Período Metafísico: El origen griego
La administración y la búsqueda de la verdad: la filosofía occidental surge en las colonias de Asia Menor en el siglo VI. Anteriormente ya existían saberes racionales como la astronomía o la geometría en Egipto, si bien dirigidos a problemas concretos y prácticos como el reparto de las tierras tras las crecidas del Nilo. Será en Grecia donde los primeros pensadores busquen una explicación racional. La filosofía nace así como crítica frente a los mitos, aunque pretende dar respuesta a los mismos interrogantes, lo que hace desde una perspectiva muy diferente: la del razonamiento lógico. A este giro se le conoce como el paso de mito a logos.
El asombro y el deseo de saber
Se atribuye a Pitágoras la invención del término filosofía. Originalmente en Grecia, un sophos, un sabio, era aquel que sabía mucho de lo más importante. El término filosofía significa amor (filo) a la sabiduría (sofía). Sócrates sitúa el punto de partida del camino hacia el saber en el reconocimiento de la propia ignorancia al afirmar humildemente: ‘solo sé que no sé nada’. Su alumno Platón pone el énfasis en el amor (eros) al saber. Así, la filosofía nace del reconocimiento de la propia ignorancia humana y el deseo de dejarla atrás. Es Aristóteles quien describe definitivamente su sentido. Aristóteles afirma que la filosofía nació de la admiración, el asombro o la extrañeza que sintieron los primeros pensadores ante la maravilla de la realidad.
La búsqueda de la verdad
Para los primeros filósofos presocráticos, en la realidad existe algo fijo que asegura un comportamiento racional y permanente de los fenómenos. La búsqueda de este orden es la tarea fundamental de la actividad filosófica. La filosofía surgió como la búsqueda de la verdad cuando la nueva civilización griega pretende comprender el mundo que la rodea. Los filósofos se alejan de las explicaciones míticas y buscan la verdad objetiva y demostrativa que solo la razón puede ofrecer.
El saber teórico y práctico
Los griegos entienden que el conocimiento filosófico no consiste en una teoría alejada de la realidad, sino que sirve para, en la práctica, aportar soluciones a los problemas concretos de su entorno, como conseguir ser feliz, en qué consiste una sociedad justa, cuál es la mejor forma de gobierno, etc. Pero ante todo supieron ver que la acción humana debe estar dirigida por el conocimiento teórico. Hay 3 tipos de saberes: los saberes prácticos se plantean el para qué de las cosas, aquello que es útil para la existencia humana; las ciencias investigan cómo suceden los fenómenos de la naturaleza, pero la filosofía pretende ir más allá planteándose los porqués y, por lo tanto, sirviendo de matriz común a las diversas ciencias. La filosofía el por qué fundamentalmente de la realidad.
Los interrogantes
La filosofía y la ciencia vieron la luz en Grecia aproximadamente en el siglo VI a.C., un momento que se caracteriza por la libertad política -es el germen de la democracia- y, por tanto, por la libertad de expresión y de pensamiento. La Grecia comerciante había sabido aprovechar las experiencias y conocimientos de otras civilizaciones más antiguas, lo cual les había permitido desarrollar la capacidad de abstracción, el análisis crítico y tener una cosmovisión muy completa de la realidad. Este proceso se produjo a lo largo de los siglos VI y V y se dividió en 2 grandes etapas.
Etapa Cosmológica
El tema central de investigación es el universo, la naturaleza considerada como un gran organismo vivo cuyos cambios se producen desde dentro, no de forma sobrenatural y regidos por un orden -cosmos- la razón humana debe descubrir y plasmar en leyes. Este orden les lleva a considerar la naturaleza como algo perfecto, por lo que tiene que haber un arché, un principio, origen y causa del que surge toda la realidad. De esta forma, el nacimiento de la filosofía se caracteriza por ir más allá de los datos sensibles, de las apariencias con el fin de llegar a una unidad universal, por el objeto de investigación que se centra en la naturaleza de la que el hombre es un elemento más.
Giro antropológico
Hacia el siglo V a.C., el ser humano se convierte en el principal tema de reflexión. Durante el llamado siglo de Pericles se consolida la vida social y política y con ella una visión filosófica centrada en el conocimiento de la naturaleza humana desde el plano de la psicología, la ética y la política. A partir del estudio del ser humano, la filosofía se orienta hacia cuestiones prácticas. Se investigan cuáles deben ser las virtudes morales que han de regir el comportamiento privado, de las que se deducirán las virtudes exigibles como ciudadano en la vida pública. Se considera que la ética y la política se implican mutuamente, porque si los ciudadanos son virtuosos se puede lograr una sociedad justa en la que el individuo pueda alcanzar la felicidad. Pensadores como Platón y Aristóteles van más allá al plantearse por primera vez lo que conocemos por sistema filosófico, que es un conjunto de teorías interrelacionadas entre sí y que pretenden dar una visión de toda la realidad y no solo de una parte específica. Los sistemas platónico y aristotélico son los que mayor influencia han tenido hoy en la filosofía.
El pensamiento cristiano: razón y fe
A partir del siglo I hasta finales del siglo XIV surge y se afianza en Europa el pensamiento cristiano medieval. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, la Iglesia se convierte en el único elemento cultural que los unifica, imponiendo a la vez su autoridad intelectual. El cristianismo se desarrolla en las mismas áreas geográficas y culturales de la filosofía grecorromanas, por lo que se establece entre ambos una relación primero de oposición y finalmente de síntesis que acaba dando lugar a la filosofía cristiana. De estas dos formas opuestas de interpretación fue el cristianismo el que generó un cambio esencial de planteamiento de la realidad. Respecto a los contenidos y a la forma de explicar la realidad, el punto de partida ya constituía un cambio radical: la creación del mundo a partir de la nada, conceptos extraños en el mundo griego donde era impensable que algo surgiera de la nada. A partir de aquí, la concepción del ser humano y la sociedad es muy diferente. El teocentrismo sitúa a Dios como el supremo creador, como el ser omnipotente. Por contraposición, los seres creados son finitos. El hombre, hecho a imagen de Dios, su alma es inmortal y el cuerpo resucitará al final de los tiempos. De esta metafísica surge una nueva forma de explicar la realidad: si para el griego esta es cíclica, para el cristianismo es lineal, el mundo tendrá un fin lo cual da un nuevo sentido a la existencia.