La crítica más radical que se haya hecho en Occidente, pensamiento genealógico. Nietzsche toma como modelo a la ciencia, pero la ciencia no puede librarnos del mundo de la representación (error). Como resultado del análisis genealógico del mundo de la representación, Nietzsche hace las siguientes críticas a la moral, a la religión y a la metafísica.
a) Crítica a la Moral
La crítica más profunda de Nietzsche a la cultura occidental es la crítica a los valores morales. El principal error de la moral tradicional es su antinaturalidad, es decir, el ir contra la naturaleza, contra la vida. La base filosófica de esta moral contranatural es el platonismo, pues el mundo de las ideas sirve de «más allá» y se deja de lado al hombre en concreto y a su mundo, el de aquí, el real. En dicho orden moral han prevalecido los valores de los débiles. La moral, en definitiva, mata la vida. Pero la vida es lo único real, la moral, en cambio, es ficción, falsedad, calumnia.
b) Crítica a la Religión Cristiana
Toda religión nace del miedo. Por lo tanto, ninguna religión ha contenido jamás ninguna verdad. Nietzsche interpreta el cristianismo como una moral vulgar. Esta vulgaridad de la religión cristiana no viene del hombre sino de Dios, que ha sido el gran obstáculo contra la vida y por eso hay que acabar con él.
c) Crítica a la Filosofía Tradicional
La crítica que hace Nietzsche de la filosofía tiene una unión estrecha con la crítica que hace a la moral. La filosofía tradicional es dogmática: considera al ser como algo estático. Pero ese ser no existe. No hay conceptos estáticos, solo existe el devenir, el mundo de las apariencias, los fenómenos. De ahí que admire a Heráclito, que afirmaba que todo es cambio continuo.
1ª Idiosincrasia de los Filósofos
Falta de sentido histórico, odio al devenir. La filosofía ha presupuesto siempre la oposición ser/devenir: aquello que es, tiene que ser permanente, y al contrario, lo que cambia no puede ser. La filosofía ha identificado al ser verdadero con lo que permanece al margen del tiempo. Su origen se debe a su incapacidad para soportar la vida tal como es y al resentimiento que les provoca esta situación. Debido a ambas cosas, el filósofo se ha refugiado en un trasmundo al que considera el mundo verdadero, un mundo distinto a este que habitamos. Efectivamente, los filósofos consideran que solo se puede llegar al mundo verdadero a través de conceptos que no estén contaminados por la sensibilidad y el cuerpo.
2ª Idiosincrasia de los Filósofos
Considerar los conceptos absolutos como lo fundamental, lo primero. No han cambiado, sino que han sido siempre así. Esto es confundir lo último con lo primero. Considerar que los conceptos superiores son núcleos permanentes de significado idénticos a sí mismos y que son verdades eternas que no han sido causadas en el devenir, sino que son causas de sí mismas, siendo Dios la síntesis de todos estos conceptos en uno. Nietzsche considera que esta manera de valorar es producto de una enfermedad: el resentimiento por no soportar el devenir. En Nietzsche hay una teoría pragmática y funcionalista del conocimiento: los conceptos no se refieren a nada real, sino que son ficciones, pero ficciones que nos son útiles. Pero que no podamos prescindir de esta perspectiva no quiere decir que el mundo sea así, ni que el mundo contemplado desde estos conceptos sea el mundo verdadero. Incluso los principios lógicos de la razón son proposiciones indemostrables. El error del que parten estos errores no es otro que el de pensar que allí donde hay una palabra hay una realidad que le corresponde.
Mundo Aparente y Mundo Verdadero
- La 1ª tesis dice que lo que la filosofía ha llamado mundo aparente es el único mundo real. Pero entonces, Nietzsche lo único que hace es cambiar los atributos de los dos mundos: al que antes se llamaba aparente ahora lo llama real, y al que antes se llamaba real ahora lo llama aparente. Cuando la filosofía decía que el mundo de la experiencia de los sentidos era un mundo aparente le estaba concediendo un tipo de realidad. Y a esta realidad aparente contraponían una realidad verdadera, en comparación con la cual aquella no era nada. Pues bien, con esta tesis Nietzsche dice que podemos prescindir de esta segunda realidad, porque es una realidad añadida, y que no hay más realidad que aquella que es resultado de la elaboración que hacemos del testimonio de los sentidos a través de nuestro lenguaje.
- Por otro lado, 2ª tesis. Para Nietzsche la única realidad accesible al hombre es aquella que su lenguaje consigue seleccionar, procesar y dominar, y a ello contribuyen tanto los sentidos como los conceptos de la razón. Y cuando el filósofo pone en duda los sentidos y echa mano de los conceptos para inventarse otro mundo es porque no soporta este mundo en el que vive y necesita otro más verdadero.
- Nietzsche, 3ª tesis, dice que la invención de otro mundo no es más que el resultado del instinto de venganza dirigido contra la vida en su totalidad. Instinto de venganza resultado de la enfermedad del resentimiento: el hombre que inventa fábulas acerca de otro mundo es un animal enfermo, que ha sido herido por la vida y la niega, se venga de ella negándola. La enfermedad está localizada en su sensibilidad.
- El filósofo que inventa fábulas acerca de otro mundo (4ª tesis) niega la vida, está enfermo, es decadente. Nietzsche piensa que hay otra forma de entender la vida, la del artista dionisiaco. La diferencia, la peculiaridad del filósofo es que este es tan idiota que se ha creído que su fábula es la realidad misma, da más valor a lo que piensa que es la realidad verdad, cuando de hecho no es nada. El artista dionisiaco, en cambio, considera más valiosa la apariencia que la realidad. La obra de arte es apariencia, desde una perspectiva que no excluye ningún aspecto de la existencia. En este sentido, el artista dionisiaco no es pesimista porque dice precisamente sí a todo lo problemático y terrible y lo toma como material de trabajo, no necesita más realidad que la que hay en este mundo. Crea una mentira, pero una mentira saludable.