Crítica de Popper al Círculo de Viena y otras corrientes filosóficas

Crítica de Karl Popper al Círculo de Viena

El Círculo de Viena, o Empirismo Lógico, es la escuela neopositivista fundada por el filósofo Moritz Schlick. Entre sus miembros se encontraban científicos y filósofos como Rudolf Carnap, Kurt Gödel y Alfred Ayer. Esta escuela defiende que el conocimiento se adquiere a través de la experiencia y que este conocimiento posee una estructura lógica.

Considera que el punto de partida de la ciencia es la observación de hechos y que la formulación y la estructura de este conocimiento tendrán un carácter lógico. Para ello, se utiliza el método científico “hipotético-deductivo”, que cuenta con su propio criterio de certeza, el “principio de verificación fuerte” a través de la experimentación y contrastación. Para considerar algo como cierto, debe haber sido verificado a través de la experiencia.

Ante esto, Popper propone invertir el planteamiento buscando un criterio de demarcación para delimitar qué es y qué no es ciencia. A esto lo llama principio de falsación.

En este método, Popper defiende que no es posible verificar empíricamente las teorías y, por lo tanto, en vez de demostrar que algo es cierto, debemos demostrar que algo es falso. Por ejemplo, un enunciado científico se considera verdadero mientras no haya sido refutado. Sin embargo, hay cosas que no se pueden demostrar, como la existencia de Dios.

Popper defiende que, si es imposible demostrar la falsedad de algo, entonces no lo podemos considerar científico. Un enunciado será científico cuando podamos plantear un experimento para tratar de demostrar su falsedad.

Puntos en común entre la Escuela de Frankfurt, Thomas Kuhn y Feyerabend

La Escuela de Frankfurt, Thomas Kuhn y Paul Feyerabend comparten la visión de que la ciencia tiene un carácter histórico, social y cultural, por lo que no puede ser 100% objetiva, ya que depende de su contextualización histórica.

La Escuela de Frankfurt

La Escuela de Frankfurt considera la ciencia como una institución social más, incapaz de sostenerse por sí misma y dependiente de inversiones financieras realizadas por grupos sociales privilegiados. Es decir, las clases privilegiadas deciden qué se investiga, ya que son quienes aportan económicamente. Además, consideran que la ciencia está al servicio del sistema dominante (el capitalismo), por lo que es subjetiva, ya que nace con la intención de contribuir al poder del sistema capitalista.

Thomas Kuhn

Thomas Kuhn defiende que la ciencia está definida históricamente y depende de las condiciones históricas. No es un conocimiento objetivo, dado que el paradigma científico (canon científico en un momento histórico) ha sufrido varios cambios debido a las condiciones sociales.

Paul Feyerabend

Feyerabend desplaza la atención centrada en la dimensión racional de la ciencia para enfocarla en el contexto histórico y sociocultural. Considera que todo es válido en el curso de las investigaciones científicas. Esto se debe a que, cada vez que se ha progresado en el ámbito científico, se ha roto con el método anterior; por ende, la ciencia tiene un carácter histórico y cultural.

Falacias

La mayoría de las falacias fueron identificadas en la época clásica, en las sociedades griega y romana, de ahí que sus nombres estén principalmente en latín:

  • Falacia ad hominem: Consiste en defender un argumento descalificando a la otra persona, atacándola personalmente. No se basa en rebatir la verdad del otro, sino en desacreditar al sujeto que la defiende. Es desprestigiar al otro a nivel personal para que nada de lo que diga tenga que ser tomado en consideración.
  • Falacia ad baculum: Consiste en sostener la validez de un argumento basándose en la fuerza, el temor, la amenaza o el poder, pero sin aportar ningún tipo de razón que sostenga la verdad de esta argumentación. Se basa en el temor del otro provocado por la posición de poder del que habla.
  • Falacia ad vericundiam: Consiste en defender la validez de un argumento aludiendo al prestigio de la persona que la defiende. En este caso, no se basa en el miedo, sino en el respeto y la autoridad intelectual.
  • Falacia ad populum: Consiste en sostener la verdad de un argumento acudiendo a lo que dice o piensa la mayoría. Es lo comúnmente llamado como «populismo». Se utiliza un argumento seductor que no tiene por qué ser verdadero.
  • Falacia ad ignorantiam: Consiste en afirmar que algo es verdad solo porque no se ha logrado demostrar lo contrario.
  • Falacia ad antiquitatem: Consiste en hacer creer que una idea es más correcta o mejor que otra por el simple hecho de que se lleva haciendo mucho tiempo. Se apela a la tradición, a que «siempre se ha hecho así», que es la costumbre, sin aportar razones para defenderla.
  • Falacia ad novitatem: Consiste en defender la preferencia de una idea frente a otras por el hecho de ser nueva o novedosa, por oponerse a la tradición.
  • Falacia post hoc, ergo propter hoc: Consiste en creer que algo es verdadero solo por el hecho de tener prioridad temporal en su procedencia, es decir, consiste en hacer creer que una cosa es causa de otra por el hecho de suceder antes. Esta falacia confunde a propósito la idea de causalidad con la idea de sucesión temporal.

Comparación de la metafísica de Platón y Aristóteles

Platón

Para Platón, la verdadera realidad la constituyen las Ideas, y no las cosas materiales. Estas ideas son las formas o esencias verdaderas de las cosas, las cuales podemos llegar a conocer solo por medio del razonamiento.

Platón defiende un dualismo ontológico, es decir, la existencia de dos mundos: el sensible y el mundo de las Ideas.

  • El mundo sensible: Es el mundo material que percibimos con los sentidos y que está formado por las cosas particulares que son imperfectas, cambiantes y perecederas. El mundo sensible, para Platón, es una mera apariencia.
  • El mundo de las Ideas: En este mundo se hallan las figuras geométricas perfectas, los números o los conceptos abstractos como el Bien o la Belleza. Para Platón, las Ideas son una realidad objetiva, existen verdaderamente. El mundo de las Ideas es perfecto, inmutable y eterno; además, es inteligible, es decir, se capta con la inteligencia.

Todas las cosas del mundo físico, para Platón, son meras copias imperfectas de las Ideas perfectas, siendo estas el único mecanismo posible para alcanzar las verdades universales y absolutas, las únicas capaces de llevarnos al verdadero conocimiento de la razón. Por ejemplo, algo bello en el mundo sensible lo es porque imita la Belleza del mundo de las Ideas.

De esta manera, la verdadera realidad para Platón es la realidad trascendental de las Ideas, mientras que el mundo corpóreo es una apariencia engañosa.

Aristóteles

Aristóteles rechaza el dualismo ontológico de Platón, negando la existencia del mundo de las ideas y defendiendo la postura de que la verdadera realidad se encuentra en el mundo material.

Aristóteles defiende la distinción entre dos planos:

  • El plano lógico: El ámbito de lo pensado.
  • El plano ontológico: El plano de lo real y objetivo.

Según Aristóteles, Platón confundía estos dos planos, ya que solo pensar algo no garantiza que ese algo exista.

El idealismo y la teoría de Descartes

El idealismo sostiene que la realidad es trascendental e inteligible, es decir, que es mental. Según los idealistas, lo que percibimos como realidad material es en realidad una creación de nuestras mentes. Esto significa que, en última instancia, solo existen las ideas y el pensamiento, y que la realidad material es una ilusión. El idealismo se enfoca en la razón y en cómo la persona puede alcanzar la verdad y el conocimiento a través de la introspección, es decir, mirando en su interior. El autor que fundó el idealismo es Platón. Para Platón, la verdadera realidad la constituyen las Ideas, y no las cosas materiales. Estas ideas son las formas o esencias verdaderas de las cosas, las cuales podemos llegar a conocer solo por medio del razonamiento.

Descartes es claramente idealista, ya que también defiende que el instrumento general del conocimiento es la razón. Por lo que Descartes no sostiene un pensamiento realista, ya que para él la realidad no se alcanza a través del mundo material. Para alcanzar esta realidad, Descartes se propuso encontrar un método más apropiado que fuera capaz de descubrir con absoluta certeza la verdad, y para ello se inspiró en el método deductivo de las matemáticas, puesto que, según él, era el único campo que aportaba unos conocimientos seguros y, por lo tanto, donde mejor se había aplicado la razón.

Al igual que las matemáticas están sometidas al establecimiento de axiomas (principios de los que no se puede dudar) y a reglas muy estrictas de deducción, la filosofía debía encontrar sus propios axiomas y reglas para someterse a ellas. El método que propondrá Descartes consta de cuatro pasos: la duda metódica, el análisis, la síntesis y la enumeración.

  • La duda metódica: Consiste en poner en tela de juicio todo lo que conocemos, es decir, someter todo a duda de manera sistemática. Con esto, Descartes buscaba encontrar verdades evidentes y absolutas para tomar como axiomas.

Al someter todo a la duda metódica, llegamos a la conclusión de que lo único seguro es la propia duda. Además, para poder dudar, necesariamente tengo que existir. Así surgirá la primera certeza indudable, el primer axioma: «pienso, luego existo». A partir de ese axioma, deducirá el resto de verdades: que existen las ideas innatas, que existe Dios y que existe el mundo material. De esta manera, la realidad queda demostrada a partir de la idea del yo pensante, siendo así la teoría de Descartes idealista al tomar a la idea como instrumento para llegar hasta la realidad.

El realismo y la postura de Hume

El realismo sostiene que la única realidad es el mundo material y es independiente de nuestra percepción de ella, es decir, la realidad existe de manera objetiva y por sí misma. El realismo defiende que alcanzamos el conocimiento mediante la observación y el estudio del mundo exterior.

Hume fue el filósofo que llevó el empirismo hasta sus últimas consecuencias y dice que el único fundamento sólido de la ciencia es la experiencia sensible y que el punto de partida para el conocimiento es la percepción. Esta percepción la divide en dos tipos: percepciones más fuertes, como son las impresiones, y percepciones más débiles, que son las ideas. A su vez, Hume explica la relación entre ideas mediante principios de asociación:

  • Principio de semejanza: El sujeto tiende a agrupar las ideas simples que se parecen entre ellas.
  • Principio de contigüidad: Agrupa las ideas por la proximidad existente entre ellas.
  • Principio de causalidad: Si una idea aparece antes que otra y existe regularidad en ese proceso de causa-efecto, el humano agrupa estas ideas simples, ya que producen un hábito.

Hume criticará el principio de causalidad, ya que no tenemos experiencia suya, no podemos observar esa conexión entre la causa y el efecto. Hume creerá que el principio de causalidad es una mera creencia producida por el hábito y la costumbre, desembocando en el escepticismo, el cual afirma que no podemos conocer la realidad objetiva porque o bien no hay verdades absolutas o bien no nos es posible conocerlas. Y puesto que solo podemos conocer si creemos en esa conexión entre causa y efecto, Hume considera que no podemos conocer la realidad.

El irracionalismo de Nietzsche y la posverdad

Nietzsche defiende que el único conocimiento verdadero es la intuición sensible y particular de una persona. El problema es que esta intuición es absolutamente incomunicable, no se puede explicar. Para expresar esa intuición tenemos que utilizar el lenguaje, pero las palabras no se corresponden de manera exacta con nuestras intuiciones, de manera que tenemos que utilizar metáforas que falsean la realidad de la intuición. Esas metáforas también se vuelven falsas cuando las palabras concretas se convierten en conceptos universales, que se forman por la eliminación de las características individuales. Este modo para expresar nuestras intuiciones se conoce como la posverdad, siendo una distorsión deliberada de la verdad con el fin de crear una opinión y modelarla. La posverdad deforma la realidad y pretende conseguir que la opinión pública acepte como verdadera esa deformación. La posverdad cuestiona el propio estatuto de la verdad, como diría Nietzsche: «la verdad no existe, solo existen las interpretaciones».

Por lo tanto, Nietzsche defiende que el conocimiento no es más que una forma de falsear la realidad, cuando el mundo es en sí mismo irracional, es decir, inaccesible para la razón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *