Teoría del Conocimiento
El conocimiento, según Santo Tomás de Aquino, debe iniciarse desde la convicción de que la verdad es única y se alcanza como resultado de la colaboración entre la fe y la razón. Es un proceso que llega a la misma individualidad de las cosas y, desde ellas, se remonta a Dios. Conocer es percibir, abstraer y formar juicios. Un modelo empírico de conocimiento que ya había explicado Aristóteles.
Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás afirma que el alma es la forma del cuerpo, unida a él. El alma está limitada por los sentidos corporales y tiene que extraer las formas de la materia. Por lo tanto, el conocimiento empieza por la realidad material captada por los sentidos y abstrae las ideas en la imagen que ellos nos dan. Para esto aparecen los entendimientos agentes y los activos, que son los que crean los conceptos universales de las cosas mediante la razón.
El conocimiento, habiendo empezado en los sentidos, llega hasta la existencia individual de las cosas y se sirve de ella como trampolín para alcanzar la realidad o existencia suprema: Dios. Con la razón natural solo podemos llegar a la demostración de la existencia de Dios y a algunos indicios de su naturaleza. Estos pasos previos a la revelación reciben el nombre de “preámbulos de la fe”. La fe completa el camino por sí sola.
Demostración de la Existencia de Dios
La existencia de Dios no es algo evidente para la razón humana porque procedemos por abstracción y deducción lógica. Tomás distingue dos argumentos:
1. El Argumento Ontológico
“Si pensamos en Dios, existe”. Se llama ontológico o a priori porque se inicia con la idea de Dios en nuestro pensamiento para, de ella, deducir su existencia. Porque se inicia con la idea de Dios, que es anterior a la experiencia. Santo Tomás, coherente con su distinción de esencia y existencia y el modo empírico de conocer, rechazó este argumento. No se puede pasar sin más del orden mental al orden de lo real, pues este último es creado, fruto de la creación gratuita de Dios.
2. Los Argumentos Cosmológicos
“Si hay un mundo, entonces hay Dios”. Proceden al revés que el anterior: van de la existencia de los seres contingentes e imperfectos a la existencia del ser necesario y perfectísimo. Se denominan “cosmológicos” y “a posteriori” porque su demostración se inicia en el mundo sensible y de las cosas a las causas.
Se trata de un conjunto de cinco argumentos, las “Cinco Vías”, que se enumeran así: del movimiento, la eficiencia, la contingencia, los grados de perfección y el orden. Todos responden al mismo esquema:
- a) Se trata de un hecho de la realidad.
- b) Se aplica el principio de causalidad.
- c) Imposibilidad de estar procediendo indefinidamente de una causa a otra.
- d) Hay que aceptar un primer punto de partida incondicionado: Dios.
Teoría de la Realidad
El mundo es una gran realidad creada por Dios. Su omnipotencia o amor absoluto crea el ser de la nada. La idea de creación es eminentemente cristiana; en Santo Tomás ocupa una posición central.
Dios creó el mundo de la nada. No hay materia previa, sino que todo procede del ser absoluto, quien no está obligado a ello. Pero los seres creados poseen el ser de modo contingente y la creación es un todo jerárquicamente ordenado.
Dios es el ser considerado en absoluto, el “ser primero” o “el existente por sí mismo”, que posee el ser de modo necesario, pues a su naturaleza le pertenece la existencia por definición. Sin embargo, sus criaturas son contingentes: a su manera de ser no se corresponde la existencia de forma necesaria, pueden dejar de ser.
La esencia es la identidad de algo, su definición, aquello por lo que una sustancia es ella misma y no otra. La existencia es la implantación de la realidad.
La materia es como los componentes de cada cosa que la forma, estructura o identifica. Y ambas constituyen la esencia o identidad de un ser. Pero a ese ser le falta la existencia, es solo un ente posible, como el unicornio, y solo existe si Dios le da el ser.
La existencia permite que las cosas sean diversas, cada ente o criatura posee el ser de forma distinta y en un grado diferente. Santo Tomás distingue entre la materia como componente genérico de las cosas y la materia individualizada por la existencia concreta. Establece así un principio de individuación en los seres: las cosas son singulares en virtud de la concreción dada por el acto creador de Dios.
¿Qué existencia tienen las realidades que refieren grupos de objetos o ideas genéricos? A estas ideas las llamamos “universales”. El problema de su existencia, en la escolástica, recorre toda la historia de la filosofía. En la época de Tomás de Aquino existían tres posiciones:
- El realismo exagerado: los universales existen por sí mismos (Platón, San Agustín).
- El nominalismo afirmaba que son meros nombres para identificar la realidad (Ockham).
- Para Santo Tomás, un realismo moderado, constituyen la existencia común de las cosas obtenida por abstracción (Aristóteles, Santo Tomás).