Ética y Moral: Un Análisis Filosófico

1) ¿Son lo mismo moral y ética? Razona la respuesta.

Por moral entenderemos el conjunto de normas, valores, usos y costumbres que, cuando menos, pretenden orientar la conducta de los seres individual y colectivamente. Es obvio que no existe un solo conjunto de normas y valores, un solo código moral, sino que la moral, así entendida, varía en función de los lugares. Por ética entenderemos la reflexión acerca de la moral. Así, cuando hablamos sobre la diversidad de los códigos morales lo hacemos ya desde un punto de vista ético, convirtiendo la moral en objeto de análisis y reflexión. La ética opera sobre la moral también en un sentido práctico, produciendo modificaciones en la «percepción moral» que los seres humanos tienen de sí mismos, de sus circunstancias y de sus actos. Podemos distinguir dos momentos al respecto:

  • En un primer momento, el hecho de que reflexionemos acerca de las normas y valores que orientan nuestra conducta permite que nos hagamos cargo de la función que tales normas y valores desempeñan en la vida de los seres humanos.

2) ¿En qué consiste la ética descriptiva?

La ética descriptiva tiene por objeto la descripción de los valores y normas, de los usos y costumbres que regulan el comportamiento de los individuos y grupos humanos. Estamos, pues, en un nivel puramente descriptivo, más antropológico o sociológico que filosófico – pues se le atribuye a la filosofía, por lo general, una valoración (una toma de posición) sobre aquello que es su objeto de reflexión. No se trata, por tanto, en este primer nivel, de establecer un conjunto de valores y normas respecto de los cuales convenga orientar y juzgar nuestras acciones, sino de describir y analizar la función que desempeñan tales «ingredientes» morales (valores, normas, etc.).

3) ¿En qué consiste la ética normativa? ¿Qué es la metaética?

La ética normativa tendría por objeto el cuestionamiento y, dado el caso, la justificación de los valores y normas que orientan el pensamiento y la acción de individuos y grupos. Nos situamos así en el nivel propiamente normativo de la ética, dejando a un lado la descripción antropológica y aséptica que ha orientado el trabajo científico.

Las teorías éticas normativas se convierten, por lo demás, en el objeto fundamental de la metaética. Los procedimientos empleados para la fundamentación de las normas y valores morales (la ética en sentido normativo) constituyen el objeto de un análisis lógico y comparativo, en el que las ciencias sociales aportan instrumentos y elementos de juicio muy pertinentes. Como sucede con la denominada «función metalingüística», donde el lenguaje se convierte en objeto de sí mismo, aquí la ética se convierte en objeto de reflexión de la propia filosofía.

4) ¿Qué es una norma moral? Precisa sus características.

Una norma moral es una fórmula con carácter imperativo que establece lo que debe hacerse o lo que no debe hacerse. La acción está sujeta a la libre elección del individuo o del grupo, sobre los que pesa, por lo tanto, la «responsabilidad» de la decisión y la «obligación» de atenerse a lo que manda la norma.

Una norma moral, a diferencia, por ejemplo, de una norma legal, no establece un conjunto de sanciones perfectamente tipificadas para el caso de que la norma se incumpla. El «rechazo moral» que podemos sentir ante una determinada actuación es solo moral en tanto que no se acompaña de una sanción legal. Ello no impide que una determinada actuación sea solo moral en tanto que no se acompaña de una sanción legal.

Algunos autores atribuyen a las normas morales las siguientes características:

  • Universalidad: la validez de la norma para todos los seres humanos, como sujetos racionales y libres.
  • Incondicionalidad: la validez de la norma con independencia de los fines y de las motivaciones subjetivas del individuo.
  • Auto-obligación: el carácter autónomo de la acción que se sigue de la norma, por cuanto lo que ésta manda no es sentido por el sujeto como una imposición externa.

5) ¿Qué es un valor moral? ¿Qué posiciones teóricas hay acerca de su origen y validez?

Un valor moral es un concepto abstracto que remite a una determinada cualidad (de las cosas, de las acciones, etc.) y que actúa como presupuesto de la norma. Los filósofos han sostenido diversas teorías sobre el origen y validez de los valores morales.

  • Posición objetivista: según la cual los valores morales corresponden a cualidades objetivas o reales de las cosas (o de las acciones y situaciones). Así, las cosas son en sí mismas buenas o malas, justas o injustas. Los seres humanos «descubren» ese valor en las acciones y situaciones, sin que el valor en sí dependa del punto de vista del individuo. El denominado universalismo moral defiende esta posición: si los valores no dependen de las percepciones particulares y subjetivas de los seres humanos, entonces hay un orden objetivo universal que establece la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc.
  • Posición subjetivista: según la cual los valores morales no corresponden a cualidades reales de las cosas, sino que tienen su origen en los individuos, grupos o culturas, los cuales proyectan (consciente o inconscientemente) sus puntos de vista sobre las cosas. Una célebre sentencia de Friedrich Nietzsche (1844-1900) resume perfectamente esta concepción: no existen fenómenos morales, sino interpretaciones morales de los fenómenos.

6) ¿Cuáles son los elementos constitutivos de la acción moral? ¿Qué relación se establece entre ellos?

Suelen considerarse como elementos constitutivos de la acción moral los actos, las actitudes y los hábitos que configuran un carácter. Se produce entre tales elementos una relación circular: los actos (las acciones susceptibles de calificación moral) van conformando actitudes y hábitos (disposiciones a obrar de un determinado modo, a través de la repetición de actos) que dan lugar a un carácter o modo de ser. Por ejemplo, la actitud hacia el estudio, entendida como una disposición «interior», sería el resultado de una repetición de actos (ponerse a estudiar) que da lugar a un hábito, entendido como la disposición «exterior» al estudio. Actos, hábitos y actitudes configuran, así, un carácter, un modo de ser: la manera de ser del estudioso.

Hay que distinguir entre las intenciones y las consecuencias de la acción. Esta distinción es propia del giro subjetivo (o subjetual) característico de la filosofía moderna. El sujeto es ahora el punto de partida y el objeto fundamental de la reflexión filosófica.

7) ¿En qué se basan las éticas de la convicción? ¿Y las éticas de la responsabilidad?

Las denominadas éticas de la convicción toman en consideración el motivo por el que se lleva a cabo un acto, con independencia de las consecuencias que se sigan del mismo. Importa por qué se ha hecho algo, aunque el resultado de la acción no corresponda con la supuesta «buena voluntad» que ha guiado al sujeto. Los partidarios de las éticas de convicción estiman que solo la voluntad de las personas puede ser calificada moralmente.

Las denominadas éticas de la responsabilidad dan prioridad a las consecuencias de la acción sobre las intenciones que la han motivado y que, a juicio de los partidarios de este tipo de éticas, no pueden ser objetivamente verificadas. Solo el grado de responsabilidad que demostramos a través de nuestras acciones y que queda de manifiesto por sus consecuencias, puede ser objeto de una valoración moral.

8) ¿Sabrías precisar la crítica que realiza Nietzsche a la moral tradicional?

En este sentido, Friedrich Nietzsche se refirió a la moral tradicional como «metafísica del verdugo». Solo en tanto que seres libres se nos puede condenar.

Ésta es, a juicio de Nietzsche, la «verdad» encubierta de la moralidad, tal como se afirma en el texto «Más allá del bien y del mal. Madrid, Alianza 1990, p.164.»

9) Explica convenientemente la idea kantiana de moralidad.

La idea kantiana de la moralidad puede condensarse en los siguientes puntos:

  • Desde un punto de vista científico, atenido al principio de causalidad, no es posible demostrar que somos libres, sino que, por el contrario, todas nuestras acciones pueden ser remitidas a diversas causas psicológicas o ambientales; las ya referidas presiones internas y externas a las que está sometida nuestra voluntad.
  • A juicio de Kant, el ser humano tiene una dimensión inteligible y metafísica (que él denomina dimensión nouménica; del griego nous, inteligencia) que le permite obrar de acuerdo con leyes que la razón se da a sí misma; reglas que no son resultado de las conveniencias particulares de cada individuo ni de la presión del medio social.
  • Para Kant, uno es libre en tanto que puede hacer lo que debe, sin que lo que deba hacer se corresponda necesariamente con lo que desearía («naturalmente») hacer. Puede incumplir una promesa, por ejemplo, pero decido cumplir con la palabra dada porque debo hacerlo, aunque ello vaya en contra de mis intereses. Se establece así una diferencia entre la dimensión inteligible o moral del ser humano, capaz de darse a sí mismo la regla de su propia conducta, y su dimensión sensible o fenoménica, que tiende a la satisfacción inmediata de sus apetitos y tendencias egoístas.
  • Debes, luego puedes es la fórmula final que demuestra, según este pensador, el hecho de que somos libres. Si siento la obligación (moral) de hacer algo, es que puedo hacerlo. De lo contrario, se trataría de una acción imposible, que no podría suscitar ningún sentimiento de obligación. No obstante, la moralidad comporta una dimensión metafísica (literalmente: más allá de la naturaleza) que imposibilita el conocimiento objetivo de sus fundamentos.

10) ¿Por qué la libertad y la responsabilidad constituyen dos condiciones de la acción moral?

Además de las dimensiones ya expuestas, la acción moral tiene una dimensión propiamente metafísica, objeto fundamental de la reflexión filosófica. Esta dimensión metafísica hace que la acción moral y sus componentes fundamentales (la libertad y la responsabilidad) se conviertan en «objetos» sumamente problemáticos: supuestos sobre los que se podrá razonar, pero sobre los que no se podrán obtener conclusiones científicamente definitivas.

11) ¿Qué se entiende por la «libertad de» y «libertad para»?

  • Libertad de: o libertad en sentido negativo, que alude a la ausencia de coacciones que hace posible la libre determinación del sujeto.
  • Libertad para: o momento positivo de la libertad, donde el sujeto actúa con vistas a la consecución de un fin libremente elegido. Ser «libre de» significa estar liberado de determinadas cargas u obligaciones. Por ejemplo, soy libre de asistir o no a un desfile militar, por cuanto nadie (tampoco «el Estado») me obliga a hacerlo. Soy, por lo tanto, libre para hacer lo que desee; asistir al desfile o quedarme en casa leyendo a Kant, el opúsculo sobre la paz perpetua.

13) ¿Qué repercusión tiene la acción moral en el mundo? Distingue entre el «ser» y el «deber ser».

La diferencia entre lo que «es» y lo que «debe ser» explica por qué una ley moral no queda invalidada por el hecho de que no se cumpla, lo que sí sucedería en el caso de una hipótesis científica.

14) Según Hume, ¿En qué consiste la falacia naturalista? ¿Estaría de acuerdo Kant con dicha manera de pensar?

Este rasgo específico de la moralidad al que venimos aludiendo, la correspondencia de la ley moral con lo que «debe ser», proporciona además una solución a la llamada falacia naturalista. Dicha falacia consiste en deducir lo que «debe ser» a partir de lo que «es». Por ejemplo, del hecho de que una buena parte de los seres humanos desean acumular riquezas (amasar cuantos más bienes materiales mejor) y del hecho de que la mayoría de los ricos deseen desmedidamente serlo aún más, se sugeriría, falaz o erróneamente, que la riqueza desmedida es deseable.

Contra esta idea reactiva de la libertad, Kant afirmará que no hay otro territorio posible para la libertad que el territorio de la experiencia.

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