Similitud de la línea
Aquí Platón expone su epistemología o teoría del conocimiento de una manera conceptual y académica. En el mundo de las ideas se encuentra la razón, mientras que en el mundo sensible se captan los sentidos (oscuridad, tinieblas). Platón divide el conocimiento en una línea donde distingue dos tipos: la doxa u opinión (se sitúa en el mundo sensible) y la episteme o ciencia (situada en el mundo de las ideas). Cada tipo de conocimiento tendrá diferentes grados. La doxa se divide en pistis (creencia que no se justifica con un razonamiento riguroso y se refiere a los objetos o seres particulares del mundo sensible que serán su objeto de conocimiento) y eikasia (imaginación/distorsión de la realidad cuyo objeto de conocimiento son sombras, copias de copias). En el mundo de las ideas nos encontramos con la episteme, que se divide en dos grados de conocimiento: la dianoia y la noesis. La dianoia es un conocimiento demostrativo, discursivo y científico propio de las matemáticas y la geometría, cuyo objeto de conocimiento son los conceptos, objetos matemáticos o geométricos. La noesis es un conocimiento contemplativo, el máximo nivel de conocimiento, fruto de la contemplación de las ideas, en particular la idea de bien, cuyo objeto de conocimiento son las ideas.
Dualismo antropológico
En el punto de la antropología de Platón encontramos la influencia de los pitagóricos, según los cuales el alma está prisionera dentro de un cuerpo que de algún modo la esclaviza con sus exigencias y necesidades. También comparte con los pitagóricos la idea de que el alma es inmortal, tiene una naturaleza diferente al cuerpo y comparte la idea de la reencarnación. El alma constituye la parte más noble del hombre, pertenece al mundo sensible y comparte las características de los seres particulares. Así, Platón dice que el alma no es una idea, pero por naturaleza es inmaterial e inmortal, perteneciendo al mundo de las ideas, un mundo que habitó en un ayer. Para explicar cómo el alma, que pertenece al mundo de las ideas, pasa a habitar el mundo sensible, utiliza el mito del carro alado. En este mito, simbólicamente representa el alma como un carro tirado por dos caballos. Este carro va dando vueltas continuamente por el mundo de las ideas y el alma, al contemplar las ideas, se va llenando de sabiduría. Sin embargo, los caballos que tiran el carro son distintos: uno es blanco (dócil y se deja llevar por el conductor del carro, que es el alma, y tiende hacia el mundo de las ideas) y el otro caballo es negro (salvaje, no obedece al auriga y tiende hacia el mundo sensible). El auriga debe soportar una tensión constante a causa del caballo, pero llega un momento en el que no puede soportar más la tensión y se cae, momento en el que tanto el carro como el auriga y los caballos, el conjunto del alma, caen al mundo sensible y quedan atrapados dentro de un cuerpo.
La tripartición del alma
Vemos que cada elemento del mito de Fedro representa una parte del alma humana. Esta estructura tripartida del alma es paralela a la estructura tripartida de la polis. Para Platón, el alma se divide en tres partes que todos los hombres tienen. La primera parte […]. También será capaz de tener una personalidad y una vida equilibrada y armónica, y será llamado a gobernar la polis. Por lo tanto, su clase social será la de gobernante o filósofo, y su función política será dirigir la polis y sus asuntos. La segunda parte del alma es la irascible, que en el mito del carro alado es la imagen mítica del caballo blanco, localizada en una parte del cuerpo, el tórax, y tiene la virtud de la valentía o coraje. Aquellas personas dominadas por el alma irascible serán aquellos que se dejen llevar por la rabia, la ira y las pasiones negativas. Su clase social será la de guardianes o guerreros, y su función política será proteger la invasión de enemigos. La tercera parte es la concupiscible o apetitiva, que en el mito del carro alado es la imagen mítica del caballo negro. Platón localiza esta parte del alma en una parte del cuerpo, el abdomen. Aquellos dominados por el alma apetitiva intentarán tener la virtud de la templanza, pero sus instintos más bajos y primarios los llevarán fácilmente por los placeres corporales o los intereses materiales. Su clase social será la de los artesanos o trabajadores, donde encontramos a campesinos u obreros que producen lo necesario para la supervivencia de la polis. Platón dirá que en la polis hay justicia cuando cada clase social cumple su función, lo que sería su ciudad ideal, una utopía política que Platón consideró posible. En la concepción política de Platón, se puede ver permanentemente la influencia de la teoría de las ideas. Solo aquel que haya contemplado la idea de bien, es decir, quien tenga el saber, será sabio y podrá gobernar con justicia. Así, podemos hablar de una polis o estado donde reine la felicidad. Para Platón, la forma más perfecta de gobierno será una aristocracia, un gobierno de los mejores, como indica el término aristocracia, derivado de los vocablos griegos aristos (mejor) y cracia (poder), por lo tanto, no es una aristocracia de sangre.