La Filosofía Crítica de Kant: Un Giro Copernicano en el Pensamiento

Para entender completamente la obra y el pensamiento de Kant, es crucial considerar el contexto histórico y filosófico en el que se desarrolló su trabajo. Kant vivió en el siglo XVIII, un periodo marcado por un cambio significativo en Europa, tanto en el ámbito político como en el intelectual.

Contexto Histórico

En términos políticos, el siglo XVIII presenció el auge de la Ilustración, un movimiento intelectual que enfatizaba la razón, la ciencia y el progreso humano. Este periodo estuvo marcado por la lucha contra el absolutismo monárquico y la promoción de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. En este contexto se gestaron movimientos revolucionarios como la Revolución Americana (1776) y la Revolución Francesa (1789), que tuvieron un impacto significativo en la política y la sociedad europea.

Influencias Filosóficas

Filosóficamente, Kant fue influenciado por las corrientes racionalistas y empiristas que dominaron el pensamiento europeo en los siglos XVII y XVIII. El racionalismo, representado por filósofos como Descartes, Spinoza y Leibniz, sostenía que el conocimiento se deriva principalmente de la razón y la deducción lógica. Por otro lado, el empirismo, asociado con figuras como Locke, Berkeley y Hume, afirmaba que el conocimiento se origina en la experiencia sensorial y la observación.

Kant buscó superar las limitaciones tanto del racionalismo como del empirismo, y su filosofía crítica representa un giro radical en la historia del pensamiento occidental. Su obra más influyente, La Crítica de la Razón Pura, aborda las cuestiones fundamentales del conocimiento humano, examinando la naturaleza y los límites de la razón y la experiencia.

Fenómenos y Noúmenos

La filosofía crítica de Kant se centra en la distinción entre lo que él llamó fenómenos y noúmenos. Los fenómenos son los objetos del conocimiento que experimentamos a través de los sentidos, mientras que los noúmenos son los objetos que existen independientemente de nuestra percepción. Kant sostuvo que, aunque no podemos conocer los noúmenos en sí mismos, sí podemos conocer los fenómenos y las condiciones a priori que hacen posible nuestra experiencia.

Aportaciones de Kant

Además de su trabajo en epistemología, Kant también realizó importantes contribuciones a la ética, la metafísica, la filosofía política y la estética. Su idea central de la autonomía moral, expresada en el concepto del imperativo categórico, tuvo un impacto duradero en la teoría ética moderna.

El Conocimiento Según Kant

Kant expone una de las ideas centrales de La Crítica de la Razón Pura: todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, pues el único modo de que nuestra capacidad de conocer comience a funcionar es que sea afectada por los objetos de los sentidos. Sin embargo, los datos de los sentidos no son suficientes; por eso dice que “no todo conocimiento comienza con la experiencia”, pues además de la experiencia es necesario aquello que la facultad de conocer, con independencia de la experiencia, pone por sí misma.

Kant afirma que el conocimiento es una composición de lo que recibimos mediante las impresiones sensibles y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce a partir de sí misma.

  • La filosofía racionalista admite que poseemos determinados conocimientos que no proceden de la experiencia.
  • La filosofía empirista no admite ningún conocimiento que no derive de la experiencia.

Kant considera que todo conocimiento comienza con la experiencia, pero al mismo tiempo hay conceptos que la razón forma por sí misma, conceptos a priori que no proceden de la experiencia, sino que se aplican a ella, la condicionan y la hacen posible. La doctrina de Kant se convierte así en una síntesis de racionalismo y empirismo.

Materia y Forma del Conocimiento

Según Kant, en todo conocimiento podemos distinguir dos aspectos:

  1. La materia del conocimiento: es el contenido empírico, las sensaciones que solo pueden ser suministradas por los sentidos y vienen, por tanto, dadas a posteriori.
  2. La forma del conocimiento: es aportada por la propia facultad de conocer del sujeto y consiste en la organización de los datos sensoriales según unas estructuras a priori.

Según Kant, el contenido del conocimiento proviene de las experiencias sensibles, pero es nuestra mente la que aporta la estructura que sirve para interpretar lo que conocemos.

El Giro Copernicano

Kant compara su teoría del conocimiento con la revolución que realizó Copérnico en astronomía; por eso, denominamos giro copernicano a la tesis kantiana de que el sujeto impone al material de la experiencia sus propias formas cognoscitivas, de modo que los objetos solo pueden ser conocidos bajo esas formas.

Sensibilidad y Entendimiento

Kant distingue dos fuentes de conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento.

  • A través de la sensibilidad conocemos fenómenos, no una realidad independiente del sujeto cognoscente.
  • La materia del fenómeno es el contenido empírico, suministrado por los sentidos.
  • La forma del fenómeno es aquello que hace que la diversidad de sensaciones pueda ser ordenada en ciertas relaciones.

El espacio y el tiempo son las formas a priori de la sensibilidad, es decir, no son realidades objetivas que existen en el mundo exterior al sujeto, sino que son el marco impuesto por nuestra propia mente dentro del cual percibimos la realidad.

La Cosa en Sí

Kant llama cosa en sí o noúmeno a lo que las cosas son en sí mismas, independientemente de ser conocidas por nosotros. El conocimiento comienza cuando el sujeto es afectado por la realidad exterior, pero esta realidad no es objeto de conocimiento; lo que el sujeto conoce es el fenómeno, es decir, no es la cosa en sí (noúmeno), sino el objeto constituido por su propia actividad como ser pensante, un objeto ordenado en el espacio y en el tiempo.

Categorías del Entendimiento

Los fenómenos son diversos y el entendimiento debe reunir esa diversidad en una síntesis. Esa síntesis se realiza mediante conceptos a priori o categorías (como los conceptos de causa, sustancia, etc.). Esto quiere decir que, para Kant, la causa o la sustancia no forman parte de la realidad externa, sino que son elementos aportados por el sujeto para dar sentido a lo que percibimos.

Idealismo Trascendental

Kant denomina a su doctrina idealismo trascendental y también idealismo crítico porque su doctrina no niega la existencia de una realidad exterior al pensamiento, sino que solo afirma que no podemos conocerla tal y como es en sí misma.

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