Análisis Comparativo de la Epistemología de Hume y la Teología de Santo Tomás de Aquino

2) Los dos modos de conocer en Hume: relaciones entre ideas y cuestiones de hecho.

Además de los elementos de conocimiento, Hume introduce en la Investigación una distinción fundamental en su filosofía entre dos modos de conocer o, lo que es lo mismo, divide los objetos del conocimiento en dos grandes ámbitos. Se trata de ámbitos de conocimiento radicalmente heterogéneos. Para que se entienda, el juicio «los puntos de un círculo equidistan del centro» es muy distinto del juicio «el agua hierve a 100 grados». Por de pronto, lo contrario del primer juicio es imposible, contradictorio, mientras que no lo es en el segundo. El primero pertenece a un conocimiento que Hume llama «relaciones entre ideas» y el segundo es «una cuestión de hecho«.

a) Relaciones entre ideas. (Relation of ideas)

  • Es el conocimiento propio de la lógica y de las matemáticas.
  • Afirman sólo las relaciones entre ideas y no informan acerca de hechos ni se refieren a hechos. «El todo es mayor que las partes» es independiente de que haya todo y de que haya partes y se refiere a la relación entre las ideas de todo y parte. Aun cuando estas ideas proceden de la experiencia, la relación entre ellas es, en cuanto tal, independiente de los hechos.
  • A estas proposiciones se llega por el solo razonamiento, sin necesidad de recurrir a la experiencia. Basta el análisis del sujeto para descubrir que le conviene el predicado.
  • Constituyen el campo del conocimiento cierto (knowledge), demostrativo porque el contrario de una proposición de esta clase es imposible, implica contradicción. «El todo no es mayor que las partes» es una proposición imposible porque encierra contradicción.
  • Son proposiciones necesarias: son así y no pueden ser de otro modo.

b) Cuestiones de hecho. (matters of fact)

  • Es el conocimiento propio de las ciencias positivas.
  • Informan de los hechos del mundo.
  • Son conocidas a partir de la observación, de la experiencia. Lo único que nos garantiza la verdad de las proposiciones que afirman hechos es la experiencia, de manera que sólo podemos estar seguros de aquello que está presente a los sentidos o registrado en la memoria, pero no de lo que trascienda estos límites. Sólo a través de la experiencia conozco que el calor dilata los cuerpos.
  • No gozan de conocimiento en sentido propio (knowledge) sino de probabilidad porque lo contrario de cada hecho es posible, no implica contradicción. Empleando el ejemplo de Hume, estoy seguro de que el sol ha salido hoy y los días pasados, pero no estoy seguro de que el sol saldrá mañana porque no es contradictorio, imposible, que el sol no salga mañana. Lo contrario de cada hecho siempre es posible y no implica contradicción.
  • Son proposiciones contingentes.

Si el límite de nuestro conocimiento son las impresiones, nuestro conocimiento de los hechos queda limitado a nuestras impresiones actuales -el fuego hace hervir el agua- y a nuestros recuerdos actuales (ideas) de impresiones pasadas -el fuego hizo hervir el agua-, pero no puede haber conocimiento de los hechos futuros ya que no poseemos impresión alguna de lo que sucederá en el futuro.

C. La idea de causalidad

a)

El conocimiento de los hechos futuros se basa en la noción de causa, en el principio de causalidad o en la inferencia causal, que de las tres maneras se dice. En efecto, estoy seguro de que el fuego -causa- hará hervir el agua del recipiente -efecto- porque hay una conexión necesaria entre la causa -fuego- y el hervor del agua.

Sin embargo, nosotros damos también por seguros hechos futuros: el fuego calentará el agua, que si una bola de billar se dirige hacia otra, ésta se moverá. ¿En qué se basa esta evidencia o seguridad? Según Hume, el conocimiento de los hechos futuros que no se corresponden a una impresión ni están registrados en la memoria, se basa en la relación causa-efecto.

b)

Ahora bien, como vamos a ver inmediatamente, Hume no admite la relación causa-efecto como una conexión necesaria que me asegure el conocimiento de los hechos futuros. Luego, el conocimiento de los hechos que vaya más allá de los sentidos o impresiones y que se basa en la inferencia causal, no es absolutamente cierto sino sólo probable.

c)

Nos vamos a centrar en su parte fundamental: su crítica a la idea de causa entendida como conexión necesaria, esto es, a la convicción de que una determinada causa tiene necesariamente este determinado efecto.

La idea de causa como conexión necesaria entre la causa -calor- y el efecto -dilatación- no es una idea verdadera porque no responde a ninguna impresión.

d)

En efecto, lo único que vemos y responde a una impresión es:

a) la contigüidad, es decir, que la causa (calor) y el efecto (metal dilatado) se hallan contiguos, próximos el uno del otro (relación espacial);

b) sucesión, es decir, que la causa tiene una prioridad temporal, es anterior al efecto (relación temporal); y

c) regularidad y constancia, es decir, que siempre que se da uno se da otro. No vemos más. La conexión necesaria no la vemos por ningún sitio; no responde a ninguna impresión.

e)

Luego, la inferencia causal o principio de causalidad sólo es aplicable al terreno de las impresiones, de los fenómenos, pero no fuera de dicho campo. Esto quiere decir que la inferencia causal me permite pasar de una impresión (calor) a otra (dilatación), pero no de una impresión (mundo) a algo de lo que no ha habido ninguna impresión (Dios). Por ello, Hume critica el principio de causalidad que utiliza Santo Tomás de Aquino para demostrar la existencia de Dios (causa) a partir de los efectos (mundo contingente, orden, movimiento, etc.).

D. Costumbre y creencia

a)

Sin embargo, el hombre tiende a creer que el calor es causa necesaria de la dilatación, que el futuro será como el pasado. ¿En qué se basa esta tendencia? No en un argumento racional, en un «razonamiento demostrativo». Recuerda que el razonamiento demostrativo se da sólo en las relaciones entre ideas e implica que lo contrario es imposible.

La tendencia del hombre a esperar que las mismas causas producirán los mismos efectos se basa en un factor psicológico que es el hábito o costumbre: es la costumbre de percibir la sucesión contigua y regular entre dos fenómenos la que nos lleva a creer que el primero es causa necesaria del segundo.

b)

La costumbre constituye la principal guía del hombre. Ahora bien, la costumbre genera no ciencia, saber, sino creencia. Propiamente no sabemos que el calor dilatará un trozo de hierro, sino que creemos que así sucederá. Sin embargo, la creencia «es más propiamente un acto de la parte sensitiva de nuestra naturaleza que de la cognoscitiva», es decir, es un sentimiento (feeling), algo tan intensa y vivamente sentido por la mente que hace aparecer el efecto (la dilatación futura) como algo tan real y evidente como si se tratara de una impresión y que genera una certeza vital (prueba o proof).

De todo lo dicho se concluye que las ciencias que tratan de los hechos no pueden ser nunca ciencia rigurosa, que es propia de las relaciones entre ideas, sino creencia, un sentimiento que puede llegar a constituir prueba (proof) (si produce certeza vital por su intensidad) o mera probabilidad. Sin embargo, las ciencias como las matemáticas y la lógica, que se basan en las relaciones entre ideas, sí alcanzan demostración rigurosa, es decir, un tipo de certeza que Hume denomina propiamente conocimiento (knowledge).

Conclusión: escepticismo moderado

El que no poseamos demostración y certeza absoluta de las cuestiones de hecho justifica la necesidad de un escepticismo moderado, que sirve de antídoto contra el dogmatismo. Esta es la virtualidad de la filosofía. Pero este escepticismo académico o filosófico tiene que ser moderado por el sentido común. Aunque no podemos demostrar la verdad de los hechos, tenemos que creer en algunos de ellos, por lo que el escepticismo resulta imposible.

E. Crítica a la idea de sustancia

En la metafísica occidental, por sustancia se ha entendido aquel sustrato real que sostiene y subyace a las cualidades sensibles de los objetos, distinto de nuestras impresiones e ideas.

Recuerda cómo Descartes habla de tres sustancias: la sustancia material, la sustancia pensante o yo y la sustancia divina. Hume va a criticar la existencia de tal sustancia.

Desde su teoría del conocimiento y de su concepción de la inferencia causal, que acabamos de estudiar, va a criticar Hume la noción de sustancia, básica en la metafísica occidental.

En efecto, la teoría del conocimiento afirma, por el principio de copia, que sólo es válida aquella idea que procede de una impresión. Y la inferencia causal o principio de causalidad, entendido como la sucesión y regularidad de dos fenómenos, sólo es aplicable entre impresiones. Apliquemos ambos principios a la idea de sustancia, sea la sustancia material, sea la sustancia pensante o yo.

a) La sustancia material

En primer lugar, no se puede justificar desde la teoría del conocimiento la existencia de una realidad distinta de nuestras impresiones e ideas porque la idea de sustancia como una realidad distinta de nuestras impresiones y soporte de las mismas no tiene su origen en ninguna impresión. Por ejemplo, la idea de sustancia de la rosa, entendida como el soporte de sus cualidades sensibles como el color, olor, no responde a ninguna impresión. Sólo percibimos las cualidades a través de las impresiones, pero no una pretendida sustancia debajo de ellas. Luego, la idea de sustancia no es válida.

Tampoco se puede justificar la existencia de la sustancia como hacía Locke, es decir, apelando a la inferencia causal: mis impresiones tendrían una causa que sería la sustancia de la rosa, por ejemplo. Tal inferencia no es posible porque la inferencia causal me permite pasar de una impresión -calor- a otra -dilatación-, pero no de una impresión -olor de la rosa- a algo de lo que no tengo impresión: sustancia de la rosa.

Que no podamos justificar racionalmente la existencia del mundo exterior no significa negar que éste exista: de la existencia del mundo no hay conocimiento sino creencia.

b) La sustancia personal o yo

Es clásica la crítica de Hume a la idea de sustancia personal o el yo idéntico a pesar de los cambios.

La existencia de una sustancia cognoscente permanente y distinta de nuestras percepciones había sido considerada indubitable no sólo por Descartes sino también por Locke y se justificaba porque tenemos del yo una intuición inmediata.

Hume no está de acuerdo porque lo único que capto en mis impresiones es una sucesión de actos y estados de conciencia, pero no una sustancia espiritual permanente debajo de dichos actos. Aplicando el principio de siempre, a nuestra idea de sustancia o yo no corresponde impresión alguna. Mi yo se me presenta como una colección de impresiones (bundle or collection), las cuales están en perpetuo fluir (in a perpetual flux and movement).

Para explicar la conciencia de la propia identidad, Hume recurre a la memoria, gracias a la cual establecemos conexión entre las distintas impresiones que se suceden.

c)

Tampoco la sustancia Infinita se puede conocer por dos razones:

1ª, porque no se corresponde a ninguna impresión; y

2ª, porque no se puede demostrar por el principio de causalidad, porque éste sólo se puede aplicar a impresiones y Dios no es ninguna impresión.

¿Qué es entonces la sustancia, según Hume?

Sencillamente, un haz o manojo de impresiones unidas por la imaginación. Es una ficción de la imaginación gracias a la cual suponemos o imaginamos un sustrato oculto que está más allá de las cualidades que percibimos y que sostiene la multiplicidad de impresiones que me llegan de los objetos.

Conclusión: fenomenismo y escepticismo

Si no existe ninguna realidad distinta de nuestras percepciones, la realidad queda reducida a un manto de fenómenos, entendiendo por fenómeno lo que aparece o se manifiesta. No tiene sentido buscar una pretendida realidad detrás de nuestras percepciones, como no tiene sentido preguntarse qué hay detrás de las imágenes de una proyección cinematográfica.

Respecto de las sustancias material, pensante e Infinita, Hume se declara agnóstico, escéptico, por las razones que hemos apuntado.

G. Síntesis de la obra de Hume

El texto pertenece, como hemos dicho, al Compendio del Tratado de la naturaleza humana. Es esta obra, escrita en 1740, un breve resumen de una mucho más amplia (Tratado de la naturaleza humana), que tuvo escaso éxito y en la que Hume pretende dar respuesta a la pregunta clave: ¿qué es el hombre?, que debe fundamentar todas las ramas del saber como la Lógica, la Moral, la Estética y la Ética. El conocimiento del hombre ha de tener el mismo rigor y método que la ciencia natural de Newton.

En el Compendio aparecen, por tanto, las ideas esenciales del Tratado, particularmente su teoría empirista del conocimiento: su origen, su alcance y valor, teoría que aplica al análisis de la causalidad. Otras dimensiones del hombre como la moral (pasiones, libertad…) son estudiadas con menos extensión.

Síntesis de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino

La Suma Teológica es un tratado de teología, ciencia de Dios tal como se ha revelado y es aceptado por la fe. Es una obra ordenada, sistemática, destinada a estudiantes de teología. Su estructura responde al método escolástico:

  1. Se enuncia un tema o problema.
  2. Se presentan las dificultades u objeciones al mismo.
  3. Se desarrolla la tesis del autor y sus argumentos.
  4. Por último, se responde a las objeciones.

Es una obra escrita en la madurez, a partir de los 40 años, en distintas etapas de su vida. La 1ª Parte está escrita en Roma y desarrolla, entre otras cosas, la demostración racional de la existencia de Dios como preámbulo de la fe, un ejemplo claro de subordinación de la razón a la fe. Este es el eje fundamental de su obra.

Síntesis de la obra El discurso del método de Descartes

  1. Escrita en francés en 1637, y no en latín como la filosofía escolástica, esta obra es considerada como la primera obra de la filosofía moderna.
  2. Esta obra es autobiográfica porque refleja la trayectoria intelectual de Descartes, en la que hace un balance negativo del saber recibido, decide romper con el pasado, buscando el nuevo edificio de la nueva filosofía a partir de sus propias ideas y sobre bases sólidas. Si todos los hombres tienen la misma capacidad de razonar, lo que nos diferencia es el uso que hagamos de la razón. De ahí la importancia decisiva del método. En posesión de un método adecuado, Descartes acometerá en la 4ª parte la tarea de la construcción de una filosofía de planta nueva tan evidente como las matemáticas.
  3. Es el primer ejemplo de la filosofía moderna. Frente al argumento de autoridad que caracteriza la mentalidad medieval, Descartes representa la apuesta por la razón como única guía del hombre en la explicación de la realidad en el libro del mundo. La autonomía de la razón representa la esencia de la modernidad.

La introducción a la quinta vía vale para las otras cuatro

El texto desarrolla una de las cinco vías o demostraciones quia de Santo Tomás de Aquino para demostrar racionalmente la existencia de Dios. Se encuentra en la Summa Theologiae y responde a la intención fundamental de Santo Tomás de Aquino de demostrar con la razón una verdad de fe como es la existencia de Dios.

Se trata de una demostración a posteriori porque parte de la existencia del efecto para concluir en la existencia de la causa. En ella aparecen claramente los pasos comunes a todas las vías, el recorrido común a las cinco vías.

Como todas las vías, parte de un hecho real constatado por la experiencia, pero leído o interpretado en clave filosófica o metafísica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *