Definición de Moral
Moral proviene de la palabra latina “mos, moris” que significa costumbre. La moral es el conjunto de normas o reglas de acción que rigen nuestra conducta y que provienen de la sociedad. Las morales son muchas y variadas (la cristiana, la musulmana) y se aceptan tal como son. La moral es un hecho social. La moral tiene una dimensión personal; existen muchas normas y valores en una sociedad, y los individuos se ven obligados a elegir.
Definición de Ética
Ética proviene de la palabra griega “ethos” que significa carácter, y hace referencia a lo propio, incluido todo lo relacionado con el ámbito de la administración de casa. La ética nos ayuda a administrar los recursos de nuestro temperamento y de nuestra fortuna. Es la rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es la moral. La ética se define como una reflexión crítica acerca de la moral, mientras que la moral es un “hecho”. La ética es a la moral lo que la teoría es a la práctica:
- La moral es un tipo de conducta, una praxis.
- La ética es una reflexión filosófica, una teoría.
Autonomía Moral
La autonomía significa darse las normas a uno mismo. Autonomía moral quiere decir que el sujeto libre y racional es capaz de darse las normas morales a sí mismo, eligiéndolas racionalmente sin influencias sociales. La autonomía moral es un concepto de la ética kantiana. Según Kant, las éticas formales son las únicas autónomas.
Heteronomía Moral
Heteronomía significa que las normas nos las dan los otros. Heteronomía moral quiere decir que no somos libres a la hora de elegir normas, sino que nos vienen dadas por el proceso de socialización, es decir, las normas las interiorizamos y aprendemos desde la sociedad, primero desde la familia y luego desde las instituciones.
Los Sofistas
Fueron los primeros filósofos en plantear el problema Naturaleza-Convención. Los sofistas plantean que la sociedad es fruto de una convención o pacto entre los hombres. Por tanto, las normas sociales y morales son arbitrarias, es decir, podrían cambiar si los acuerdos entre los hombres cambiaran. No hay normas eternas y universales.
Libertad y Determinismo
La autonomía moral se basa en la creencia en la libertad del sujeto, hay teorías que niegan dicha libertad. A estas teorías se les denomina deterministas. Algunos tipos de determinismos son los siguientes:
Determinismo socio-cultural:
La ética y la moral serían resultado del proceso de enculturación e interiorización inconsciente de valores y normas. Podemos destacar a J. Dewey, para él la ética y la moral se reducen a sociología.
Determinismo biológico:
El ser humano es fruto de su herencia genética, y la libertad es solo una ficción. La sociobiología de Wilson.
Determinismo mecanicista:
El universo es una máquina donde todo se encuentra predeterminado. El ser humano forma parte del mecanismo, por tanto, la libertad solo sería una ficción. Ejemplo: Spinoza.
Determinismo psicológico:
Hay dos tendencias:
La psicoanalítica (S. Freud):
La moral es solo la represión social interiorizada (super-yo) que controla las pulsaciones y canaliza la libido (ello) para fines más elevados del “yo”.
La conductista:
El ser humano es solo el lugar vacío entre los estímulos externos y las respuestas. Según Skinner, no somos libres. Los hombres no tienen capacidad de deliberación, actuamos de forma inmediata. La educación recibida ha potenciado que ante determinadas situaciones, reaccionemos de la misma manera.
La Belleza
Teorías objetivas:
Sostiene que lo que hace estéticamente valioso a una obra de arte, son las propiedades intrínsecas de la misma. Cuando atribuimos el valor estético, lo atribuimos a la obra de arte en sí misma. El valor se basa en la constitución artística del objeto y no en las apreciaciones subjetivas que del mismo haga un eventual consumidor. El aprecio subjetivo es la consecuencia del valor interno de la obra, no la causa. Lo que la obra de arte presenta al consumidor es la posibilidad de ser apreciada en diverso grado de mérito y en función exclusivamente de su valor objetivo.
Teorías subjetivas:
Sostienen que lo que hace estéticamente valioso a una obra de arte, no son sus propiedades intrínsecas, sino su relación con los consumidores estéticos. La belleza es el resultado de la apreciación, estimación o evaluación de un sujeto. Así, la atribución de valor estético es el resultado de la degustación de la obra de arte. Sin ese proceso, sea cual sea su naturaleza, etapas o resultado, no podemos hablar de valor estético.
La belleza como armonía:
La escuela presocrática de los Pitagóricos fue la primera que elaboró una teoría estética de la belleza. Su interés por las matemáticas y la geometría les llevaron a estudiar las proporciones espaciales y las relaciones numéricas necesarias que se dan en los cuerpos. Creyeron que la belleza consistía en la armonía entendida como orden entre las partes y proporciones perfectas. La belleza es medida y proporción, lo que posteriormente el arte griego definió como canon.
La belleza como participación:
Según Platón, existen realidades eternas que se encuentran en un mundo separado, espiritual. Estas realidades son ideas. La belleza es una idea que forma parte de una jerarquía ontológica cuyo vértice está la idea del bien, en la cual todas las demás adquieren sentido y de la cual todas participan. Es seguida por la idea de la justicia, como armonía entre las partes del alma o de las partes de la comunidad. Después viene la idea de belleza, la cual fue descrita y definida de muchas maneras: como conveniencia o finalidad, como utilidad, como placer, como bien o bondad o como armonía y orden en sentido pitagórico. En el Banquete, desarrolla la dialéctica de la belleza de las almas, la belleza de las leyes e instituciones, la belleza de la ciencia, hasta la idea de la belleza en sí misma. Las artes pueden materializar en diversos grados las propiedades de la idea de la belleza.
La belleza como placer:
Para Aristóteles, la actividad del artista consiste en recrear, en representar, hacer reconocible la realidad de la obra. El reconocimiento de la realidad y de las dimensiones de la acción humana a través del arte como imitación produce en el hombre el sentimiento de lo bello que va acompañado de agrado o placer. Pero un placer no meramente sensible sino contemplativo, en el cual se reconocen y se aprenden los objetos, los acontecimientos, las acciones y las pasiones.
La belleza como conocimiento:
La reflexión estética de Tomás de Aquino, estriba en su consideración del doble componente, sensible e intelectual, de la belleza, continuando con la teoría aristotélica de la imitación contemplativa. El agrado, el placer estético, procede de los sentidos de la vista y del oído. El gusto, el tacto y el olfato están aún cristianamente excluidos de su consideración hedonista. El placer estético no es algo meramente sensible sino intelectual. La belleza solo se muestra en su plenitud en el conocimiento abstractivo. Lo que constituye la belleza de lo real no es la apariencia sensible, sino la forma universal inherente de la materia. Esas formas eternas que habían sido creadas, según Tomás de Aquino, por la razón de Dios.
La belleza como verdad:
Podemos hablar de las reflexiones de Heidegger, que se basaban en la búsqueda de la verdad. El interés por el desvelamiento de la verdad, se centra en aquello que la obra de arte nos muestra a través de su lenguaje, de sus valores y sus categorías. La emergencia de la verdad consiste en permitir que nos hable a través de la belleza creada por el artista. La obra de arte es iluminación o desvelamiento de la verdad, pero no como reproducción o copia de lo real, ni como imitación del objeto sino como transferencia y otorgamiento de sentido. Esa fundación del objeto, se manifiesta en la poesía. La poesía es un nombrar del ser constituyente de las cosas del mundo.