La Filosofía de San Agustín
Dualismo y Alma Humana
Según San Agustín, el ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios, lo que implica que posee vida espiritual a diferencia de los animales. Defiende el dualismo, afirmando que el hombre se compone de dos sustancias: el cuerpo (materia) y el alma (forma), cuya unión es accidental.
El alma humana tiene tres facultades que la hacen ser una única persona: memoria, inteligencia y voluntad. La memoria permite unir el presente y el pasado, creando la identidad personal. La inteligencia permite conocer la verdad. La voluntad, por último, lleva a buscar el amor y la felicidad, que solo se pueden encontrar plenamente en Dios.
Libre Albedrío y Pecado
San Agustín defiende el libre albedrío en el ser humano. La voluntad libre nos permite pecar (libertinaje) o vivir bien y conforme a la ley de Dios (libertad). Sin embargo, la voluntad no es suficiente para ser bueno debido al pecado original, que hemos heredado. Por ello, el ser humano necesita la gracia, dada por Dios, para obrar correctamente.
Una acción humana debe juzgarse teniendo en cuenta la intención que la guía: si es conforme a la ley de Dios será buena; si no, será pecado. El mal moral humano se afirma como fruto de un bien mayor, el libre albedrío, resultando del abuso que el hombre comete de este libre albedrío.
La Filosofía de Santo Tomás de Aquino
Hilemorfismo y Seres Contingentes
Santo Tomás aceptará en su concepción de la realidad varias de las teorías de Aristóteles, como el hilemorfismo y la explicación del movimiento como el paso de la potencia al acto. Pero Aquino distinguirá dos formas de ser distintas: la de Dios y las criaturas.
Afirmará que Dios es el creador de todo el universo y por tanto es un ser necesario, no puede no existir. En los seres contingentes hay una diferencia entre la esencia y existencia ya que su esencia no implica su existencia, pero en Dios, al ser necesario, su esencia implica su existencia.
Jerarquía de los Seres y Demostraciones de la Existencia de Dios
Aquino establece una organización jerárquica de los seres basada en sus grados de perfección según la potencialidad de sus esencias y su semejanza con Dios: los seres serán más o menos perfectos de acuerdo a su mayor o menor parecido con Dios.
Tomás afirma a Dios como el ser necesario y acto puro, ser inmutable y perfecto, cuya actividad es pensarse, como Aristóteles. Santo Tomás comprende que la existencia de Dios es problemática racionalmente y por tanto considera una de las tareas fundamentales de la razón la demostración de la existencia de Dios.
Aquino distinguirá dos tipos de demostración: la a priori, en la que conociendo la causa podemos inferir el efecto, y la a posteriori, en la que al darse el efecto podemos demostrar la causa. Afirmará que sólo es posible demostrar la existencia de Dios utilizando la demostración a posteriori, pues conocemos el efecto (la creación) y buscamos su causa.
Sto. Tomás presentará cinco vías para demostrar la existencia de Dios. Todas ellas son demostraciones a posteriori pues parten del efecto para demostrar la necesidad de una última causa y todas siguen cuatro pasos: constatación de un hecho de experiencia, aplicación del principio de causalidad, afirmación de la imposibilidad de una regresión infinita de causas, debiendo haber una causa primera, y afirmación de la existencia de Dios.
- Primera vía: Movimiento de los seres
- Segunda vía: Causas causadas
- Tercera vía: Seres contingentes
- Cuarta vía: Grados de perfección
- Quinta vía: Orden y finalidad en la naturaleza