La Crisis de la Política y la Educación
Ante la incapacidad de los sistemas políticos para mejorar a los ciudadanos, Platón cuestiona el papel de los gobernantes y la justicia. Concluye que la política no es el camino para superar la crisis, sino la educación de los gobernantes para que puedan organizar un Estado justo.
El Proyecto Educativo de Platón
El Intento en Siracusa
Platón intentó poner en práctica su proyecto educativo con Dionisio II, el futuro rey de Siracusa. Sin embargo, la corte, más interesada en mantener el poder que en el bien de los ciudadanos, frustró sus planes.
La Academia
Tras su fracaso en Siracusa, Platón fundó la Academia en Atenas, un centro para educar a ciudadanos y gobernantes. La democracia ateniense permitía a los ciudadanos acceder a cargos públicos por sorteo, lo que llevó a los sofistas a convertirse en educadores de quienes aspiraban a ascender políticamente.
La Crítica a la Sofística y la Democracia
Platón critica la educación sofista y la democracia ateniense por su corrupción. Combate el fenomenismo, subjetivismo y relativismo de los sofistas, argumentando que la educación debe basarse en fundamentos objetivos.
Las Fuentes de la Filosofía Platónica
La filosofía de Platón se nutre de ideas de Sócrates y los presocráticos. De Sócrates, asume el concepto y razonamiento inductivo, así como el intelectualismo moral. De los presocráticos, incorpora la importancia de las matemáticas, el dualismo antropológico y la reencarnación de los pitagóricos; las características del Ser de Parménides; y la visión del mundo sensible como un flujo perpetuo de Heráclito.
La Teoría de las Ideas
Platón afirma la existencia de las Ideas, realidades objetivas que corresponden a nuestros conceptos. Abandona el monismo de Parménides al defender la multiplicidad de las Ideas. También asume el dualismo epistemológico, considerando lo sensible como el terreno de la opinión y lo verdadero como el ámbito de las Ideas.
La Crítica al Mecanicismo
Platón critica el mecanicismo atomista y defiende una explicación teleológica cercana a Anaxágoras, eliminando cualquier vestigio mecanicista. Argumenta que el mundo sensible está en perpetuo fluir, pero no es auténticamente real.