Contextualización Textual
Este texto pertenece a la Summa Theologiae, título que puede traducirse como «Suma Teológica», un tratado de teología del siglo XIII, escrito por Santo Tomás de Aquino durante los últimos años de su vida. La tercera parte, al quedar inconclusa, fue completada por sus discípulos póstumamente. Es la obra más famosa de la teología medieval, y su influencia sobre la filosofía posterior, sobre todo en el catolicismo, es inestimable. Concebida como un manual para la educación teológica, ejemplifica de manera acabada el estilo intelectual de la escolástica en la estructura de sus artículos.
Se relaciona en parte con una obra anterior, la Summa contra Gentiles, de contenido más apologético, estructurada para refutar una a una las herejías conocidas. La Summa está formada por cuestiones sobre el tema tratado, que luego se responderán mediante artículos que siempre tienen la misma estructura: una pregunta inicial, argumentos u observaciones que irían en contra de la tesis propuesta, luego uno o varios argumentos a favor para dar paso a la respuesta.
El tema de la relación entre razón y fe es uno de los temas centrales de la filosofía de Santo Tomás y de toda la filosofía medieval. En relación a este problema podemos encontrar diferentes posiciones a lo largo de la época antigua y medieval.
- La primera viene dada por Tertuliano, autor del siglo II d.C., que defiende que la razón y fe son enemigas. El hombre debe renunciar a la razón pues su objetivo es la salvación, y esta se consigue a través de la fe, no siendo necesaria ninguna otra cosa.
- La posición de San Agustín, que aunque da prioridad a la fe sobre la razón, no desecha esta última como fuente de conocimiento. Para este autor es necesario un esfuerzo racional para la comprensión de la Biblia, si bien la fe cristiana actuaría como luz para el intelecto (iluminismo).
- Una tercera tradición es la del aristotelismo árabe y latino, donde podemos hablar de una primacía de la razón sobre la fe. Averroes, el más grande comentador de Aristóteles, expuso un racionalismo claramente antiteológico, en el que defiende la independencia del conocimiento científico, el cual debe prevalecer sobre los textos del Corán. En el mundo latino, esta postura se suavizó con la llamada teoría de la doble verdad, defendida por Sigerio de Brabante. En ella la verdad es doble, habiendo verdades de fe y verdades de razón incompatibles entre sí.
Santo Tomás intentará superar el conflicto entre razón y fe en todas sus obras afirmando que ambos tipos de conocimiento no tienen, si se usan correctamente, razón para entrar en conflicto. Son dos modos de conocer donde debe reinar la armonía, y si una de ellas ha de revisar sus resultados, será siempre la razón la que lo haga.
Contextualización Filosófica y Cultural
Santo Tomás es el mayor representante de la escolástica medieval. La escolástica es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo. Fue la corriente dominante en el pensamiento medieval, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe.
En lo que se refiere al contexto histórico-cultural, Europa fue testigo de las luchas que libraron el papado y el imperio, los dos grandes poderes que se repartían el control de los restos del Sacro Imperio Romano. Es más, se ha dicho que la polémica relativa a las relaciones entre fe y razón no era más que la cara filosófico-teológica del debate político entre los defensores del poder papal y los que abogaban por el emperador. Así, los que sostenían que la razón se imponía sobre la fe, en el fondo lo que defendían era que el poder del emperador superaba al del Papa, y quienes mantenían que la filosofía era una sierva de la teología eran los que pensaban que el poder del papa se imponía al del emperador.
Pese a que en vida de Santo Tomás (1225-1274) las guerras entre estos dos poderes no eran tan fuertes, todavía persistía la cuestión. De este modo, Santo Tomás intentará en sus obras ofrecer la imagen de una armonía posible entre la filosofía y la religión, que se traduce en un entendimiento entre el poder del papa y el poder del emperador.
En cuanto al ambiente cultural, estaban llegando a Europa las primeras ediciones de la Física y la Metafísica de Aristóteles que se habían conservado en la tradición árabe, y que habían pasado a Occidente gracias a la Escuela de Traductores de Toledo. Estas obras llegaban acompañadas de los comentarios del filósofo árabe Averroes. El éxito de estos escritos fue inmediato entre los estudiantes de las recién creadas universidades. Sin embargo, las autoridades religiosas no vieron con buenos ojos estas nuevas corrientes, por lo que se prohibieron todas sus obras y los comentarios que las acompañaban. El resultado fue una importante revuelta estudiantil y que el pensamiento de Aristóteles fuera más popular todavía.
Ante esta situación, Alberto Magno intentó convertir a Aristóteles en un filósofo cristiano, pero fue su discípulo Tomás de Aquino el que logró realizar la tarea de cristianización tan perfecta que las autoridades eclesiásticas lo nombraron “Santo, doctor de la Iglesia” y teólogo oficial del mundo católico. Las obras de Tomás de Aquino son abundantísimas, pero las dos más importantes son las mencionadas Suma de Teología y la Suma contra Gentiles.