Descartes: El Método y la Duda
Descartes afirma el carácter universal de la razón y la posibilidad natural de todo individuo de acceder a la verdad. Sin embargo, no es suficiente tener buen sentido (bon sens), es decir, poseer la luz natural de la razón, sino saber aplicarlo bien. Por ello, se hace necesario establecer un método que garantice el correcto proceder de la mente.
Por método entiende Descartes una serie de reglas ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca lo falso por verdadero. Esas reglas son:
- Regla de evidencia
- Regla de análisis
- Regla de síntesis
- Regla de enumeración y revisión
Las reglas se destinan a que se empleen las operaciones de la mente. La intuición es la concepción libre de dudas, mientras que la deducción permite que la mente pase de verdades fundamentales evidentes por sí mismas a otras verdades evidentes implicadas por las primeras.
Descartes se plantea la necesidad de deshacerse de todas las falsas opiniones y comenzar de nuevo desde los fundamentos (Duda Metódica). Para ello, no es necesario examinar todas las opiniones y creencias recibidas en particular, sino limitar el análisis a los principios que las sostienen.
Un primer grupo de saberes se apoya en el testimonio de los sentidos. Por un lado, los sentidos nos engañan acerca del tamaño, figura o posición de los objetos; por otro, con frecuencia nos es imposible distinguir la vigilia del sueño; luego todo saber construido a partir de la experiencia inmediata carece de fundamento (Primer Nivel de Duda).
Descartes advierte, por otro lado, que hay conocimientos como los de la aritmética y la geometría que no dependen de la experiencia. Este tipo de saber parece en principio cierto e indudable. Para dudar de los resultados de estas ciencias, Descartes plantea la hipótesis de un Dios engañador que hubiese constituido el entendimiento humano de modo que irremediablemente se equivocara; y la hipótesis alternativa (para los ateos) según la cual cuanto menos divino sea nuestro origen, tantas más razones hay para dudar del buen funcionamiento de nuestro intelecto.
Pienso, luego existo
El yo como sustancia pensante consiste en el ejercicio de dos facultades o modos del pensamiento: el entendimiento y la voluntad. Modos de la sustancia extensa son la figura, la posición y el movimiento. La concepción clara y distinta de la materia como sustancia extensa implica que sólo podemos considerar propiedades objetivas de los cuerpos físicos las denominadas cualidades primarias: volumen, forma, movimiento.
Ética de Descartes
Con el desarrollo de la perfección del alma se consigue la felicidad. Descartes identifica el desarrollo de la perfección del alma con el desarrollo de la libertad. La libertad se consigue con el dominio y guía de los deseos y pasiones que surgen del cuerpo, pues entonces es cuando el sujeto no se encuentra dominado por la sustancia extensa sino que gobierna en él su cogito siendo, por tanto, auténticamente libre.
La libertad es así concebida como la realización por la voluntad de lo que propone el entendimiento como bueno y verdadero. Descartes no tendrá un sistema ético terminado sino que defenderá una moral provisional. Como resultado de la duda como método y mientras se construye una ética indudable y cierta, los seres humanos deberán actuar moralmente de forma moderada, de acuerdo a las costumbres y leyes de los distintos lugares. Así, con esta moderación el error no será nunca absoluto mientras se busca, de ahí que sea una moral provisional, esa ética cierta que producirá la Razón.
Marx: Materialismo y Alienación
La obra de Marx es el resultado de una triple influencia: la de la filosofía hegeliana; la de la economía política inglesa y la del socialismo francés.
Marx considera que la filosofía de Hegel (1770-1831) (idealismo) suponía la afirmación de que todo lo real no era más que una manifestación del Espíritu Absoluto, de la Idea. Marx rechazará esta concepción de la realidad como Espíritu Absoluto, al considerar que no es la conciencia (el pensamiento) la que determina la realidad, sino la actividad material el agente productor de la conciencia.
Marx encontrará en la teoría del valor de David Ricardo (1772- 1823) el punto de partida para su propia teoría del trabajo. Según Ricardo, el valor del trabajo equivale a lo que cuesta renovar, regenerar, la capacidad de trabajo consumida. El patrón ha de pagar al trabajador lo necesario para que éste recupere sus fuerzas y esté en condiciones de seguir trabajando.
Pero el trabajo, observa Marx, es una mercancía especial: su consumo no sólo satisface una necesidad (como hace cualquier otra mercancía) sino que, además, genera un producto que es superior a lo consumido, genera plusvalía. Al retribuir al trabajador, mediante el salario, lo necesario para recuperar su»fuerza de trabaj», esa plusvalía no se le restituye, sino que queda en manos del patrón. Y la acumulación de esas plusvalías es lo que da origen al capital. De ahí la producción de las desigualdades sociales, de la división en clases, de la conversión del trabajo en instrumento de alienación y esclavitud, en lugar de realización y libertad de los seres humanos.
Dios y Marx
La filosofía hegeliana se había bifurcado en dos corrientes, la derecha y la izquierda hegeliana. La izquierda hegeliana, representada por Bruno Bauer y Ludwig Feuerbach (1804-1872) realiza una interpretación crítica de la filosofía de la religión, partiendo de la crítica que Hegel había hecho del cristianismo.
Según Feuerbach la causa de la alienación religiosa está en que el hombre no reconoce que la idea de Dios es algo que él mismo ha creado. La idea de Dios es una proyección de las cualidades humanas más elevadas (Reducción de la Teología a Antropología) El hombre no reconoce que la imagen de la divinidad es obra suya y ve a Dios como algo exterior y extraño que le exige adoración y obediencia.
Marx creyó que la crítica de Feuerbach a la religión era inadecuada porque este filósofo no consiguió entender la razón última de la aparición de la religión. Marx considera que la alienación religiosa se produce a partir de las propias condiciones miserables de existencia: el individuo se refugia en un mundo trascendente para escapar de la miseria económica real. La religión es un poderoso medio de justificar los privilegios de las minorías dirigentes y de aletargar la capacidad de respuesta del resto de la sociedad (La religión es el opio del pueblo) La superación de la alienación religiosa consiste en la transformación de las condiciones que hacen posible la ilusión religiosa, es decir, consiste en la actividad revolucionaria (praxis) y en la destrucción de la ideología que falsifica la realidad.
El Ser Humano y la Alienación en Marx
Según Marx, el hombre es un ser natural y también sujeto de un proceso histórico y social. La praxis, la producción material de los medios de vida (la actividad productiva: el trabajo) es la característica fundamental humana y lo que nos diferencia del resto de los animales.
El objeto del trabajo es la naturaleza, que es modificada con los medios de producción y como resultado se obtiene el producto (objeto transformado) El sujeto activo-productivo (trabajador) se desposee de algo de sí mismo (la fuerza de su trabajo) en el proceso de producción. Aquello de lo que se desposee pasa al objeto (producto). Esta desposesión (enajenación) (alienación) puede ser positiva (cuando el trabajador reconoce el producto de su trabajo como obra suya) o negativa (trabajo alienado, en el que al trabajador no le pertenece ni el producto de su trabajo ni su propia actividad productiva)
El trabajo alienado se produce porque el trabajo se convierte en mercancía y también a causa de la división del trabajo y de la propiedad privada de los medios de producción. El trabajo se convierte en mercancía debido a la distinción entre valor de uso (el que posee el producto en tanto que satisface unas necesidades) y el valor de cambio (el que posee el producto al ser intercambiado con otros productos en el mercado. Valor que no viene determinado por la necesidad sino por las leyes del mercado)
tres tipos de alienacion eeconomica , politica , religiosa