Contexto Histórico de Marx
La Europa de la primera mitad del siglo XIX se caracterizó por una situación política y económica compleja. Tras el Congreso de Viena y la derrota de Napoleón, las potencias vencedoras reconfiguraron el mapa europeo y restauraron el absolutismo, que pronto fue desafiado por sucesivas oleadas revolucionarias. La Revolución de 1848 y la Comuna de París de 1871 marcaron el punto álgido de este periodo de agitación, que finalmente dio paso al liberalismo doctrinario.
Los cambios socioeconómicos provocados por la Revolución Industrial, con la introducción de la maquinaria y el aumento de la productividad, desempeñaron un papel crucial en la radicalización de las revoluciones. El contexto cultural de la época de Marx estuvo marcado por una pluralidad de corrientes.
El Materialismo Histórico
Para Marx, la realidad se construye y fundamenta en la relación dialéctica entre el hombre y la naturaleza, que se realiza en un proceso de producción determinado. La sociedad, por tanto, es estudiada por el materialismo histórico. Marx sostenía que toda sociedad se compone de una estructura básica formada por dos elementos: la base económica, que es el modo en que se organiza la producción material, y la superestructura, que es el conjunto de leyes, ideas y costumbres que surgen de dicha forma de producción.
La relación entre la base económica y la superestructura es dialéctica, influyéndose mutuamente. Cuando surgen contradicciones en la base económica, la sociedad entra en crisis. Estas contradicciones son tanto objetivas (dentro del sistema de producción) como subjetivas (conciencia de las injusticias del sistema). Frente a esta conciencia, la superestructura genera un mecanismo de defensa: la ideología. La ideología es una falsa conciencia que justifica y mantiene la realidad tal como es, haciendo que los individuos formen teorías erróneas sobre sí mismos y el mundo. La religión es una parte importante de esta ideología.
La sociedad se divide en clases sociales, y Marx identificó una contradicción fundamental entre la burguesía y el proletariado. La burguesía posee los medios de producción, mientras que el proletariado solo posee su fuerza de trabajo, lo que lleva a la explotación de una clase sobre la otra. Esta explotación se basa en la alienación en el trabajo, donde el valor del producto no pertenece al trabajador ni mejora su vida, sino que beneficia al capitalista.
Nietzsche: Contexto y Transvaloración de Valores
La vida de Nietzsche se enmarca en la segunda mitad del siglo XIX, una época de consolidación burguesa y expansión colonial. La Revolución Industrial y la unificación de Italia y Alemania trajeron consigo avances tecnológicos y desigualdades sociales. Los ideales revolucionarios de la primera mitad del siglo dieron paso a una sociedad conservadora y represiva.
Las contradicciones de esta sociedad se reflejaron en la cultura, y Nietzsche fue un exponente filosófico de este periodo.
Para Nietzsche, la decadencia comenzó con la dialéctica de Sócrates y Platón, basada en el principio de identidad. Nietzsche afirmaba la negación de este principio, enfatizando el cambio y el devenir. Dios, según Nietzsche, había sido la gran objeción contra la vida, y su muerte en la época moderna había llevado al nihilismo.
El nihilismo podía tener dos sentidos: negativo (pasividad y sinsentido) o positivo (oportunidad para la transmutación de valores). Nietzsche abogaba por la transmutación de los valores, no solo creando valores diferentes, sino cambiando radicalmente la forma de valorar.
Esta transmutación implicaba valorar desde la voluntad de poder y los instintos que potencian la vida. El superhombre, que no es un ser sobrehumano sino lo que viene después del hombre, encarna esta voluntad de poder.
La evolución del espíritu hacia el superhombre pasa por tres estadios: el camello (que asume su deber racional), el león (que se rebela pero no puede crear nuevos valores) y el niño (que hace de la vida un juego y una creación artística). Este último representa al superhombre, que abraza la vida como un eterno retorno de lo mismo y afirma el presente.