La filosofía analítica es aquella que se centra en el análisis del lenguaje y propone como tesis principal que los problemas filosóficos son problemas lingüísticos.
El análisis que propone esta corriente se puede llevar desde la lógica interna que hallamos en la gramática. A esta rama se la ha llamado semántica y de ella se ha encargado el positivismo lógico practicado en el Círculo de Viena. P.R: Russell, Wittgenstein y Carnap.
También se puede realizar un análisis del lenguaje común y sus usos. A esta forma de practicar la analítica se le ha llamado giro pragmático. P.R: Wittgenstein y Austin.
A contrapelo del positivismo lógico surgió otra corriente denominada falsacionismo y cuyo padre fundador es Karl Popper, que discrepa del método usado por el neopositivismo y se aparta del método inductivo, visión de la ciencia que comienza con la observación y a partir de ella elabora leyes válidas.
Ludwig Wittgenstein (1889-1951)
Sus dos principales obras, el Tractatus logico-philosophicus (1922) y las Investigaciones filosóficas (1953), le han convertido en el pensador central de la filosofía analítica y ha sido la figura más influyente no sólo del positivismo lógico sino también de lo que se ha conocido como el giro pragmático, del cual él ha sido el principal artífice.
En este genial pensador encontramos las bases de lo que será el positivismo lógico desarrollado por el Círculo de Viena, pero también, en las obras correspondientes al periodo final de su vida (lo que se ha venido llamando segundo Wittgenstein), donde encontramos los fundamentos del giro pragmático y de la teoría de los juegos y usos de lenguaje.
Primer Wittgenstein: Tractatus logico-philosophicus
En su primer libro Wittgenstein se propone determinar qué es lo que hay en el lenguaje que pueda decirse con sentido. Propone realizar una separación entre aquello que es expresable, a saber, aquello de lo que se puede hablar con sentido, y aquello que es inefable, esto es, de lo que no se puede hablar. La forma en cómo lo realizará es mediante un análisis lógico del lenguaje.
Una buena división del Tractatus puede ser la siguiente: 1) significado del mundo; 2) la lógica y el lenguaje; 3) aquello de lo que no se puede hablar.
1.Significado del mundo: El Tractatus contiene la teoría figurativa del significado. Según ella, una proposición es una figura o representación de una sección de la realidad. Una proposición es una figura, esto es, una especie de cuadro o dibujo de una situación real o hipotética.
Wittgenstein defiende básicamente que el mundo es la totalidad de los hechos, será todo aquello que puede representarse, esto es, todo aquello de lo que podemos hacer proposiciones con sentido.
Pero en sentido estricto los objetos, las cosas, no forman parte del mundo; este sólo es la totalidad de los hechos figurados en las proposiciones con sentido. «El pensamiento es la proposición con sentido». Ambos, pensamiento y proposición, se estructuran siguiendo una misma forma, la lógica.
2.Lógica y lenguaje: Wittgenstein concibe el lenguaje como la totalidad de las proposiciones. El lenguaje es también el correlato físico del pensamiento, que coincide con este en mantener una misma estructura lógica. Los pensamientos están expresados en proposiciones con significado. El problema es que el lenguaje usual es ambiguo. La solución estará, pues, en hacer un análisis del lenguaje hasta llegar a los elementos simples en los que podemos descomponer las proposiciones, analizar la lógica interna del pensamiento y del lenguaje. A grandes rasgos y simplificando muchísimo lo que el Tractatus pretende es convertir el lenguaje común en un lenguaje lógico unívoco en donde cada signo haga referencia a un objeto. Mundo, pensamiento y lenguaje son isoformos.
3.Lo que no puede decirse: Si el lenguaje es la totalidad de las proposiciones con sentido, salirse de la lógica es salirse del lenguaje, y los límites del lenguaje son los límites del mundo. El problema es que todo aquello que se relaciona con la metafísica, la ética o la religión queda más allá de lo que pueda decirse con sentido; está más allá de la lógica y por tanto más allá de los límites del mundo, tal y como lo entiende Wittgenstein.
El filósofo siempre ha traspasado estos límites, y por esto la filosofía está plagada de errores.
«El verdadero método de la filosofía sería propiamente este: no decir nada más que lo que se puede decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural».
La filosofía es un esclarecimiento lógico del pensamiento, a saber, el análisis lógico del lenguaje. De todo lo demás, mística, ética, cuestiones relacionadas con la trascendencia de la vida o su sentido, lo mejor es no hablar. «de lo que no se puede hablar, hay que callar».
Segundo Wittgenstein: Investigaciones filosóficas
Ahora bien, todos estos planteamientos son puestos en tela de juicio en las Investigaciones. En esta obra, publicada póstumamente, Wittgenstein no sólo se critica a sí mismo, sino que se enfrenta a toda una tradición filosófica occidental.
La nueva teoría del lenguaje que Wittgenstein propone en las Investigaciones consiste en la propuesta de un nuevo modo de entender lo que es la significación de un signo y su comprensión. Lo que ahora se propone Wittgenstein es lo siguiente: a) demostrar que el uso del lenguaje es el que nos va a dar el significado de las proposiciones. b) mostrar que esta conexión entre lenguaje y situaciones concretas no sólo es lo que da sentido a la función lingüística nominativa, sino también a cualquier función lingüística. La tesis que Wittgenstein propone subraya el aspecto social del lenguaje. El niño aprende a nombrar como una forma de comportamiento en un entorno social.
Esta es, pues, la idea central de las Investigaciones: aprender el significado de una palabra consiste en aprender una forma de conducta.
La misma palabra o expresión podrá tener diferentes significaciones, dependiendo del juego de lenguaje que determine su contextualización.
En contra de lo que se propone en el Tractatus, el significado no se encuentra en un lenguaje lógico perfecto que una el nombre con el objeto, sino que el significado es el uso. El lenguaje común, lejos de estar lleno de equívocos y ambigüedades, es el que nos muestra desde su riqueza la variedad de significaciones que una misma palabra puede tener.
John Langshaw Austin (1911-1960)
Con su alejamiento de la lógica formal y su interés por el lenguaje común y sus usos, Wittgenstein inicia una nueva vía en la filosofía analítica.
Austin funda la corriente de los filósofos ordinarios del lenguaje en Oxford, adoptando este nuevo punto de vista que inauguró Wittgenstein. «filosofía del lenguaje ordinario». Cómo hacer cosas con palabras puede ser considera su principal obra.
Cómo hacer cosas con palabras
Austin considera que decir algo no es afirmar algo que pueda ser verdadero o falso, sino que decir algo es hacer algo; distingue de este modo tres tipos de cosas que podemos hacer con las palabras, esto es, tres tipos de actos de habla: locutivos, ilocutivos y perlocutivos.
1.Actos locutivos: son aquellos actos de habla con los que se dice algo.
2.Actos ilocutivos: Es aquello que el hablante pretende producir cuando habla.
3.Actos perlocutivos: consisten en la producción de ciertos efectos sobre los sentimientos, pensamientos o acciones de la audiencia. Es aquello que el hablante realmente produce en el oyente.
La teoría de los actos de habla de Austin ha sido una de las más influyentes y la han tenido en cuenta la casi totalidad de los pensadores posteriores de esta corriente e incluso de otras; Sin embargo, los esfuerzos del autor por conseguir una distinción clara entre las distintas funciones del lenguaje topan con serios problemas.
Karl Raimund Popper (1902-1994)
Su primera gran obra, La lógica de la investigación científica.
Su pensamiento se centra en la crítica al historicismo y a los movimientos totalitaristas. De esta época son sus obras La miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus enemigos.
Racionalismo crítico contra lógica inductiva: La lógica de la investigación científica.
A pesar de haber iniciado su pensamiento en el Círculo de Viena, desde sus inicios Popper se considera un crítico del grupo. La alternativa que él presenta es el falsacionismo, a su teoría también se le haya conocido como racionalismo crítico.
Tras realizar una crítica de la concepción positivista de la ciencia basada en las inferencias lógicas inductivas, propone como alternativa que se consideren como científicos aquellos enunciados que cumplan el criterio de falsabilidad, esto es, considerar como científicas sólo aquellas proposiciones o teorías que pueden someterse a la falsación.
Popper defendió que lo característico de las hipótesis científicas es que, a diferencia de las filosóficas o las no científicas, son falsables.
Cuanto más se resista una hipótesis a la falsación tras sucesivos intentos, mayor razón tendremos para considerarla corroborada, pero nunca verificada
Una crítica sin piedad al totalitarismo: La miseria del historicismo
En esta obra Popper critica el historicismo tal y como él lo entiende, a saber, como aquella visión de la historia que entiende que hay ciertas leyes internas a la misma que la dirigen. Un claro ejemplo de esta corriente sería el marxismo.
El problema de fondo del historicismo, según Popper, es su visión holística de la sociedad considerando que el todo está por encima de las partes; se sacrifica así al individuo en favor del organigrama social. Los historicistas tratan de determinar la evolución de la sociedad buscando una ley general de la historia o unas tendencias generales.
El principal error de los historicistas es creer que existe una ley general desde la que se puede interpretar la historia.
Pero el gran problema del historicismo, es que con sus tesis se ha pretendido dirigir las sociedades y se las ha pretendido conducir a un estadio ideal. Aquí es donde radica el peligro del ejercicio del poder, de ahí que para contrarrestar estos peligros se precise de una «ingeniería parcial» de corte democrático. Popper concibe la democracia como el sistema en el que los gobernantes puedan ser sustituidos sin recurrir a la violencia.
La clave de esta transformación estará, sobre todo, en dar una atribución especial a la discusión crítica.