Santo Tomás de Aquino: Relaciones entre Razón y Fe
Santo Tomás sostiene que la verdad es única, aunque se puede conocer de dos maneras: por la razón y por la fe. La razón conoce a partir de los datos de los sentidos; en cambio, la fe conoce partiendo de la revelación divina. En consecuencia, ambas son independientes.
Las verdades de fe sobrepasan la capacidad de la razón humana y las estudia la teología; han de ser aceptadas sin discusión, porque emanan directamente de Dios. En cambio, las verdades de razón, las verdades de la filosofía, sí pueden ser comprendidas por el entendimiento humano y son demostrables racionalmente.
Existen algunas verdades que la razón puede demostrar, pero que Dios ha querido revelarnos: los preámbulos de la fe. Confluyen la fe y la razón, y la teología puede utilizar esta última para conocer la verdad revelada (teología natural). La filosofía está al servicio de la teología, y como la verdad es única, la filosofía y la razón se equivocan si llegan a conclusiones incompatibles con la fe.
Demostración de la Existencia de Dios
Una de las verdades reveladas por la fe, pero susceptible de demostración racional, es que Dios existe. Para ello, Santo Tomás propone una demostración que parte de los sentidos, y que va del efecto (los seres del mundo) a la causa que los ha producido (Dios).
Tomás de Aquino ofrece cinco demostraciones de la existencia de Dios, las cinco vías, que comparten la misma estructura:
- Se parte de un hecho de la experiencia.
- Se aplica el principio de causalidad.
- Se concluye que ha de existir un ser originario, que es el que da lugar a toda la serie: Dios.
Las vías son:
- Por el movimiento.
- Por la causalidad eficiente: va desde las causas subordinadas hasta la primera causa incausada.
- Por la contingencia: va desde los seres contingentes del mundo hasta un primer ser necesario.
- Por los grados de perfección: va desde los grados de perfección del mundo hasta un ser infinitamente perfecto.
- Por la finalidad y el orden cósmico: va desde el orden y la finalidad del mundo hasta una primera inteligencia ordenadora.
Creación del Mundo
Para resolver el problema de la creación, Santo Tomás distingue entre esencia y existencia, esto es, entre la naturaleza de un ser, entendida como simple potencialidad o posibilidad (esencia) y su existencia efectiva, en acto.
En Dios, esencia y existencia se implican mutuamente, porque su naturaleza implica existir necesariamente, ya que es un ser infinitamente perfecto. Los demás seres son contingentes: su esencia no implica necesariamente existir y participan de la existencia gracias al acto creador de Dios.
Antropología y Teoría del Conocimiento
Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás concibe al hombre como una única sustancia, compuesta de materia y forma. No obstante, frente a Aristóteles y de acuerdo con el cristianismo, mantiene que el alma humana es inmortal.
La teoría del conocimiento entiende el conocimiento como un proceso de abstracción, por el que el alma desmaterializa las formas inscritas en la materia, colaborando en dicho proceso, por este orden, los sentidos, la memoria, el entendimiento agente y por último el entendimiento paciente, que recibe la especie o forma inteligible y conoce el concepto general.
Ética y Política
La ética de Tomás es teleológica: los actos tienden a un fin último que aparece como un bien deseable, la felicidad, que se adquiere mediante el ejercicio del alma racional (el conocimiento y la virtud). Dios es el bien supremo, y el conocimiento de Dios el más elevado al que puede aspirar el hombre, una vida dedicada a la búsqueda y al conocimiento de Dios será la más perfecta y feliz para el ser humano.
Dios gobierna el mundo mediante la ley eterna, de la que participan las criaturas mediante la ley natural, que las dota de una naturaleza propia y de unas inclinaciones específicas. El hombre actúa correctamente cuando sigue la ley natural que le dicta su razón.
La ley natural es el hábito de la razón práctica, su forma de actuar habitualmente, que se encuentra de forma universal, invariable e indeleble en la razón. Su primer precepto es: ha de hacerse el bien y evitar el mal. Esta es la norma básica que establece el criterio de moralidad al que deben atenerse los actos humanos y a la que se reducen todos los demás preceptos naturales del hombre.
La ley natural, por ser un mandato único, se parece a los principios de la lógica, lo que le permite a Santo Tomás establecer un paralelismo entre razón teórica y razón práctica.
En su teoría política, Aquino considera que el hombre es naturalmente sociable y que la perfección de la vida humana solo es posible en sociedad. Igual que todo poder deriva de Dios, la ley positiva debe derivarse de la ley natural y buscar el bien común. De este modo, el orden político debe subordinarse al orden moral, y este, al orden divino. Cuando la ley positiva y la autoridad respetan la ley natural, son legítimas; en caso contrario, son injustas y es lícito resistirse a ellas.