La filosofía de Nietzsche: La muerte de Dios y el nihilismo

La Filosofía de Nietzsche

La filosofía de Nietzsche supondrá un enfrentamiento radical con buena parte de la tradición filosófica occidental, ejerciendo considerable influencia a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del XX. Así como Marx había establecido la acción, la praxis, como centro de la realidad, Nietzsche postulará la «vida» como fundamento de su propuesta metafísica, antropológica y ética. El sujeto es fundamentalmente vida, y no conciencia o pensamiento. Nietzsche parte del supuesto de que la cultura occidental está viciada desde su origen. Es una cultura racional y dogmática, y por eso es decadente, porque se opone a la vida, a los instintos. Nietzsche entonces considera necesario criticar el dogmatismo para eliminar el error de base. Por eso hace una crítica total que abarca todos los aspectos de la cultura occidental: la metafísica, la moral y la religión. Esta crítica radical, que aspira a destruir los fundamentos de la cultura occidental, es decir, de la cultura platónico-cristiana, es lo que significa «Dios ha muerto». Según Nietzsche, Dios ha sido el pilar que ha sostenido toda la cultura de Occidente y por fin el ser humano es capaz de destruirlo. Nietzsche considera que Dios es el gran obstáculo para que llegue el superhombre y es Zaratustra quien proclama la muerte de Dios con dos anuncios: «Dios ha muerto. Viva el superhombre». La muerte de Dios significa asimismo que se han subvertido todos los valores de la vieja humanidad para que pueda nacer el superhombre y crear nuevos valores. Con ello se acaba la historia antigua y comienza una nueva historia, la verdadera historia. En ella, el ser humano, liberado de mitologías y supersticiones, se puede convertir en creador de su propio destino, y llegar, por fin, a ser hombre.

La Muerte de Dios y el Nihilismo

«La muerte de Dios» es, asimismo, causa del nihilismo. El concepto de nihilismo en Nietzsche tiene varias acepciones o matices. Por una parte, Nietzsche afirma que la cultura occidental, especialmente la cultura platónico-cristiana, es nihilista, porque ha divinizado el mundo de las Ideas o el más allá cristiano, que para él, es nada (nihil), es decir, que adora la nada. Por otra parte, para Nietzsche el nihilismo es lo que comienza tras el anuncio «Dios ha muerto». En ese momento la civilización occidental empieza a reconocer que no tiene valores, los valores que ha tenido hasta ese momento se devalúan, pierden fuerza, y comienza una etapa sin valores (nihilista). Con la muerte de Dios, se ha perdido el sentido de la orientación de nuestra existencia, de nuestra vida: estamos perdidos, sin brújula, en el desierto de la historia. Esta dimensión negativa o destructiva del nihilismo, sin embargo, exige dialécticamente una parte positiva y constructiva. Es necesario destruir para crear, aniquilar para producir. Por tanto, el nihilismo es condición necesaria para la creación de nuevos valores, de los valores del superhombre. Desde este punto de vista, el nihilismo es punto de partida hacia una nueva perspectiva del ser y del ser humano, así como de una nueva valoración sobre la vida y la esperanza; es la gran aurora. Esta dimensión del nihilismo es superada por algo instintivo, a lo que Nietzsche llama la voluntad de poder. Esta tercera acepción del nihilismo abre las puertas a una nueva ontología y antropología centrada en la vida, en todo aquello que exalta y potencia la vida.

Otros Filósofos

Descartes

Este texto pertenece a la obra Meditaciones metafísicas de Descartes, obra fundamental para el racionalismo, en la que trata tesis y conceptos fundamentales de la filosofía cartesiana como la duda, la existencia de Dios, la existencia de las cosas materiales y la diferencia entre el cuerpo y el alma.

Hume

Este fragmento pertenece a la obra Investigaciones sobre el entendimiento humano de Hume, escrita a mediados del siglo XVIII, es una obra importante del empirismo inglés. En ella Hume desarrolla alguna de sus teorías o conceptos más importantes, como por ejemplo, la crítica al principio de causalidad o la función del hábito o la costumbre en la teoría del conocimiento.

Kant

Este fragmento pertenece a la Crítica de la razón pura, obra culmen de la filosofía moderna en la que Kant expone su epistemología. El objetivo de esta obra es responder a la pregunta de si es posible la metafísica como ciencia, y para ello Kant elabora su teoría del conocimiento, explicando cómo es posible el conocimiento científico, es decir, el conocimiento universal y necesario.

Rousseau

Este fragmento pertenece a la obra El contrato social de Rousseau, escrita en el siglo XVIII, y que trata sobre la libertad e igualdad de los individuos cuando éstos se unen libremente mediante un contrato social.

Nietzsche

Este texto pertenece a la obra La gaya ciencia de Nietzsche, escrita a finales del siglo XIX en la que culmina la crítica a la metafísica platónico-cristiana y a la concepción positivista de la ciencia, porque ambas exaltan los valores antivitales característicos de la cultura europea y occidental.

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