Aristóteles: Discípulo de Platón y Padre del Realismo
Ideas Aristotélicas: El Ser y la Sustancia
Aristóteles, discípulo de Platón, desarrolló un sistema filosófico nuevo que representa el realismo, en contraste con el idealismo platónico. Para Aristóteles, el verdadero saber reside en el ente inmutable captado por nuestra razón, similar a la idea de Platón, pero sin la existencia de dos mundos separados.
Dos fundamentos clave en su filosofía son:
- Modo de ser en sí (ousia primera): El sujeto último de toda predicación, independiente y por sí mismo, como una mesa.
- Modo de ser en otro: Dependiente de otro ente, como la cantidad o el color.
Aristóteles identificó nueve categorías o accidentes que expresan las formas fundamentales de ser: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, ocasión, pasión y posesión. La ousia primera está constituida por dos categorías:
- Materia: Aquello de lo cual está hecho algo.
- Forma: Lo que da carácter a la cosa, lo que la hace ser lo que es.
Ambas constituyen al individuo y son inseparables. Sin embargo, este equilibrio es inestable, ya que las cosas devienen y cambian.
Potencia y Acto: El Movimiento y el Cambio
Aristóteles introduce los conceptos de potencia, que expresa posibilidad (ej., un árbol es una mesa en potencia), y acto, la forma realizada (ej., el árbol es un árbol en acto). Este movimiento se manifiesta en el cambio, que puede ser de cuatro tipos:
- Sustancial: Nacimiento, muerte, creación o destrucción.
- Cuantitativo: Aumento o disminución.
- Cualitativo: Alteración.
- Local: Cambio de lugar.
Teoría de las Cuatro Causas
Aristóteles propone cuatro causas que explican el cambio y se reducen a la forma y la materia:
- Causa formal: Determina algo y lo hace ser lo que es.
- Causa material: La materia de la que está hecho algo.
- Causa eficiente: El motor que desencadena el proceso.
- Causa final: Aquello a lo que el individuo se orienta, el bien o el fin.
Jerarquía de los Entes y la Escala de la Naturaleza
Para Aristóteles, la realidad está constituida por cosas individuales y concretas. El universo se organiza en una jerarquía de entes, donde la forma predomina sobre la materia. La escala va desde los que menos son hasta los que son de manera más plena:
- Cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego).
- Sustancias homeoméricas (con partes homogéneas).
- Órganos (entidades más complejas).
- Plantas (reino vegetal).
- Reino animal (alma sensitiva).
- El hombre (alma sensible y racional).
Razón, Dios y el Primer Motor Inmóvil
La razón es la capacidad de conocer las formas. El intelecto pasivo capta las formas, mientras que el intelecto activo, superior al humano y relacionado con Dios, permite que el intelecto pasivo reciba y organice las formas.
Aristóteles sostiene la existencia de un ser superior a la naturaleza, un primer motor inmóvil que está siempre en acto y explica el movimiento. Este ser es Dios: inmaterial, espiritual, inmutable, autosuficiente, real y que piensa en sí mismo. No es creador ni personal, y no actúa sobre el mundo.
Pensamiento Finalista y Teleológico: La Felicidad como Fin Supremo
El pensamiento de Aristóteles es finalista y teleológico, es decir, lo que cambia lo hace porque pertenece al lugar donde se dirige. Las acciones del hombre también tienen un fin, un bien supremo y último: la felicidad.
Aristóteles descarta el placer (hedonismo), los honores y la fama, y el dinero como fuentes de felicidad absoluta. La felicidad reside en la virtud, la razón y la excelencia, la perfección de la función propia del ser humano: la razón.
El alma humana tiene una parte irracional (deseos y apetitos) que a veces obedece a la razón y a veces no. La virtud es un hábito de elección, determinado por el hombre prudente que encuentra el justo término mediante el uso de la razón.
Existen dos tipos de virtudes:
- Éticas o morales: Maneras de ser, carácter y costumbre.
- Dianoéticas o intelectuales: Conocimiento, incluyendo el arte, la prudencia, la ciencia, la intuición y la sabiduría.
Para Aristóteles, el filósofo es quien mejor se basta a sí mismo, y la vida de razón o contemplativa es la más feliz. La sabiduría es la virtud más alta.
San Agustín y el Tiempo
San Agustín reflexiona sobre las tres dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. El tiempo se insinúa en todos los aspectos de la existencia humana, nos plasmamos con él y lo comprendemos de manera inmediata, sin necesidad de elaboraciones filosóficas.
El hombre entiende el tiempo, pero no puede explicarlo ni definirlo. Sabe de qué se trata de manera ingenua y corriente, lo cual es suficiente para vivir. Ni el pasado ni el futuro tienen realidad, y el presente parece no tener extensión, siendo solo un límite entre dos cosas que no existen.
El presente, para ser tiempo, debe dejar de ser presente y convertirse en pasado. Si siempre fuera presente, sería eternidad. El tiempo se nos pulveriza al depender de dos cosas que no son (pasado y futuro) y al no ser él mismo.