Filosofía Helenística: Epicureísmo y Estoicismo

Helenismo

El Helenismo comienza con la derrota del imperio Persa en el año 331 a. C. Tras las conquistas de Alejandro Magno, acaba con la dicotomía de los ciudadanos frente a los bárbaros. El mundo entero es considerado una Polis. Tras la muerte de Alejandro, los generales se empezaron a repartir y a luchar por las Polis. Esto genera incertidumbre y hace que los filósofos se centren en el ser humano y cómo sobrevivir a estas condiciones en vez de centrarse en la política.

El Epicureísmo

Delante de la situación de crisis, los filósofos buscaron la felicidad en la tranquilidad del ánimo. Las personas que consideraban que el fin último, la felicidad, se identifica con el placer (hedone) y es la única cosa que vale la pena buscar, se llaman hedonistas. El Epicureísmo es la principal escuela hedonista griega. Esta misma tiene nombre gracias a Epicuro, nacido en la isla de Samos. Este y unos amigos suyos compraron una casa y un jardín donde se harían sus clases, por lo tanto recibió el nombre de escuela del Jardín.

La función de la filosofía

Epicuro considera que la filosofía tiene que ser un instrumento para liberar al ser humano. Este, para que sea completamente humano sin renunciar a su naturaleza en alguna incertidumbre, la filosofía tiene que enseñar:

  1. Cómo conocemos y cuál es la verdad (teoría del conocimiento)
  2. Qué es la naturaleza o el mundo (física)
  3. Qué hemos de hacer para ser felices (ética)

Los dos primeros son solo instrumentos para conseguir una mejor comprensión del terreno, mientras que la ética nos permite conseguir el propósito fundamental de los humanos: la felicidad.

La canónica (teoría del conocimiento)

El estudio de determinar cuándo una opinión es verdadera o falsa es la canónica.

Epicuro señala: La sensación, la razón y los sentimientos de placer o dolor. La sensación es el primer y básico criterio de la verdad.

La física

Tiene como principal función liberarnos de los temores de aquello sobrenatural. Para Epicuro, el conocimiento teórico del mundo no tiene ningún valor si no es una ayuda para conseguir la felicidad.

Atomismo

La teoría física del mundo viene de Demócrito a pesar de que Epicuro no lo confiesa. La física epicúrea acepta que toda realidad tiene como componentes elementales los átomos y el vacío. La desviación de los átomos es impredecible e irregular, pero la desviación casual de los átomos que forman nuestras almas permite explicar la autonomía y libertad de nuestra voluntad. Epicuro niega la inmortalidad humana y la existencia de vida de ultratumba. Si se destruye el cuerpo, los átomos que forman el alma se dispersan y el individuo muere.

La ética

Es el núcleo y el objetivo final tiene como objetivo conseguir la felicidad.

Falsos temores

Para ser felices hay que evitar los falsos temores como el miedo a los dioses y evitar el miedo a la muerte: «Mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, nosotros no».

Búsqueda del placer

Los epicúreos defienden que el placer y el dolor son criterios del bien y el mal. El bien supremo es el placer y el mal supremo es el dolor. Para vivir feliz se tiene que evitar el dolor y buscar el placer. Epicuro centra la felicidad en la consecución del placer, pero no se trata solo de los placeres materiales del cuerpo, sino también placeres mentales o espirituales que acostumbran a ser más intensos que los corporales.

El Estoicismo

Otra de las más grandes aportaciones del pensamiento helenístico fue el Estoicismo. El Estoicismo no es solamente un conjunto de doctrinas filosóficas, sino que también es un estilo de vida y una concepción del mundo. La filosofía estoicista nació en Atenas en el siglo III a. C. La escuela estoica fue fundada por Zenón de Citio.

La lógica

Para los estoicos, la lógica era todo aquello relacionado con el logos: la ciencia formal de los razonamientos, la teoría del conocimiento, las definiciones, la gramática… etc. En griego logos significa tanto razón o pensamiento como palabra o lenguaje. Los estoicos estudiaron por primera vez las conectivas y las tablas de verdad. Para los estoicos solo existen los individuos y nuestro conocimiento es conocimiento de cosas o entidades particulares adquiridas mediante la experiencia sensible. El criterio de la verdad será aceptado solo por las representaciones reconocibles que resulten ciertas e indudables.

La física

La física de los estoicos está muy influenciada por el pensamiento de Heráclito. Por esta razón el logos y el fuego son la sustancia del mundo. Los estoicos no solamente negaron la existencia de las ideas, sino que consideraban que toda la realidad es corporal. La física trata de los cuerpos y todo aquello que existe. Las rocas, las plantas, animales son cuerpos como también son los dioses, las almas, las palabras…

Panteísmo

En el universo y en cada cuerpo podemos distinguir dos principios: El principio pasivo, que es la materia sin ninguna cualidad, y el principio activo, que es el fuego, un fuego siempre viviente que organiza la materia y mueve todas las cosas. El fuego vivo e inteligente, es la razón (logos) universal o Dios, que es el alma y la vida del mundo. Dios forma parte del mundo.

El cosmos es como un inmenso animal vivo y el alma del cual es el fuego o Dios, del cual no mueve el cosmos desde fuera, sino que lo penetra completamente. Es un cuerpo sutil que penetra todo, que anima y ordena todo.

Providencia divina y fatalismo

Hay un concepto de providencia universal que vela por todo. Los estoicos creían en el fatalismo, que defiende una concepción determinista del mundo. Los planes de Dios son tan inmutables como su esencia y todo transcurre, entonces, como tiene que pasar, de acuerdo con el destino. La cosmología estoica gira al volante de un doble sentido: la fatalidad y la libertad. La fatalidad es una ley inevitable que solo deja a los humanos la libertad de obedecer espontáneamente o bien por la fuerza. La libertad humana consiste en hacer conscientemente, con consentimiento de aquello que de toda manera vendrá.

Eterno retorno y destino de las almas

Según los estoicos, el cosmos es univo pero balancea en el tiempo entre dos estados contrapuestos. Por un lado está el fuego único que es idéntico a Dios y por otro lado se encuentra el mundo de los 4 elementos, en la que reina la pluralidad terrenal. Buscándose en el eterno regreso, el estoicismo afirma que el mundo presente regresa a repetirse completamente. Por la física estoica, el mundo sigue un ciclo constante de destrucción y regeneración sobre la providencia divina. Las almas de los hombres (muertos) tienen diferentes destinos según cómo se han comportado en la vida. Las almas malas sobrevivirán muy poco después de la muerte corporal, mientras que las buenas se acercarán al fuego único y entrarán en el fuego divino.

La ética

Para los estoicos, la ética, la ciencia de la conducta humana, es la parte más importante de la filosofía. La finalidad de la vida y de todas nuestras oraciones es la felicidad.

Vivir de acuerdo con la razón

Cada uno de los seres humanos está dotado por la razón. Si vivimos de acuerdo con la razón, viviremos de acuerdo con la naturaleza y viviremos conforme con nosotros mismos. Ser auténtico y vivir guiados por la razón es también vivir obteniendo la razón cósmica que gobierna la naturaleza.

Felicidad: imperturbabilidad

El ser humano forma parte de la naturaleza y en ningún caso puede dejar de someterse a las leyes naturales inexorables, pero tiene el privilegio de conocerlas y aceptarlas conscientemente. Si lo hacemos y vivimos de acuerdo con el providente y necesario orden cósmico, obtendremos la felicidad, que es nuestro bien supremo. Los estoicos clasifican las cosas que podemos obtener en 3 grupos: cosas buenas, cosas malas y cosas indiferentes. Las únicas cosas buenas son virtudes. Los vicios y las pasiones son cosas malas, mientras que otras (vida, muerte, riqueza…) son indiferentes.

El sabio estoico

El sabio es la persona virtuosa. Las virtudes en realidad van siempre juntas y el sabio las tiene todas y los necios no tienen ninguna. Los estoicos acostumbran a hacer una distinción muy radical entre los pocos sabios y la gran mayoría de los seres humanos, gracias a la sabiduría del sabio.

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