Contexto Histórico-Cultural
La filosofía moderna comienza con Descartes, pero anteriormente suceden hechos de interés histórico y cultural que hacen que esta surja. Entre el siglo XIV y XVII se sitúa el fin de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna a través del Renacimiento.
Durante este periodo se produce una gran expansión económica y comercial y la unificación de las naciones. Socialmente, se produce una abolición del feudalismo que produce el triunfo del espíritu burgués.
Culturalmente, se suceden los siguientes hechos:
- Se produce el desplazamiento del teocentrismo al antropocentrismo, retomando así el humanismo de la antigüedad clásica y apartando a Dios como centro del universo.
- La crisis de la escolástica: Guillermo de Ockham deja en un segundo plano la metafísica, centrándose en la epistemología. Esto le abrirá paso a la ciencia moderna.
- La ciencia moderna: Es la causa principal de la filosofía moderna. A continuación, los principales autores:
- Copérnico: establece el heliocentrismo frente al geocentrismo.
- Kepler: ayuda a la astronomía con sus tres famosas leyes sobre el sistema solar y el movimiento de los planetas.
- Galileo: destaca principalmente por establecer el método hipotético deductivo. Este consta de cuatro partes:
- Observación del fenómeno.
- Creación de una hipótesis que explique el fenómeno.
- Deducción de las consecuencias.
- Comprobación de lo deducido comprobándolo con la experiencia.
- La Reforma Protestante: propuesta por Lutero. Este movimiento produce grandes cambios políticos, sociales y culturales. La Iglesia Romana reacciona con la Contrarreforma, que produce guerras de religión en las que Descartes se verá implicado.
Contexto Filosófico
La filosofía de la época se centra en la teoría del conocimiento, la epistemología. Para hallar los orígenes y límites de este se establece el racionalismo y el empirismo.
Para el racionalismo, el origen de todo conocimiento es la razón y para ella no hay límites. Esta teoría será desarrollada por filósofos como Descartes y Spinoza, y acabará desembocando en el dogmatismo, que es la creencia en una verdad universal.
Por otro lado, el empirismo establece como origen de todo conocimiento la experiencia. Esta teoría es desarrollada por filósofos como Locke y Hume, y acabará desembocando en el escepticismo, que es la duda de todo conocimiento.
La Justificación de Descartes
El propósito de Descartes a la hora de elaborar su filosofía es hacer una revisión de todo el conocimiento anterior a través de una revisión físico-matemática.
Para elaborar esta revisión se basa en dos claves: el nuevo criterio sobre la verdad (razón autónoma) y el ámbito ético y político. Para poder llevar a cabo correctamente este criterio de verdad en la razón humana es necesario llevar a cabo un método. Este método es el camino, el cual su único objetivo es hacer un buen uso de la razón. Basado en el modelo científico, el método consta de cuatro reglas que conjugan intuición y deducción. La primera regla es la evidencia, la cual consiste en no admitir nada como verdadero sin que aparezca al espíritu de forma evidente. La segunda regla es el análisis, que consiste en dividir las dificultades en sus partes más simples. La siguiente regla, la síntesis, se basa en recomponer lo analizado desde lo más simple a lo más complejo y, por último, está la regla de la comprobación, que es realizar comprobaciones periódicas que eviten el error.
La razón, para Descartes, introduce la duda metódica, que es el método previo al método para hallar una evidencia. Este método es provisional, universal e hiperbólico. Se basa en la duda, y esta duda conlleva a varios pasos.
Primero, se duda de la información sensible, los sentidos, que son la fuente del error más generalizada. Luego, se duda de los razonamientos, ya que nos podemos equivocar aun en las operaciones más simples.
Por otro lado, está la duda de las matemáticas, donde hay un »genio maligno» que haga que nos engañemos en nuestros razonamientos matemáticos. Y, por último, se duda de la existencia del mundo exterior, ya que es posible pensar que todo lo que nos parece estar viendo no sea más que un sueño. De esta manera, Descartes obtiene su primera evidencia.
Esta primera evidencia constata la verdad de la conciencia: »Pienso, luego existo». La conciencia se basa en ideas, que son representaciones mentales. En respecto a la actividad de pensamiento, Descartes lo llama atributo, que es una naturaleza, su propia esencia. La actividad de pensamiento reúne a todas las actividades mentales; no la puede afirmar como algo físico ni corpóreo. Estas ideas se clasifican según su realidad objetiva, donde están las ideas adventicias, que proceden de la experiencia externa (por ejemplo, el color verde o el olor de las flores, o el sonido de un tren; son cosas que se captan por los sentidos). Después, están las ideas facticias, que proceden de la imaginación o voluntad, como por ejemplo un dragón. Y, por último, las ideas innatas, que son procedentes de la razón o entendimiento, como por ejemplo la perfección. Descartes pone todo el peso del conocimiento seguro en las ideas innatas.
La idea de la perfección es una idea innata, ya que ni se capta por los sentidos para ser adventicia ni procede de la imaginación para ser facticia. A partir de la idea innata de la perfección sale la idea de Dios, deduciendo su existencia y naturaleza mediante tres pruebas, de las cuales se mencionan solo dos:
- A partir del origen de la idea de Dios, que es el principio escolástico de causalidad: »Yo me reconozco como un ser finito e imperfecto; no sería posible, por tanto, que mi naturaleza fuera imperfecta y finita pero dotada de la idea de lo infinito si el ser infinito no existiera; por lo tanto, debe existir un ser superior».
- Argumento ontológico, que defiende que la misma idea de perfección implica la existencia de Dios. Es la garantía de que el mundo exterior existe, ya que es creación de Dios, es algo veraz. Por lo tanto, para Descartes, la base de todo es Dios. ¿Qué es la realidad? Es lo que percibimos, es sustancia. Existen tres tipos de res para clasificar la realidad: la res extensa, que corresponde al mundo exterior; la res cogitans, que es nuestro propio mundo interior; y la res infinita, que equivale a Dios.
La teoría de las sustancias lleva a Descartes a concebir al ser humano como una realidad dual, compuesta por dos sustancias distintas: por un lado, el alma pensante, y por otro lado, el cuerpo físico.
El alma, por un lado, está exenta del mecanismo del mundo físico; por lo tanto, el alma es caracterizada por la libertad o voluntad. El cuerpo físico corresponde a la res extensa y, por lo tanto, es como una máquina que se rige por leyes universales y necesarias de movimiento. La comunicación entre cuerpo y alma, según Descartes, será gracias a la glándula pineal, que está situada en el cerebro.