Las Virtudes Intelectuales en la Filosofía de Aristóteles
Capítulo 3: La Ciencia como Virtud Intelectual
Aristóteles examina las virtudes intelectuales, centrándose en la ciencia. Enumera las virtudes y analiza la ciencia como un modo de poseer la verdad. Su objeto de estudio es lo necesario y eterno, la esencia común de las cosas, en contraste con lo particular y contingente.
El conocimiento científico se adquiere a partir de lo conocido mediante dos métodos: el razonamiento inductivo (de lo particular a lo universal) y el razonamiento deductivo o silogismo (de lo universal a lo particular). Los principios del silogismo se obtienen por inducción.
La tesis central es que la ciencia es la demostración a partir de principios generales. Sin estos principios, el conocimiento sería accidental y no ciencia en sentido estricto.
Capítulo 4: El Arte como Virtud Intelectual
Aristóteles aborda la virtud intelectual del arte en relación con la función productiva. Las cosas contingentes incluyen tanto el objeto producido como la acción, siendo producción y acción diferentes.
El arte se define como un hábito productivo acompañado de razón y verdad. Implica considerar cómo producir algo contingente, que puede ser o no ser, y cuya causa reside en el productor.
El objeto del arte se diferencia de los objetos de la ciencia (necesarios) y de las cosas naturales (con principio constitutivo en sí mismas). El arte se refiere a la producción, no a la acción.
Las tesis fundamentales sobre el arte son: 1) es una virtud intelectual productiva con razón y verdad, a diferencia de la falta de arte; 2) se asemeja al azar al referirse a lo contingente.
Capítulo 5: La Prudencia como Virtud Intelectual
Aristóteles explica la virtud intelectual de la prudencia, analizando las cualidades de las personas prudentes. El hombre prudente delibera rectamente sobre lo que es bueno para la acción y la vida humana en general.
La prudencia no es ciencia ni demostración, ya que no trata de lo necesario, sino de la acción humana contingente. Tampoco es arte, pues no se refiere a la producción de objetos.
A diferencia del arte, donde el error voluntario no invalida la excelencia, en la prudencia, actuar mal voluntariamente la contradice.
La Prudencia y la Moderación
La moderación salvaguarda la prudencia, pues el exceso en el placer o el dolor distorsiona el juicio prudente. El vicio destruye el juicio de la prudencia, pero no afecta a los juicios de la ciencia.
La prudencia se define como una virtud racional práctica que se refiere al bien para la vida humana. Es la virtud de la parte racional del alma que forma opiniones, no ciencia, al tratar de lo contingente.
La prudencia no es solo un hábito intelectual, ya que va unida a la moderación y las virtudes del carácter, y no puede olvidarse.