Para Platón, el mundo sensible es una copia del inteligible. Así que si queremos averiguar la verdadera realidad sobre las cosas no podemos quedarnos con las copias, habremos de conseguir conocer la Idea de esta cosa (la original). El verdadero conocimiento exige que nos liberemos de las cadenas que nos atan a la caverna y recorramos la subida al mundo exterior, hacia la luz, a contemplar por fin el sol (mundo inteligible – Idea del Bien).
El Ascenso hacia la Verdad
Este momento en el que la mirada del prisionero cambia de sentido y pasa de mirar hacia la pared con las sombras a mirar en dirección a la luz, hacia la verdadera realidad, Platón dice que al liberarse y ver la luz, el alma debe ser educada para que aprenda a mirar. Pero Platón afirma que la clave de la educación no reside en proporcionar ciencia al alma que no la tiene, sino que se trata más bien del arte de descubrir cuál será la manera más fácil y eficaz para que el alma se vuelva, sepa mirar y que al mirar recuerde y decida por la idea de contemplar la verdadera realidad.
El Papel de la Educación
Para Platón, en oposición a los sofistas, el proceso educativo corresponde a quien aprende y no al maestro (ámbito ontológico). El viaje que inicia el prisionero liberado será el proceso de conocer, ya que irá superando las etapas o grados de comprensión de la realidad. Con este largo camino se refiere Platón al proceso educativo que habrá de superar el filósofo para alcanzar la contemplación de la Idea del Bien (para gobernar).
Los Grados del Conocimiento
En paralelo con las divisiones de ámbito ontológico, se pueden distinguir cuatro etapas en el plano epistemológico, agrupadas dos a dos:
- **Mundo Sensible:** Se capta con los sentidos, que únicamente se alcanza con el conocimiento engañoso de las cosas.
- **Mundo Inteligible:** Se capta con la inteligencia, mediante la cual se alcanza la verdad.
Así bien, igual que caverna-mundo exterior, se subdividen en dos niveles, la opinión y la verdad se subdividen en dos grados cada una, hablando así de 4 grados de conocimiento.
Los Cuatro Grados del Conocimiento
- **Imaginación:** No capta las cosas mismas sino sus imágenes. Este es el grado de conocimiento en el que se quedarían el mito y la poesía.
- **Creencia:** Cuyo objeto son ya las cosas tal y como las captan los sentidos. Este grado de conocimiento es el propio de la física. Imaginación y creencia forman parte de la opinión. Para Platón, en la ciudad perfecta quienes hayan de gobernar deberán abandonar el mundo sensible.
- **Pensamiento Discursivo:** Este grado de conocimiento es propio de las ciencias preparatorias que, cuando se estudian debidamente, resultan aptas para despertar la inteligencia, pues su objeto, las entidades matemáticas, se hallan sobre la realidad y no pueden ser captadas por los sentidos. Las ciencias preparatorias nos llevan de lo sensible a lo inteligible y así nos preparan para la verdadera ciencia.
- **Dialéctica:** La verdadera ciencia es para Platón la dialéctica, que parte también de hipótesis pero no para tomarlas como fundamentos, sino para buscar su fundamento. Así pues, el cuarto grado de conocimiento, el más alto, es la ciencia que capta la esencia de las ideas mismas a través de la contemplación intelectual de las ideas. Con ella se alcanza el conocimiento del principio de todo: la Idea del Bien, se alcanza gracias al estudio de la dialéctica.
Platón considera que con la dialéctica se debía tener un cuidado máximo, ya que no debía enseñarse a cualquiera, de ahí surge un nuevo conflicto o crítica hacia los sofistas, ya que si se enseñaba la argumentación a quien no estaba preparado para utilizarla en la búsqueda de la verdad, la dialéctica se convierte en un mero juego de contradicción y se limita a manejar los razonamientos para el ámbito político.
Antropología y Psicología en el Mito de la Caverna
El objetivo último del mito de la caverna es justificar la teoría política de Platón. El filósofo, una vez formado platónicamente y habiendo alcanzado el conocimiento de la Idea del Bien, este habrá de utilizarla el resto de su vida como modelo para gobernar tanto la ciudad como su propia vida.
El Alma Humana: Un Carro con Dos Caballos
Para Platón, el alma sería como un carro conducido por un auriga y tirado por dos caballos, uno bueno y dócil y el otro ingobernable. Con esto Platón dice que en el alma humana cabe distinguir una parte racional y otra irracional. Esta última se divide en dos: ánimo y apetito.
- **Alma Racional (Razón):** Debe conocer la Idea del Bien para conducir adecuadamente la vida del ser humano.
- **Alma Irascible (Ánimo):** Debe tener el vigor y el tesón necesarios para impulsar al ser humano en la dirección marcada por la razón.
- **Alma Concupiscible (Apetito):** Debe ser moderada para frenar los deseos irracionales que arrastran al ser humano hacia la búsqueda del placer, alejándolo de su meta (la Idea del Bien).