que entren en conflicto con la universalidad de la ley.
La ley no se ha de entender como una imposición exterior al sujeto, sino que tiene su principio en la voluntad. Kant afirma que el deber es la “necesidad de una acción por respeto a la ley”.
La ley es un principio práctico objetivo cuya necesidad y universalidad proceden de la determinación de la voluntad pura y es solo formal. Según Kant existen otros juicios prácticos que son subjetivos y contingentes.
La adecuación de la voluntad al deber implica cierta constricción, porque el ser humano experimenta impulsos no racionales. Hay dos tipos de imperativo mediante los que se expresa:
- Hipotéticos, son los que prescriben como buena una acción considerada solo como medio para un determinado fin.
- Categóricos, son aquellos que prescriben una acción como buena en sí misma, de modo absoluto.
El imperativo categórico se basa en la autonomía de la voluntad y tiene que ordenar acciones. Este imperativo declara que una acción es objetivamente necesaria en sí misma sin referencia a una finalidad exterior.
De este imperativo no se pueden deducir las leyes que rigen las acciones concretas, sino que sirve para preguntarnos si la propia acción puede utilizarse como norma universalmente válida. Si es así, la propia máxima está justificada desde la moral.
1) Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer, siempre y al mismo tiempo, como principio de legislación universal.
2) Obra de tal modo que nunca tomes a la humanidad como medio, sino como fin.
3. El problema de la política
El contrato social
Kant parte de la distinción entre estado de naturaleza y estado civil para explicar la constitución de la sociedad civil o política. Sigue las ideas de Hobbes, Locke y Rousseau.
Según Kant, el estado de naturaleza es una mera hipótesis metodológica. Lo característico de este estado es que cada individuo es su propio juez y no existe una autoridad.
El ser humano se rige conforme al derecho natural, que se basa en principios apriorísticos de la razón y es un derecho privado.
Cabe destacar que el estado de naturaleza no se opone al estado social, sino al civil o político. En el primero existe la sociedad, pero no hay estado en el sentido de organización política del derecho público. En el estado de naturaleza falta la justicia distributiva, qué es lo que determina el estado jurídico. Esto lleva al individuo a convencerse de que ha de salir de ese estado y unirse a los demás individuos. Así, entraría en un estado en el que a cada uno se le atribuiría lo que debe ser reconocido como suyo.
La organización social y la paz perpetua
EL ESTADO CIVIL ES AQUEL EN EL QUE ADQUIERE ESTABILIDAD EN LOS DERECHOS QUE ERAN SOLO PROVISIONALES EN EL ESTADO DE NATURALEZA. PARA ELLO, SE PRECISA UN LEGISLADOR, QUE LOS UNIFIQUE Y BAJO UNA CONSTITUCIÓN Y QUE TENGAN CARÁCTER COACTIVO.
LA SOCIEDAD CIVIL, EN CUANTO QUE ES UN ESTADO DE DERECHO, REGULA LAS ACCIONES EXTERNAS DE LOS INDIVIDUOS. SU FINALIDAD ES PERMITIR LA COEXISTENCIA DE LA LIBERTAD INDIVIDUAL.
COMPARTE LA TEORÍA DE LA SEPARACIÓN DE PODERES: EL PODER LEGISLATIVO CON EL PODER EJECUTIVO Y EL PODER JUDICIAL SE DEBEN HALLAR EN MANOS DIVERSAS. TAL ES EL MODELO DE CONSTITUCIÓN REPUBLICANA, QUE SE CARACTERIZA POR SER REPRESENTATIVA.
KANT SE OCUPÓ TAMBIÉN DE LA RELACIÓN ENTRE LOS ESTADOS Y DEL DERECHO DE GENTES. CONSIDERABA QUE ERA POSIBLE LOGRAR UNA COMUNIDAD PACÍFICA UNIVERSAL QUE ABARCARA A TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO. LA DOCTRINA DEL DERECHO TIENE COMO FIN EL ESTABLECIMIENTO DE UNA PAZ UNIVERSAL Y DURADERA DENTRO DE LOS LÍMITES DE LA RAZÓN.