Análisis Comparativo: Hobbes, Descartes y Kant sobre el Conocimiento y la Razón

POLÍTICA DE THOMAS HOBBES

El Estado se concibe como un cuerpo político compuesto por todos los individuos funcionando como un organismo artificial integrado por ciudadanos. El soberano garantiza el cumplimiento de la ley al disponer de la fuerza necesaria para obligar a todos a seguirla. Este poder absoluto se utiliza en aras de asegurar la paz social y terminar con la guerra de todos contra todos. Se parte de la distinción entre moral y política establecida por Maquiavelo, apartándose de la visión aristotélica que consideraba a las personas como naturalmente sociales. Se propone el contrato social como explicación de la convivencia en sociedad, entendiendo que esta no es una realidad natural, sino el resultado de un acuerdo o pacto previo. En el estado de naturaleza, previo al contrato social, la competencia, desconfianza y búsqueda de gloria generan discordia. Hobbes respalda la teoría del contrato social, considerándolo un convenio que pone fin a la guerra de todos contra todos, necesitando un poder centralizado o soberano para garantizar la paz mediante el uso legítimo de la fuerza coercitiva.

Análisis del Pensamiento Cartesiano

Texto 2: La Búsqueda de la Certeza

«Consideraré ahora con mayor circunspección…»

Este texto, atribuido a René Descartes, pertenece al ámbito de la filosofía cartesiana, marcando una fase crucial en el desarrollo del pensamiento moderno. Descartes, perteneciente al siglo XVII, es reconocido por su contribución al racionalismo y su método deductivo.

El fragmento proviene de su obra, en la cual Descartes reflexiona sobre su propio conocimiento y plantea el famoso «cogito, ergo sum» (pienso, luego existo). En este texto, se enfoca en la búsqueda de conocimientos adicionales y establece un criterio de verdad basado en la percepción clara y distinta.

La problemática central reside en la certeza y el alcance de los conocimientos propios. Descartes se cuestiona si puede encontrar otros conocimientos más allá de su existencia pensante y establece la regla general de que lo que concebimos de manera clara y distinta es verdadero.

El texto es principalmente expositivo, donde Descartes presenta su reflexión de manera secuencial.

  • En la primera parte, afirma el «cogito» como conocimiento fundamental.
  • Luego, caracteriza este conocimiento como una «percepción clara y distinta» con evidencia intrínseca.
  • Finalmente, extiende este tipo de evidencia al criterio general de verdad.

En el cuerpo del comentario, se identifica la idea principal de Descartes, que es la certeza de su existencia pensante, expresada en el «cogito». Las ideas secundarias incluyen la caracterización de la «percepción clara y distinta» como evidencia intrínseca y la extensión de este criterio de verdad a todas las cosas concebidas de esta manera.

Se establece la relación entre las ideas de Descartes, enfocándose en cómo el «cogito» actúa como fundamento de su conocimiento. Se conecta la percepción clara y distinta con la certeza y se explica cómo este criterio de verdad se aplica a todas las cosas concebidas de esta manera.

En la conclusión, se menciona brevemente cómo el pensamiento cartesiano influyó en otros filósofos y corrientes de pensamiento. No se exploran otros problemas del autor o pensadores relacionados, ya que el texto es específico en su enfoque.

Texto 8: El Origen de las Ideas

«Pues bien, de esas ideas, unas me parecen nacidas conmigo…»

Este texto, atribuido a René Descartes, se encuentra en su obra filosófica y reflexiona sobre la naturaleza de las ideas y su origen. Descartes, destacado pensador del siglo XVII, es conocido por su enfoque metodológico y su contribución al racionalismo.

El fragmento pertenece a su obra «Meditaciones Metafísicas», donde Descartes explora las fuentes de sus ideas. Se plantea la existencia de ideas innatas, ideas adquiridas del entorno y ideas creadas por sí mismo. La problemática central reside en la naturaleza y origen de las ideas, cuestionando si algunas son inherentes, externas o fruto de la invención personal.

En la introducción, se destaca a Descartes como un representante de la Ilustración y se menciona su contribución al idealismo trascendental. La obra en cuestión, «Meditaciones Metafísicas», se presenta como un espacio donde el autor reflexiona sobre la naturaleza de las ideas.

La problemática del texto radica en la diversidad de las ideas y sus orígenes. Descartes examina las ideas que considera nacidas con él, las que percibe del exterior y las que crea internamente, considerando cómo la percepción influye en este proceso. La pregunta central es la procedencia de estas ideas y cómo distinguirlas. Incluso las que parecen externas podrían tener un origen interno.

El texto tiene un carácter más expositivo, ya que Descartes presenta sus reflexiones de manera descriptiva. Sin embargo, también se puede considerar argumentativo, ya que el autor plantea diferentes perspectivas sobre el origen de las ideas.

En el cuerpo del comentario, se identifica la idea principal de Descartes, que es la reflexión sobre la procedencia de las ideas y cómo se relacionan con la percepción externa e interna.

Las ideas secundarias incluyen la distinción entre las ideas innatas, adquiridas y creadas, así como la duda sobre la verdadera fuente de todas las ideas.

En la conclusión, se hace una breve referencia a la relevancia de estas reflexiones en el contexto filosófico, destacando cómo Descartes influyó en la comprensión de la epistemología y la relación entre la mente y el mundo externo.

El Problema del Conocimiento Según Immanuel Kant

Immanuel Kant, el filósofo de la Ilustración alemana, se destacó por su profundo análisis de la razón humana en un contexto de avances científicos notables. Kant distinguió entre dos aspectos de la razón:

  • La razón teórica: relacionada con el conocimiento.
  • La razón práctica: vinculada a la acción.

Su obra principal, dividida en «Crítica de la razón pura» y «Crítica de la razón práctica», explora estos aspectos respectivamente. Kant propone una crítica de la razón para determinar sus límites y posibilidades dentro del marco ilustrado.

Además, Kant formuló tres grandes preguntas filosóficas:

  1. ¿Qué puedo conocer?
  2. ¿Qué debo hacer?
  3. ¿Qué me cabe esperar?

Estas preguntas, abordadas en sus obras principales, reflejan aspectos de la epistemología, la ética y cuestiones metafísicas y religiosas. Aunque Kant las divide en tres bloques, las considera interconectadas y subyacentes a una pregunta fundamental: ¿Qué es el hombre? Este enfoque antropológico atraviesa su pensamiento y vincula sus indagaciones sobre la razón con la naturaleza humana.

La Crítica de la Razón Pura

La «Crítica de la razón pura» de Immanuel Kant aborda el problema del conocimiento y la posibilidad de convertir la metafísica en una ciencia. Kant se pregunta por qué la filosofía estaba estancada en comparación con los avances científicos de su época. Para responder, distingue entre:

  • Juicios analíticos: donde el predicado está contenido en el sujeto.
  • Juicios sintéticos: donde el predicado aporta nueva información.
  • Juicios a priori: independientes de la experiencia.
  • Juicios a posteriori: dependientes de la experiencia.

Destaca los juicios sintéticos a priori, que son fundamentales para la ciencia. Kant propone un «giro copernicano» en la filosofía, enfocándose en cómo la mente estructura el conocimiento. Aborda la sensibilidad, el entendimiento y la razón como facultades del conocimiento. Argumenta que las matemáticas son posibles porque están basadas en juicios sintéticos a priori sobre el espacio y el tiempo. Explica cómo las categorías del entendimiento, como la sustancia y la causalidad, permiten la existencia de la física como ciencia. Sin embargo, señala que la metafísica no puede convertirse en ciencia porque sus objetos de estudio, como el mundo, el alma y Dios, no tienen contenido empírico.

Kant introduce la distinción entre fenómeno (lo que percibimos) y noúmeno (la cosa en sí), y argumenta que solo podemos conocer los fenómenos, mientras que el noúmeno nos es inaccesible. Concluye que, aunque como fenómenos estamos determinados por leyes naturales, como noúmenos somos libres.

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