Contexto filosófico de Nietzsche
Los cambios que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XIX provocaron que los pensadores reaccionaran frente a la visión especulativa y pretendieran estar más cerca de la realidad. En esta época, hubo un avance espectacular en las ciencias naturales y lógico-formales, así como en el desarrollo de las ciencias humanas. La mentalidad de la época era el positivismo filosófico y científico, influenciado por el desarrollo de la ciencia y el evolucionismo, que acabó con la imagen estática de la realidad.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, apareció otra mentalidad en pugna con el positivismo: el marxismo, el espiritualismo, el vitalismo y el irracionalismo. La filosofía de Nietzsche se considera de la corriente del vitalismo. Nietzsche, junto con José Ortega y Gasset, consideraban que la vida y el mundo no se dejaban deducir a la razón y que exigían una filosofía que explicara la complejidad de la existencia humana.
Surgieron filósofos de la sospecha que harían una crítica en profundidad de la civilización occidental: Marx, Nietzsche y Freud. La filosofía de Nietzsche determinó el movimiento filosófico del siglo XX, como se ve en la obra de Albert Camus.
Crítica a la moral
La primera formulación del pensamiento de Nietzsche aparece en El nacimiento de la tragedia, donde presenta una teoría del arte y la cultura griega. Nietzsche llamó a lo apolíneo (Apolo) y lo dionisíaco (Dionisio). Apolo representa la luz, la belleza, mientras que Dionisio representa la noche, la oscuridad y la crueldad. Con esto, Nietzsche describe a la filosofía como sabiduría trágica. Para Nietzsche, Sócrates es el negador de la esencia griega.
En La genealogía de la moral, Nietzsche aplica el método genealógico a los valores incondicionales. Distingue entre moral de esclavos y moral de señores. El resentimiento, que procede de la incapacidad que tienen los hombres débiles para olvidar, fue un invento típico del sacerdote judío. Tiene relación con la evidencia. Estamos ante una conciencia ascética. Lo que caracteriza a la moral socrático-cristiana es que su sistema de normas expresa como una necesidad vital.
Crítica metafísica y ontológica
La metafísica tradicional se coloca en un error básico: la creencia de la antítesis de los valores. Las cosas de valor supremo tienen origen propio. La ontología tradicional es estática porque considera que el ser es algo fijo e inmutable. Por otra parte, al considerar que la realidad verdadera no está sometida al cambio, los filósofos determinan que los sentidos nos engañan.
La tradición metafísica occidental toma como verdadera la reflexión de la razón sin darse cuenta de que no está fundamentada en lo lógico, sino en la necesidad que tiene el ser humano de sobrevivir en un mundo en devenir. El mundo es una fábula inventada. Lo que el hombre de la metafísica busca, según Nietzsche, es un mundo sin contradicción ni cambios.
Crítica metafísica y epistemológica
Nietzsche no critica desde fuera de la razón: explica la génesis de las categorías que comportan el mayor obstáculo para la interpretación de la realidad como devenir. Son conceptos que serán puestos en tela de juicio.
El lenguaje es la forma que el hombre dispone para conocer la realidad. La experiencia es cambiante, pero el hombre ha pretendido fijarla en un concepto que es una metáfora, ya que no proporciona conocimiento de la realidad, sino generalización, ilusiones que el uso y la costumbre han venido imponiendo y cuya naturaleza desconocemos.
Crítica a las ciencias positivas
La crítica de Nietzsche a la ciencia tiene un sentido propio y preciso: es una crítica de la matematización de lo real. Esta matematización no nos ayuda a conocer las cosas, sino a establecer una relación cuantitativa. Nietzsche no ataca a la ciencia en sí, sino a una metodología determinada. Es un método que se relaciona con la metafísica tradicional porque se inspira directamente en la lógica reductora de las diferencias, es decir, la ontología que trata de devenir del Ser como si fuera una apariencia.
Nihilismo y la muerte de Dios
Una vez planteada la dimensión crítica de la filosofía de Nietzsche, queda ver cómo nos describe la situación actual y su sólida positiva. El hombre moderno se encuentra en el nihilismo, que no es una doctrina filosófica, sino un movimiento histórico de la cultura occidental.
La frase «Dios ha muerto» no revela la esencia de este pensamiento sobre la historia de Occidente. «Dios ha muerto» significa que, al quitar la presencia de Dios al mundo, perdemos la función ordenadora de nuestra existencia, nos quedamos sin brújula. Nietzsche ve la muerte de Dios como un acontecimiento histórico. La muerte de Dios debe ser entendida como la caída del mundo.
Por lo tanto, la muerte de Dios tiene dos significados:
- Simboliza la caída de la religión y la moral, y supone la llegada del nihilismo.
- Representa una transformación activa.