Diferencias Espirituales e Intelectuales
Los humanos se distinguen de los monos en sus necesidades espirituales e intelectuales. Mientras que los monos no tienen actividades intelectuales específicas como la filosofía, la religión, la técnica o el arte, los humanos sí.
El Papel del Lenguaje
El lenguaje es fundamental para la humanidad, ya que permite la comunicación de ideas, valores y puntos de vista. A través del lenguaje, los humanos pueden abordar conceptos morales, espirituales, religiosos, políticos, estéticos y filosóficos.
Capacidad de Distinción Moral y Espiritual
La capacidad de distinguir entre el Bien y el Mal, el Justo y el Injusto, lo Bello y lo Feo, es exclusiva del cerebro humano. Esta capacidad no se encuentra en los animales, que actúan según sus impulsos naturales sin opciones morales.
Transmisión de Conocimientos y Cultura
La transmisión de conocimientos y valores a través de la educación y el aprendizaje es una característica exclusivamente humana. Las sociedades humanas evolucionan y cambian constantemente gracias a esta capacidad, a diferencia de las sociedades de monos, que son estáticas.
Lucha contra el Legado Primitivo
Los humanos deben esforzarse continuamente por superar sus instintos animales y satisfacer necesidades espirituales e intelectuales. La filosofía es vista como una herramienta esencial en esta lucha por trascender el «mono interior» y alcanzar la libertad y el desarrollo intelectual.
Importancia de la Cultura
La cultura separa a los humanos de la naturaleza y de las obligaciones que dominan a los animales. Cuanto más se adquieren conocimientos y cultura, más se aleja el «mono» dentro del ser humano.
Compatibilidad de Libertad y Leyes
Rousseau argumenta que es posible ser libre y obedecer a la ley al mismo tiempo. La verdadera pregunta no es si uno debe obedecer, sino a qué o a quién se obedece.
Diferencia entre Libertad e Independencia
Rousseau diferencia entre libertad e independencia, afirmando que son conceptos mutuamente excluyentes. La libertad no es simplemente hacer lo que uno quiere, ya que esto puede perjudicar a otros y no constituye un estado libre.
Definición de Libertad
La libertad consiste en no estar sometido a la voluntad de otro, ni someter la voluntad de otros a la propia. Un verdadero estado de libertad implica la ausencia de dominación de unos sobre otros.
Rol de las Leyes
No hay libertad sin leyes; las leyes son esenciales para la libertad. En el estado de naturaleza, los hombres son libres gracias a la ley natural que rige a todos.
Distinción entre Jefes y Amos
Un pueblo libre obedece a las leyes, no a otros hombres. Tiene líderes, no amos. Los líderes son ministros de las leyes, no árbitros, y deben proteger y no violar las leyes.
La Libertad y el Gobierno
La libertad de un pueblo se mantiene cuando quienes gobiernan actúan como órganos de la ley, no como individuos con poder arbitrario. La existencia y el respeto por las leyes determinan la presencia o ausencia de la libertad; la libertad prospera o perece junto con las leyes.
Distinción entre lo que está en nuestro control y lo que no lo está
Epicteto aconseja distinguir entre las cosas que están bajo nuestro control (como el juicio, la impulsión, el deseo y la aversión) y las que no lo están (como el cuerpo, las posesiones, la reputación y el poder).
Naturaleza de lo que está en nuestro control
Las cosas que están bajo nuestro control son, por naturaleza, libres, sin impedimentos y sin trabas. Las cosas que están fuera de nuestro control son, por naturaleza, débiles, esclavas, impedidas y ajenas.
Consecuencias de una percepción errónea
Si consideramos libres y propias las cosas que son esclavas y ajenas por naturaleza, nos encontraremos atados, afligidos, perturbados y culparemos a los dioses y a los hombres por nuestros problemas. En cambio, si consideramos como propias únicamente las cosas que realmente están bajo nuestro control y aceptamos como ajenas las cosas que no lo están, nadie podrá restringirnos ni dañarnos, y no sentiremos la necesidad de culpar a otros.
Resultados de una percepción correcta
Al reconocer y aceptar lo que está realmente bajo nuestro control, evitamos el conflicto, la culpa y la enemistad. Mantendremos nuestra paz interior y no nos veremos afectados negativamente por lo que no podemos controlar.
El Libre Albedrío como Ilusión
Spinoza argumenta que la creencia de los hombres en su propia libertad no prueba la existencia real de la libertad. Esta sensación de libertad es una consecuencia de la ignorancia de las causas que nos impulsan a actuar.
Ejemplo de la Piedra
Una piedra recibe un impulso externo que la mueve y continúa moviéndose debido a ese impulso, no por su propia voluntad. La piedra sigue moviéndose debido a una fuerza externa, no por una elección propia, y esto es aplicable a todos los objetos, independientemente de su complejidad.
Consciencia de la Piedra
Si la piedra tuviera consciencia de su movimiento, podría creer que se mueve por su propio esfuerzo y deseo, sin darse cuenta de la causa externa. Esta analogía explica cómo los humanos creen en su libertad porque son conscientes de sus deseos, pero ignorantes de las causas que los determinan.
Ejemplos Humanos
Un niño cree que desea libremente la leche, un joven enfadado cree que quiere vengarse por su propia decisión, y un borracho cree que habla libremente. Estas creencias son ejemplos de cómo las personas atribuyen sus acciones a una decisión libre del espíritu, ignorando las verdaderas causas.
El Prejuicio del Libre Albedrío
Este prejuicio de creer en el libre albedrío es innato en todos los hombres y es difícil de superar. Los hombres son conscientes de sus deseos, pero desconocen las causas externas que los determinan.