La libertad de pensamiento según Kant: Clave para la Ilustración

FRAGMENTO 2

En concreto, en el fragmento seleccionado para el comentario, Kant nos comienza diciendo que, aunque al dotarnos de razón la naturaleza nos liberó de los tutores, realmente son pocos los que, por su propio esfuerzo, han logrado superar esa incapacidad. Kant explica a través de cuatro causas que el ser humano vive heterónomamente como menor de edad. Las dos primeras son la pereza (es como no estar emancipado) y la cobardía (los tutores nos cuidan y nos demuestran lo peligroso que resultaría dar el paso a la emancipación). Estas provocan dos consecuencias: en primer lugar, hacen que quienes han alcanzado la madurez, continúen viviendo como niños, y, en segundo lugar, propician que otros alcancen fácilmente el papel de tutor y se perpetúen como tales.

Una tercera causa son los tutores. Kant recoge tres ejemplos de tutores: los libros, los sacerdotes y los médicos. Estos consolidan su posición, gracias a nuestros instintos y temores, y asumen su labor, no por amabilidad, sino porque así disfrutan de influencia y dominio sobre la sociedad. Estos tutores no ayudan a sus tutorados a alcanzar la madurez y convertirse en autónomos, sino que les perpetúan en la inmadurez intelectual para poder seguir disfrutando de los beneficios como tutores.

La última causa de la minoría de edad, es la costumbre. Aunque un individuo no se sienta capaz de valerse de su entendimiento por sí solo, no carece de tal capacidad. Solo necesita superar el hábito y la comodidad adquiridos a lo largo de su vida dependiente. Quien se sirve de su entendimiento para seguir pautas de forma irreflexiva, según Kant, no está usando su capacidad de manera racional, sino que está abusando de ella. Y para Kant usamos la razón bien desde la autonomía, pero abusamos de ella cuando seguimos de manera heterónoma lo que el tutor ha decidido por nosotros. Quienes siguen las normas de las instituciones se perpetúan en la minoría de edad. Por eso los estados se valen de los tutores para transmitir esas normas y garantizar el control de la sociedad. Por ello, sabemos que la época de Kant es ilustrada, pero no de ilustración, ya que la sociedad aún no ha alcanzado la capacidad de pensar por sí misma.

Para cambiar esto Kant propone la libertad como condición para la ilustración, según él, con ella será un proceso casi inevitable. La única condición para la ilustración es la libertad de razonar, que es igual a la libertad en el uso público de la razón (no en el privado que conduciría a la revolución). Para Kant, cuando llegue la época ilustrada, se concederá a la sociedad la libertad de acción.

FRAGMENTO 3

En concreto en el fragmento seleccionado para el comentario, Kant nos explica que la verdadera ilustración (proceso educativo que convierte al ser humano en alguien capaz de servirse de su entendimiento autónomamente) solo requiere de una condición: la libertad. Dotar al público de libertad de hacer un uso público de su razón, pues eso es lo único que puede traer ilustración a los hombres y limitar, en todo caso, el uso privado de su razón. Así un personaje, en el uso público de su razón, es decir, en tanto que maestro o entendido que se dirige a un público por escrito, no debe ser limitado de forma que haga uso de su razón en libertad; pero ese mismo personaje, en el uso privado de su cargo, no puede perturbar las funciones del gobierno y el uso de su razón puede ser limitado. En consecuencia, en el uso político de su razón, en calidad de entendido y frente a sus lectores, el soldado puede razonar sobre el servicio militar, pero cuando recibe una orden, es decir, en el uso privado de su razón, debe obedecer. Y lo mismo ocurre con el ciudadano que paga impuestos, con el clérigo e incluso con los súbditos de un soberano, aunque a diferencia de los funcionarios de hacienda, oficiales y clérigos de la época, el soberano no tiene por qué exclamar: “no razonéis, solo obedeced”, sino que puede decir: “razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, aunque también debéis obedecer”.

Anteriormente en el artículo Kant daba cuatro causas por las que el ser humano vivía heterónomamente como menor de edad. Ellas son la pereza y la cobardía, ya que pensar por uno mismo exige esfuerzo y valentía, y no todo el mundo está dispuesto a ello; tutores que no ilustran y se aprovechan de los menores para mantener la dependencia; y la costumbre, ya que estamos habituados a ser guiados.

Por ello, Kant propone la libertad como condición para la ilustración, ya que su época todavía no es ilustrada. Kant alaba a Federico II que gracias a su despotismo ilustrado introduce la libertad religiosa y de expresión, aunque obliga al cumplimiento de los mandatos.

Para sostener esta distinción entre uso público y privado de la razón Kant argumenta lo siguiente:

  • El uso privado de la razón es el que alguien hace cuando desempeña una función encomendada por la institución de la que forma parte. Hacer uso ilimitado de la libertad podría generar una revolución. El uso privado de la razón obliga a poner a la razón al servicio de la finalidad de la estructura de la que es miembro.
  • Ahora bien, puede hacer uso público de la razón el instruido sobre un determinado asunto, y que, por tanto, pensando por sí mismo argumente cuestionando ese aspecto de la sociedad. En definitiva, solo el ilustrado, podrá hacer uso público de la razón.

Según Kant, cuando se llegue a la época ilustrada, se le concederá a la sociedad la libertad de acción.

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