Representaciones Mentales y Orígenes del Conocimiento
Nuestras representaciones mentales se dividen en dos tipos: sensibles (objetos percibidos) e intelectuales (objetos no perceptibles). Estas últimas se denominan ideas, que surgen del origen del conocimiento.
El empirismo sostiene que todas nuestras ideas provienen de la experiencia. Las ideas se graban en la mente tras una impresión sensorial directa. Pensar implica realizar asociaciones entre estas ideas.
El racionalismo, por otro lado, defiende que nuestra mente alberga ideas que no proceden de la experiencia, sino que son innatas. El racionalismo es, por tanto, un innatismo.
El apriorismo de Kant representa una postura intermedia: “todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no por eso procede todo él de la experiencia”. Esto significa que podemos conocer aquello que podemos percibir.
Al analizar el contenido de nuestro conocimiento, encontramos elementos que no pueden provenir de la experiencia, sino que son independientes de ella. Kant denomina a priori a lo que es independiente de la experiencia, y lo considera algo puesto por la mente.
Para Kant, la mente posee estructuras cognoscitivas propias, no está»en blanc». Estos factores a priori son estructuras vacías que se deben rellenar con los datos aportados por la experiencia.
Por ejemplo, la frase “el frío congela el agua” se basa en la experiencia; sin embargo, presupone los conceptos (que Kant llama categorías) de causa y efecto, de realidad, de substancia, etc.
La comparación con un ordenador puede ayudar a comprenderlo: al teclado llegan los datos, pero el ordenador debe poseer independientemente su propio programa para procesar esos datos.
Criterios de Verdad
Coherencia
Este criterio se aplica a enunciados que NO se refieren a la realidad (lógica y matemáticas). Se considera»verdader» al enunciado que se deriva correctamente de los principios establecidos y que no está en contradicción con el conjunto de enunciados.
Este criterio también puede aplicarse a realidades científicas como la física, que considera»verdader» al enunciado que está de acuerdo con el conjunto de enunciados ya aceptados como fiables.
No podemos considerar»verdader» un hecho extraordinario.
Evidencia
La evidencia es la absoluta claridad con que algo se nos presenta como verdadero. Según Sartre, es la presencia para la conciencia del objeto en persona.
Una evidencia es una presencia (dos y dos son cuatro). Sin embargo, si nos precipitamos, podemos equivocarnos.
Descartes afirmó que la evidencia es propiedad de las ideas claras y distintas.
Consenso Universal
Aristóteles lo conoce como una garantía de la verdad. Los estoicos afirmaron la existencia de»nociones comune» a todos los hombres.
Los eclécticos (Cicerón) lo consideraron como criterio definitivo de verdad. T. Reid lo llamó»sentido comú» y para él fue un conjunto de verdades innatas al»sano entendimiento human».
Apel y Habermas hablan de la»verda» como acuerdo de la comunidad ideal de diálogo.
Éxito de la Acción
Según el»pragmatism», la verdad no debe ser separada de la acción; el hombre no es un ser teórico sino un ser activo.
Su iniciador fue Peirce, aunque fue W. James quien creó el concepto pragmatista de»verda». Para James,»adecuarse a la realida» no es sino»estar en tan activo contacto con ella, que se la maneje mejor que si no estuviéramos adecuados a ell».
Marx afirmó que»es en la práctica donde el hombre puede probar la verda».
Unamuno (escritor de»Don Quijote y Sanch»): “La vida es el criterio de la verdad y no la concordia lógica”. “Con fe podemos crear nuestra vida”.
Y así, los libros de caballería fueron»verdadero» para Don Quijote, puesto que le hicieron vivir con plenitud.
Actitudes Epistemológicas
Escepticismo
Es la actitud más pesimista. Pirrón lo defendió, para quien nada puede considerarse verdadero o falso, bello o feo… etc. Toda afirmación es siempre convencional.
En Arcesilao y Carneades no hay sino verdades probables, no absolutas.
Montaigne llenó de escepticismo el campo de reflexión ética y Hume se mostró escéptico ante la metafísica.
Se protesta contra el escepticismo radical, que parece encerrar una contradicción: afirma que ‘es verdad que no es posible alcanzar la verdad’.
Dogmatismo
Es la ‘actitud natural’, sin examen previo alguno, que poseemos un conocimiento verdadero acerca de la realidad.
Los primeros filósofos griegos confiaron en el poder de la razón. Los sofistas plantearon el problema del conocimiento, con lo que desapareció el dogmatismo.
Kant consideró que todos los filósofos, habían sido ‘dogmáticos’; ya que pretendieron construir una metafísica.
Criticismo
Da por supuesto que podemos alcanzar la verdad. Se rechaza la actitud ‘natural’.
El criticismo fue iniciado por Kant, es una actitud reflexiva y crítica que reconoce sus propias posibilidades y sus límites: todo conocimiento humano tiene sus límites, no se puede ir más allá de lo que nos proporciona la experiencia.
Relativismo
Pitágoras fue el primero en defenderlo, para quien “el hombre es la medida de todas las cosas”.
El relativismo formula algo evidente, algo que puede parecer una perogrullada: todo conocimiento humano no es sino conocimiento humano.
El relativismo y el criticismo coinciden: son una llamada a reconocer los límites humanos de nuestras posibilidades de conocimiento.
La mayoría de las veces que se habla de ‘relativismo’ se suele entender como muy próximo al ‘relativismo cultural’.
Sujeto, Objeto y Representación
Con frecuencia se analiza el conocimiento con dos términos: Sujeto y objeto; a los que se añade un tercero: Representación.
Este esquema es simplificador y criticable, pero ayuda a entender la ‘;intencionalidad’;.
Husserl insistió en el hecho de que la intencionalidad es el carácter esencial del acto de conocer: Todo conocimiento es conocimiento de un objeto.
Sartre expresó que ‘la conciencia es clara como un viento fuerte, no es más que el fuera de sí misma, la fuga de sí misma, la negación de ser substancia’.
Así pues, la conciencia no es un lugar en el que conoceríamos o contemplaríamos nuestras representaciones del mundo. Es un acto, un movimiento que nos lanza fuera, al mundo.
Es un acto ‘;intencional’;, es decir, un acto de salir fuera y dirigirse a un objeto; no es lo que yo conozco, sino aquello mediante lo que conozco.
Ejemplo: Cuando conocemos a un objeto, nuestra atención se dirige a dicho objeto.
Por ejemplo, si yo digo “esto que tengo entre mis manos es un bolígrafo”, lo afirmo porque al conocer el objeto mediante mi percepción (sentidos) he tomado conciencia de su existencia, “me he dirigido, por decirlo así, hacia el objeto el bolígrafo- en un acto, no sólo de mis sentidos, sino de mi conciencia y entendimiento, que me ha permitido “atrapar o aprehender” el objeto al que me he dirigido y así, éste, el bolígrafo ha pasado a ser parte de mi conocimiento del mundo”.
Realismo, Idealismo y Fenomenismo
El realismo afirma que lo que conocemos es la realidad misma, que recíprocamente a nuestro conocimiento corresponde un objeto existente realmente.
La actitud natural es un realismo ingenuo que afirma que el mundo es tal y como lo conocemos.
En cambio, el realismo filosófico es un realismo crítico para el que la relación entre la representación y su objeto es sólo de correspondencia: las llamadas cualidades sensibles de las cosas son sólo interpretaciones sensoriales de estímulos físicos.
En el siglo XVIII, Descartes y los empiristas, Locke, adoptan una nueva doctrina, el idealismo, que afirma que no conocemos directamente la realidad, sino únicamente su representación.
Nuestra mente es como un teatro en el que se representa el mundo: no es evidente que exista un mundo fuera de ese teatro.
Sólo puedo estar seguro de mi existencia como conciencia: sólo son evidentes mis ideas, sólo es evidente el hecho de que ahora veo un libro, no es tan evidente que este libro exista: necesito hacer algún tipo de inferencia para estar seguro de ello.
Los idealistas suelen estar de acuerdo con el realismo crítico en esta cuestión: nos representamos las cosas como son (aunque no las conozcamos directamente).
El fenomenismo de Kant intenta superar las posturas anteriores. Concede al realismo (contra el idealismo) que la existencia de las cosas es tan evidente como mi existencia propia: no necesito demostrar que existe el objeto que percibo.
Pero (contra el realismo y el idealismo) si conocemos con evidencia inmediata que existen las cosas, no podemos conocer de ninguna manera como son las cosas en sí mismas: lo único que conocemos es nuestro modo de representárnosla.
El fenomenismo se define de un modo bastante simplificador: solo conocemos las apariencias (lo que nos parece el fenómeno), no las cosas en sí mismas. Las cosas son lo que son, es nuestro modo de conocer el mundo.
de conocer el mundo.