Análisis Comparativo: Descartes, Hume y Santo Tomás
Epistemología, Ética y Antropología
Descartes
Opción 1: La Duda Metódica y la Existencia de Dios
En su búsqueda de un fundamento seguro para el conocimiento, Descartes plantea la duda metódica, uno de cuyos niveles es la hipótesis de un dios engañador que desorienta al hombre. Tras encontrar la certeza del yo pensante (Cogito, ergo sum), Descartes examina las ideas que en él se contienen y encuentra entre ellas la de una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y omnipotente (Dios). Comprende que dicha idea no puede haberla creado el sujeto, que es finito e imperfecto, sino que ha tenido que ser puesta en él por Dios mismo, es decir, por un ser infinito, que realmente existe fuera de la mente del sujeto, y que, por ser perfecto, ha de ser bueno, no engañador. De este modo, la certeza de la existencia de Dios garantiza la existencia del mundo exterior, así como la veracidad y el avance de nuestro conocimiento sobre él.
Prueba de Dios a través del Cogito
Descartes llega a la existencia de Dios a través del Cogito. Mediante las siguientes premisas:
- Yo pienso.
- Yo pienso ideas.
- Yo pienso la idea de infinito.
- La idea de infinito no puede ser adventicia ni facticia, por lo que solo cabe que sea innata.
- Si tengo en mi mente la idea de infinito, solo puede ser que un ser verdaderamente infinito la haya puesto en mí, porque yo soy por naturaleza finito y no puedo ser causa de la realidad objetiva contenida en esa idea.
Por tanto, existe una realidad infinita que es Dios (res infinita).
Descartes concluye que Dios no puede engañar, porque el engaño es una imperfección y Dios no puede tener imperfecciones. Utiliza a Dios como garantía epistemológica de que el conocimiento del mundo exterior (res extensa) es verdadero. Descartes sostiene la existencia de tres sustancias: el yo (res cogitans), la extensión (res extensa) y una sustancia infinita cuya esencia es la infinitud (res infinita).
El Problema de la Comunicación de las Sustancias
Si la sustancia pensante y la sustancia extensa son infinitas y heterogéneas, ¿cómo pueden actuar una sobre otra? Esto es lo conocido como problema de la comunicación de las sustancias. Descartes lo resuelve afirmando que Dios sirve como intermediario en la acción. Interviene en cada acción, Deus ex machina: se inventa una construcción, un Dios, para que resuelva ciertos problemas teóricos. Si el mundo material se rige por las leyes de la física, entonces los seres vivos somos máquinas (mecanicismo).
Antropología: Unión de Alma y Cuerpo
El ser humano es la unión de dos componentes metafísicos heterogéneos: el alma (de naturaleza racional y espiritual, res cogitans) y el cuerpo (de naturaleza material, res extensa). El ser humano es la unión de una máquina (el cuerpo) con una mente (el alma).
El alma no es causa de sí misma, ha tenido que ser creada por Dios. El alma es una sustancia finita que consta de entendimiento y voluntad, que poseen una diferencia cualitativa y cuantitativa, ya que el entendimiento es una facultad limitada mientras que la voluntad es infinita. Según Descartes, la voluntad consiste en querer o no querer; en poder hacer algo o no hacerlo sin estar condicionado por nada, y este poder es absoluto. La voluntad actúa sobre el cuerpo y decide sobre las acciones que el cuerpo va a realizar o no. El cuerpo influye sobre el alma a través de las «pasiones». La interacción entre el cuerpo y el alma se realiza mediante la glándula pineal, que es donde Descartes sitúa el sensorio, órgano que comunica la materia con el espíritu.
Los Sentimientos y el Mecanicismo
Los sentimientos se rigen mecánicamente, ya que están en el cuerpo y son una «cosa» del alma. Da una explicación mecanicista de los sentimientos: si los sentimientos son algo del cuerpo, nuestra voluntad no puede mandar sobre ellos. En la antropología hay un trasfondo estoico, puesto que los sentimientos no pueden influir en el alma.
Teoría del Conocimiento: Ideas Adventicias, Facticias e Innatas
Descartes divide las ideas en tres clases según su origen:
- Adventicias: que proceden del exterior.
- Facticias: las que yo construyo.
- Innatas: que son connaturales a mi pensamiento.
Por tanto, hay un conocimiento que produce de la experiencia, un conocimiento productivo y un conocimiento innato.
Las ideas innatas son verdaderas puesto que superan la duda metódica. Intenta poner a prueba todas las creencias posibles:
- Los engaños de los sentidos.
- La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño.
- Dios engañador (deus deceptor).
Descartes, con su primera hipótesis, deja en suspenso el mundo externo; con la segunda, suspende el mundo de las experiencias subjetivas; y con la tercera, finge que hay un Dios que se complace con engañarnos en lo relativo a las verdades más incuestionables, que son de tipo matemático. Hay una evidencia que resiste a cada una de esas hipótesis: la evidencia del Cogito. Esa frase es evidente puesto que tiene dos propiedades: claridad y distinción. Por tanto, todo conocimiento claro y distinto será verdadero. Esto se conoce como criterio de certeza, ya que cuantas proposiciones se presentan ante mi mente con claridad y distinción me permitirán estar seguro de su verdad.
El Conocimiento del Mundo Exterior y el Criterio de Certeza
Para el conocimiento del mundo exterior, Descartes recurre a Dios como garante último de su validez. El conocimiento válido es aquel que responde al criterio de certeza, es decir, aquel que es claro y distinto, lo que quiere decir que goza de garantía del propio Cogito. La inteligencia es una, la ciencia también es una, y recibe el nombre en Descartes de Mathesis Universalis. La inteligencia lo ve claro o no lo ve claro, pero nunca se equivoca. La que se equivoca es la voluntad. Por tanto, el error es un fallo de la voluntad.
Ética Provisional y Trasfondo Estoico
La ética no puede practicar la suspensión como en la ciencia, porque la mente puede dejar de pensar si quiere, pero no dejar de decidir. La ética es provisional, ya que no se puede esperar a saber qué es el bien y el mal para obrar. Esa ética provisional consta de cuatro reglas básicas:
- Seguir en todo las costumbres.
- Una vez tomada una decisión, no volver atrás.
- Cambiarse uno mismo antes de cambiar el mundo.
- Dedicarse a la vida del conocimiento.
Su ética deja entrever un trasfondo estoico, ya que busca un estado de imperturbabilidad del alma a través de la ciencia y de la facilidad ante las cosas que ocurren.
Ética Autoritaria, Racionalista y la Libertad
Las ideas de lo que está bien y de lo que está mal fueron creadas por Dios cuando creó la realidad; podría habérselas creado de otro modo. La ley divina establece qué es el bien y qué es el mal. Es una ética autoritaria, ya que Dios no manda las cosas porque sean buenas, sino que las cosas son buenas en la medida en que Dios las manda.
También es racionalista, ya que el bien es una idea que hay que conocer. Es imposible para la razón conocer el bien y no elegirlo, y por ello es difícil explicar el papel de la libertad en el acto moral.
Hume
Teoría del Conocimiento: Empirismo y el Principio de Copia
Según Hume, todo nuestro conocimiento procede de la experiencia, ya que nuestra mente nace completamente vacía y es como una hoja en blanco. Todas nuestras ideas proceden en último término de la experiencia: son copias de impresiones. Lo que Hume denomina impresión, nosotros lo llamamos percepción. Nuestro conocimiento se origina en las impresiones. A partir de aquí formula lo que se llama principio de copia: una idea es válida si y solo si procede de una impresión determinada. La idea solo se diferencia de la impresión en que esta última es más vivaz y más intensa que la idea.
Hay tres posibles causas de las impresiones:
- Que las impresiones sean producidas por un objeto real.
- Que se deban al autor de la naturaleza (Dios).
- Que sean producto de mi propia mente.
Hume distingue dos tipos de impresiones: impresiones de sensación e impresiones de reflexión. Las impresiones de sensación surgen en nuestra mente a partir de causas desconocidas, y las de reflexión son las que surgen como consecuencia de nuestra propia actitud mental. Hume nos conduce al escepticismo.
Relaciones Filosóficas y Naturales: Mecanismos Asociativos
Nuestra mente tiene un poder asociativo espontáneo. Esto da lugar a dos modalidades de asociación: relaciones filosóficas y relaciones naturales. Las relaciones filosóficas son las que la mente asocia unas con otras de forma voluntaria y, por tanto, artificialmente. En las relaciones naturales se distinguen tres mecanismos asociativos: semejanza, contigüidad y causalidad. El primero hace que mi mente asocie espontáneamente una idea con otra semejante; el segundo relaciona ideas que están en el mismo espacio; y en el mecanismo de causalidad, mi mente asocia dos ideas según una secuencia temporal. La primera en el tiempo se llama causa, y la segunda, efecto. Esto es la base de las ciencias empíricas. La idea de causalidad no procede de la experiencia, sino de nuestra imaginación.
Si afirmamos que la ciencia se basa en la experiencia, la ciencia pierde su valor epistemológico, ya que pasa de ser una mera suposición, una opinión o una idea.
Dos Tipos de Conocimiento: Creencia y Conocimiento
Todo esto lleva a distinguir dos tipos de conocimiento:
- Conocimiento de hechos o ciencias experimentales: no puede alcanzar nunca su rango de saber, sino únicamente el de creencia (belief); su validez dependerá de las pruebas que lo respalden.
- Conocimiento de relación entre ideas: en él sí hay demostración y es el único al que se le puede llamar verdaderamente conocimiento (knowledge).
Solo puedo conocer mis propias ideas, en ningún caso ir más allá de las impresiones que las hayan causado. La ciencia trata de fenómenos, y nos es imposible remontarnos más allá de las impresiones que los originan.
Ética Basada en los Sentimientos: Emotivismo
Según Hume, la ética no puede ser fundamentada en la razón debido a que la ética no forma parte del conocimiento, no es racional ya que ni es lógico ni intelectual. Según el autor, la ética se basa en los sentimientos. Los conceptos morales carecen de fundamentos racionales. Nuestros juicios éticos no expresan nada relacionado con la experiencia, sino más bien nuestras emociones, los sentimientos que experimentamos ante la conducta de las personas. Nuestros juicios morales se basan en nuestros sentimientos, y la razón puede conocer el carácter moral de las acciones porque estos son neutros. La doctrina moral de Hume se califica como emotivismo.
Simpatía, Sentido Moral y Virtudes
La simpatía es la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona y experimentar o sentir una acción desde su punto de vista. La mayoría de las personas consideran como buenas o malas las mismas cosas, ya que compartimos una misma naturaleza, que explica nuestro modo de sentir. La naturaleza humana, para Hume, es homogénea y atribuye conductas anómalas a trastornos de esa misma naturaleza.
Hume habla del sentido moral por analogía con el sentido del gusto, es decir, el sentido estético. Así como tenemos un gusto estético que nos permite diferenciar lo bello de lo feo, poseemos un sentido moral que nos permite diferenciar lo bueno de lo malo. La ética se concibe como una especie de sentido moral: si una acción es desinteresada, produce en nosotros un sentimiento de aprobación. Para Hume, lo importante desde el punto de vista moral es el desinterés.
Hume es el precursor del utilitarismo, teoría ética que dice que lo bueno es lo que te hace feliz y se basa en procurar el mayor bien. Para Hume, calcular tiene de malo que, cuando calculas, mides el interés, cuando lo bueno es desinteresado. El utilitarismo se basó en el interés y deriva en una economía de los sentimientos, mientras que la ética de Hume se basa en la acción desinteresada.
Hume establece dos tipos de virtudes: las virtudes útiles y las virtudes agradables. Las virtudes útiles reciben este nombre porque contribuyen al bienestar de la humanidad, y las agradables se denominan así porque facilitan la convivencia entre personas.
Santo Tomás
La Demostración de la Existencia de Dios
En el texto propuesto para su análisis, Tomás se plantea si es posible demostrar, o no, la existencia de Dios. Frente a quienes mantienen que esa demostración resulta imposible —porque es un artículo de fe, porque no conocemos la naturaleza de Dios o, en fin, porque solo podríamos demostrar su existencia partiendo de sus efectos y, como estos son finitos, no podemos concluir de ellos la existencia de un ser infinito, como es Dios—, Santo Tomás considera que la clave de la cuestión está en distinguir entre dos tipos de demostraciones: las que proceden de la causa a los efectos que produce y las que, partiendo de los efectos, se remontan hasta la causa que los ha producido.
El primer tipo de demostraciones resulta aquí inviable, porque da por supuesta la existencia de aquello que hay que demostrar: Dios. Pero el segundo tipo sí puede aplicarse, porque parte de los datos que encontramos en nuestra experiencia, los cuales nos permiten concluir la existencia de un ser superior que los ha producido, identificable con Dios (aunque su misteriosa esencia siga siendo desconocida para el limitado poder de nuestra razón finita).
Prueba de Dios: Dios es Necesario
Dios es necesario. La base de esta afirmación es la diferencia entre esencia y existencia. La esencia es lo que una cosa es, consiste en su naturaleza y se expresa en su definición. La existencia es el hecho de que una esencia se dé o no se dé en la realidad. La esencia es racional, mientras que la existencia es un hecho real.
Los seres cuya existencia se diferencia de su esencia pueden tanto existir como no existir. Si hubiera un ser cuya esencia consistiese en existir, este tendría que existir necesariamente. A este ser, Santo Tomás lo llama necesario; a los otros, contingentes. Identifica al ser necesario con Dios; los seres contingentes son los creados por Él (criaturas).
Las Cinco Vías para Demostrar la Existencia de Dios
Santo Tomás parte de que la idea de Dios no es evidente, por lo que requiere ser demostrada. Rechaza la demostración de San Anselmo porque empieza por la idea de Dios y desemboca en su existencia (a priori). Según Santo Tomás, una demostración debe empezar en la existencia y terminar en el pensamiento (a posteriori). La demostración de la existencia de Dios tiene cinco formulaciones corroboradas por tres premisas:
- Existen ciertas secuencias naturales.
- Presupone la existencia de una relación de anterioridad y posterioridad.
- En cada una de ellas ha de haber un primero (Dios).
La clave está en el principio de participación, que afirma que existe un primero en cada cosa. Aplica este esquema a cinco hechos: el movimiento, la causalidad, la contingencia, la perfección y el orden. Cada vía nos permite caracterizar a Dios.
Hilemorfismo y la Relación entre Dios y los Seres Contingentes
Entre Dios y los seres contingentes no hay una ruptura, sino una continuidad. Dios estaría en un extremo, y entre un extremo y otro habrá una relación gradual; los seres más perfectos serían más cercanos a Dios y los seres menos perfectos, más alejados. Hilemorfismo significa que todos los seres, creados por Dios, están compuestos de materia y forma; solo hay un ser que no tiene materia: Dios. La materia y la forma no se pueden separar.
Antropología: Unión Sustancial de Cuerpo y Alma
Para Santo Tomás, el ser humano está formado por materia (cuerpo) y forma (alma), los cuales constituyen una unión sustancial, no se pueden separar. Niega la teoría platónica de la eternidad del alma y de su reencarnación en sucesivos cuerpos. El alma, como el cuerpo humano, nace, pero el alma, al ser de naturaleza espiritual, no muere. El alma tiene una dimensión vital y otra espiritual.
El alma está estructurada en tres partes:
- Alma vegetativa: la tienen todos los seres vivos sin excepción.
- Alma sensitiva: propia de los animales.
- Alma racional: exclusiva de los seres humanos.
Dimensión Sobrenatural del Alma y la Inmortalidad
Desde el punto de vista sobrenatural, relaciona la concepción del alma con la fe cristiana. La Biblia afirma que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Lo único que está en el ser humano cumpliendo estas características es la parte racional del alma, por la cual se puede deducir que el hombre tiene en común con Dios la libertad y el conocimiento. La inmortalidad del alma es una propiedad debido a su naturaleza espiritual. Dios le ha concedido a los seres humanos el don de la resurrección del cuerpo y el alma.
Teoría del Conocimiento: Inmaterialidad del Conocimiento y Objetos Materiales
Afirma la inmaterialidad del conocimiento humano, pero el objeto de este entendimiento humano conoce lo material. El hombre (el entendimiento) está vinculado a un cuerpo material. El conocimiento es inmaterial, pero se encarga de conocer objetos materiales. En esa unión sustancial del cuerpo y alma conseguimos llegar a la esencia de las cosas. El procedimiento para conocer va de lo sensible a esos conceptos universales:
- El entendimiento agente actúa sobre las imágenes que la imaginación ha creado sobre las imágenes que mi mente ha imaginado mediante datos sensibles. Este entendimiento abstrae lo universal que hay en ellas, y gracias a ello el entendimiento presente pasa de la potencia al acto de conocer.
Ética y Política: Teología, Felicidad y Bien Común
La ética es teológica, se inspira en Aristóteles. La finalidad va a ser sobrenatural. La felicidad va a estar en Dios. Dios es el fin último al que voy a tender o el principio de todas las cosas. El resto de los bienes particulares se ordenan en función de Dios. La importancia del conocimiento nos lleva a la felicidad del hombre (ética eudemonista). Solo el conocimiento de Dios nos lleva a una felicidad absoluta. No es una ética filosófica, sino teológica. En cuanto a la ley moral, se basa en la ley eterna. Ley eterna es aquella por la cual Dios gobierna el mundo, mientras que la ley natural es la participación de la ley eterna en la criatura racional. El contenido de la ley natural se deduce del repertorio de tendencias naturales del hombre (tendencias a conservar la existencia, a conservar la especie, a conocer la verdad, a vivir en sociedad…). Los contenidos de la ley natural deben ser evidentes, universales e inmutables. La ley positiva se promulga por el que tiene el cuidado de la sociedad, que es una prolongación o concreción de la ley natural. Por ello, la ley positiva ha de respetar lo planteado por la ley natural. El concepto de virtud será el hábito operativo del bien.
La política se inspira en la política de Aristóteles, al entender que el hombre es social por naturaleza y necesita la sociedad para la perfección de la vida humana. Planteará la monarquía atemperada por la aristocracia y la democracia. El fin de la sociedad será el bien común. El bien común va a consistir en la producción y la justa distribución de los bienes económicos, la paz social y el perfeccionamiento moral de los ciudadanos. El fin último del hombre es un fin sobrenatural que se da en la visión de Dios en la otra vida. Subordinamos el Estado a la Iglesia, la ley positiva a la natural, y para concluir, subordinamos la filosofía a la teología, el orden político y moral al orden teológico.
Influencias en Santo Tomás
Hay dos aspectos que influyen, como la teoría del conocimiento y la importancia que le da a la experiencia. La idea de la monarquía con origen divino.