1. El Problema de la Metafísica: Crítica de Nietzsche
La Crítica a la Metafísica Tradicional
Nietzsche critica la metafísica tradicional occidental por basarse en las ideas de Sócrates y Platón, que luego serían adaptadas al cristianismo. La división de la realidad en dos mundos (el mundo sensible, falso y aparente, y el espiritual, verdadero y superior) derivó en la idea de que la realidad sensible se compone meramente de apariencias, mientras que la inteligible es fija e inmutable. El platonismo, y después el cristianismo, habían impulsado estas ideas con la división del mundo de las Ideas y el sensible, o la idea de la vida presente y el Más Allá.
Esto deriva en una percepción negativa del mundo sensible y una positiva del inteligible. Nietzsche afirma que esta división es producto del temor hacia esta vida y del resentimiento de algunos filósofos hacia un mundo en constante cambio que rechazan. Un engaño con el que tener la esperanza en algo estable y en el que el conocimiento y el lenguaje son utilizados de forma fraudulenta.
Este impulso contra la vida es denominado por este filósofo como la voluntad de la verdad y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias y de lo estático. El filósofo alemán considera falsa esta concepción de la realidad.
El Vitalismo de Nietzsche
Frente a este planteamiento, Nietzsche defiende su postura del vitalismo: la vida presente es la única realidad. Esta es devenir constante, sin fin ni meta, en la que la apariencia es todo. En ella se unen lo apolíneo y lo dionisiaco. La vida es irracional y cruel, pero es necesario aceptarla como es. No existe nada más allá de los fenómenos sensibles. De igual manera, tampoco hay verdades absolutas. Para este filósofo, la realidad cambiante se presenta en forma de perspectivas (perspectivismo).
Todo conocimiento sobre la realidad se muestra desde un punto de vista individual e intuitivo, por lo que no existe una única percepción correcta de las cosas, sino múltiples puntos de vista o perspectivas. Ello conlleva a la idea de que el conocimiento sobre la realidad es relativo, ya que cada individuo lo percibe de manera particular.
La Voluntad de Poder
La voluntad de la verdad se muestra falsa y en su lugar Nietzsche defiende la voluntad de poder, que consiste en asumir y enfrentar una realidad cambiante entendiéndola desde una perspectiva individual y temporal y una ausencia de verdad absoluta. Esta voluntad de poder es la afirmación de la vida que pretende imponerse para lograr satisfacer sus impulsos e instintos; es una voluntad creadora de nuevos valores y tiene un constante afán de superación.
2. El Problema del Conocimiento: La Crítica de Nietzsche
En la crítica a la metafísica que hace el filósofo alemán también incluye una crítica a las teorías de conocimiento previas, ya que consideraba que éstas habían estado impulsando la voluntad de verdad. Los filósofos habían desarrollado conceptos que representaban la realidad y les permitiesen conocer las esencias que se encuentran bajo las apariencias. Dichos conceptos buscaban generalizar lo común, eliminando las diferencias individuales, pero este planteamiento choca con la idea de una realidad individual en constante devenir. Nietzsche interpreta conceptos o verdades universales como una creación ilusoria del lenguaje, usada para referirnos a las cosas uniformemente, lo que hacen creer que existe una supuesta universalidad y una verdad objetiva. Sin embargo, el lenguaje solo expresa la relación entre los elementos individuales y los hombres. Los conceptos nos alejan de la experiencia individual y singular.
El Lenguaje como Metáfora
Nietzsche entiende que estos conceptos generados por el lenguaje son en realidad metáforas que expresan las intuiciones que tenemos sobre las cosas individuales y mutables. Nuestra percepción genera una imagen mental de aquello que percibimos, que pasa a convertirse en una palabra que expresa la forma en la que hemos captado dicho elemento. Esa palabra se establecerá como única para la multiplicidad de realidades cambiantes de un elemento generalizándolo y olvidando su individualidad, por lo que esa metáfora se convertirá en concepto a través del uso y la costumbre. Ante la necesidad y el deseo humano de vivir en sociedad, el concepto pasará a convertirse en una convención lingüística empleada por la comunidad. El ser humano ha olvidado el origen metafórico de los conceptos, lo que le lleva a creer que hay una realidad inmóvil que se esconde detrás de los elementos individuales, perdiendo el conocimiento de una realidad en constante devenir y compuesta de elementos singulares.
El Perspectivismo
De esta manera se establece aquello que se considera la “verdad” convencional. Sin embargo, Nietzsche rechaza esta concepción de lo verdadero y propone el perspectivismo: frente a la existencia de una única verdad contrapone las perspectivas individuales de los seres humanos con los que interpreta la realidad, siendo todas y cada una de estas perspectivas igualmente válidas. Solo se considerará verdadero aquello que favorezca la vida y sea producto de la voluntad de poder. En el proceso se exalta y recupera el poder de la metáfora como mecanismo para interpretar la realidad, pero es necesario reconocer que es una perspectiva que nos ayuda a entender la realidad, pero no posee fundamento de verdad.
Crítica a las Ciencias Positivas
Este planteamiento también le lleva a este filósofo a criticar las ciencias positivas, pues solo expresan la realidad cuantitativamente sin atender a las diferencias cualitativas entre elementos individuales. Frente a la razón que guía estas ciencias (lo apolíneo), Nietzsche contrapuso la intuición, la cual permite captar y percibir la vida y su dinamismo (dionisiaco). La mentalidad calculadora se sustituye por la expresión artística, que es la que permite captar la verdad de la vida con más exactitud, así como los aspectos cualitativos de la realidad.
3. El Problema del Ser Humano: El Superhombre
El Hombre Occidental vs. el Superhombre
Para Nietzsche el hombre occidental es débil, racional y está asustado por la vida. Desde la filosofía platónica, se había apoyado en un mundo que iba más allá del mundo presente, al cual consideraba superior, mientras condenaba el plano terrenal. Necesita la guía de un ser divino que le indique qué moral seguir para distinguir lo bueno de lo malo. Este hombre seguía la moral del esclavo y la voluntad de verdad. Frente a este hombre, propone un ser humano intuitivo y terrenal, capaz de librarse de las ataduras culturales y sociales y promover la vida en el eterno retorno. Éste es el último hombre, caracterizado en la obra Así habló Zaratustra como el profeta persa y con quien se identificaría el propio Nietzsche. Su misión es criticar la cultura occidental y predecir la llegada del superhombre, la encarnación de la vida terrenal, capaz de dar forma a los nuevos valores.
Las Tres Transformaciones del Espíritu
Para la llegada del superhombre son necesarias tres transformaciones del espíritu:
- Transformación en camello: El hombre muestra su fuerza sosteniendo pesadas cargas, que son los valores contrarios a la vida. Este hombre se somete a los mandatos de la ley moral y Dios. Se basa en el imperativo “Tú debes”.
- Transformación en león: El hombre se rebela contra la carga y su amo. Busca liberarse de los valores establecidos para eliminar el deber y sustituirlo por el querer. Es un nihilista que se niega a toda imposición. Afirma: ¡Yo quiero!.
- Transformación en niño: Símbolo del nuevo comienzo y de la aceptación de la vida. El niño hace su voluntad y es creador de valores y no está sometido a ninguna moral. Ya no es el hombre, sino el superhombre, quien inicia un nuevo comienzo libre de prejuicios. Un niño es la inocencia que permite volver a comenzar.
La Voluntad de Poder en el Hombre
En este punto Nietzsche también defiende que este nuevo ser humano encarna la voluntad de poder, entendido en su aplicación en el hombre como la suma de todas sus fuerzas e impulsos vitales, un instinto principal y superior que debe dominar la inteligencia. Distingue esta voluntad de la voluntad de existir, que es meramente un instinto de conservación, mientras que la de poder es el impulso por superar todos los obstáculos y afirmar una vida que desea expandir y satisfacer sus deseos. Es una voluntad creadora de valores y de verdad, que no se somete a imposiciones y vive intensamente. El superhombre afirma el eterno retorno de lo mismo, ama el destino y vive intensamente, transvalorando y creando nuevos valores. Es libre, individualista, no es gregario; es dueño de sí mismo, vive su propia vida conforme a sus deseos.
4. El Problema de Dios: La Muerte de Dios
La Crítica a la Religión
La filosofía de Nietzsche defiende la muerte de Dios. La metafísica occidental se había apoyado en la idea de la divinidad para garantizar la inmutabilidad y las verdades absolutas y universales. A ello se añade la forma en la que se había utilizado la religión: como medio para imponer a todos una moral de condiciones y prohibiciones, es decir, la moral del esclavo. La existencia de Dios era considerada como una amenaza contra la vida, pues provocaba que las personas creyesen y se centrasen en la próxima vida, rehuyendo la presente. Su muerte le permitiría al hombre situarse más allá del bien y del mal, eliminar los principios morales que habían regido la civilización occidental y su sustitución por la voluntad de poder y permitirle centrarse en esta vida.
El Significado de la Muerte de Dios
La muerte de Dios significa negar su existencia, no sustituirla, ya que ello conllevaría sustituirlo por otro concepto ilusorio (la razón, el Estado, la humanidad, la ciencia…). Todos los atributos positivos de la divinidad deben volver al hombre para sustituir a Dios por el superhombre y la voluntad de poder. Habiendo muerto, es el ser humano el que es capaz de legislar y crear valores.
Nihilismo: Aspecto Negativo y Positivo
Dios había sido creado para dar sentido a la vida. Muerto, esta función dejaba de tener sentido, lo que conllevaba el nihilismo, la ausencia de valores. Tanto la metafísica, como la moral quedaban ausentes de fundamento. Para Nietzsche esto tenía un aspecto negativo y uno positivo:
- Aspecto negativo: La muerte de Dios provoca que el ser humano pierda sentido y orientación moral a la que aferrarse al derrumbarse los valores tradicionales. El nihilismo lo conduce al pesimismo y pasividad. Este aspecto no es aceptado por Nietzsche, pues conducía a la desesperación, al repudio de la vida y a la sustitución de Dios por otros ídolos.
- Aspecto positivo: Con la muerte de Dios se abre un futuro en el que se transmutan los valores, lo que implica no solo nuevos valores, sino también el cambio en la forma de valorar. Ya no se valora desde el resentimiento contra la vida, sino desde la voluntad de poder, desde los instintos que potencien la vida. La transmutación se lleva a cabo por el superhombre, un ser humano fuerte, instintivo, que acepta lo trágico de la vida, su devenir y sus diversas perspectivas.
El Eterno Retorno
El nihilismo derivado de la muerte de Dios conllevaría que el superhombre valorase la vida y la viviese intensamente. Del mismo modo, quedaba eliminada la creencia en un Más Allá, aunque dentro del ser humano pervive un anhelo de eternidad. Esto le llevó a plasmar la idea del eterno retorno de lo mismo, que explica que la vida completa de un individuo vuelva a repetirse de la misma manera infinitas veces. Detrás de esta idea se esconde el vitalismo de esta filosofía. El superhombre vive una vida intensamente, una que merezca la pena vivir eternamente sin limitaciones morales. Fuera de este planteamiento queda el planteamiento de una vida en el Más Allá y Dios, animando a vivir la vida presente de una forma intensa.
5. El Problema de la Ética: La Moral del Esclavo y la Moral del Señor
Crítica a la Moral Tradicional
El hombre que sigue la moral tradicional es considerado débil para Nietzsche. Para él, desde la creación del racionalismo socrático había derivado en la moral del esclavo. La moral es entendida como un saber que nos permite juzgar el bien y el mal, pero dichos términos se han deformado con el tiempo, lo que hace necesario entender su sentido histórico y etimológico en una búsqueda genealógica. En el primer caso, se comprueba que en las sociedades históricas el fuerte y poderoso era el “bueno”, mientras que el plebeyo y débil era el “malo”. Etimológicamente, bueno ha significado “noble” y “fuerte” y malo “vulgar” y “cobarde”. Con esta información, Nietzsche destaca dos tipos de moral:
- La moral de los señores: La de los hombres superiores y poderosos que aman la vida. Son creadores de valores, porque deciden por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo. Es la moral del superhombre.
- La moral de los esclavos: Es la de los débiles y oprimidos, resentidos contra sus señores y contra la vida. Se basa en la negación de uno mismo y en la aceptación de valores y juicios de otras personas. No crean valores y se aferran al intelecto que proporciona valores universales e inmutables. Sus seguidores no encuentran consuelo en esta vida, por lo que la buscan en otra vida. Es antinatural, pues niega los instintos vitales y se ha fundamentado en Dios. Es la que predomina en la moral occidental tradicional y provoca el resentimiento ante uno mismo, la vida y los fuertes y el deseo de venganza. Esta se consuma mediante la predicación de valores como la humildad, el amor al prójimo, el sacrificio…
El Origen de la Moral del Esclavo
En el comienzo de la sociedad humana había predominado la moral del señor. Sin embargo, con la llegada de la filosofía de Platón, se desarrolló la idea de los dos planos de la realidad que minusvaloraba el plano terrenal. Para llegar al plano superior, el hombre debía de someter sus instintos naturales, con lo que se obtenía un premio que Nietzsche negaba. Para Nietzsche era un planteamiento nihilista, pues dirigía la existencia humana a algo que no existía. Esto significaba el triunfo de la moral apolínea (la razón) frente a la dionisíaca (los instintos), algo antinatural para el filósofo alemán. La llegada del cristianismo reforzaría esta moral esclava que se basaba en la compasión por los débiles, el sufrimiento o el rechazo al placer. Había sido instaurada por los débiles, personas resentidas que temen a los fuertes. Al no encontrar consuelo en esta vida, lo esperaban en la siguiente.
La Transmutación de los Valores
Para este filósofo, la decadencia de la civilización moderna provenía de esta moral del esclavo que estaba cargada de resentimiento. Ideologías como el liberalismo o el socialismo no serían más que signos de esta descomposición y debilidad. Nietzsche defiende una transmutación de los valores, para volver a recuperar la moral de los señores. El superhombre traería este cambio mediante una transmutación de los valores en aquellos en los que se amase la vida, el poder, se acepte el destino y se satisfagan los instintos naturales.
La Voluntad Fuerte
En este punto, este filósofo también determina que el ser humano no posee una voluntad libre, sino una voluntad fuerte (afirma la vida) o débil (teme la vida). El concepto de libertad no es valorado, pues es la causa de la moral del esclavo. La verdadera libertad solo se admite si se entiende como la posesión de una voluntad fuerte, independiente de toda restricción moral, lo que lo vincularía con la moral del señor y el superhombre.