Comparación de Kant con otros autores
Partiendo de que Kant fue un filósofo racionalista y sabiendo que él mismo dice que Hume fue quien lo despertó de su sueño dogmático, Kant, al ser racionalista, no está de acuerdo con los métodos dados por Hume y Descartes. Kant se basa en la metafísica.
Pero si pasamos a la relación del tipo de gobierno, podemos saber que Hobbes optaba por una monarquía absoluta, en cambio, Rousseau va por la democracia y Kant con su república.
Kant resuelve la duda de Hume sobre las leyes de la naturaleza, planteando que sí las hay y que coinciden con las reglas de uso de las categorías, por lo que las leyes se imponen a la naturaleza por el entendimiento, a priori.
Resuelve el problema de la metafísica (rechazada por Hume) sacándola del campo de la ciencia y situándola en el campo regulativo y estructurante de los fenómenos. El alma, el mundo y Dios son ideas que unifican los fenómenos y permiten construir los postulados básicos de la razón práctica: existencia de Dios e inmortalidad del alma que garantizan la felicidad y el progreso del conocimiento.
Kant coincidió con los estoicos en considerar que la ética debe fundarse en la razón y el deber. Con Aristóteles coincidió con él en que la felicidad se consigue a partir de la virtud: hay que ser virtuoso para lograr ser feliz, y que la metafísica es imposible como ciencia.
En esta época los filósofos buscan una sociedad ordenada por la ciencia, la libertad e igualdad. Hablando un poco de la paz podemos decir que Aristóteles y Platón creen que la paz existe en el estado civil que para ellos en donde las leyes deben someterse a la opinión pública. Kant hace hincapié en este concepto con la paz perpetua, es decir, cumplir unas condiciones para poder llegar al estado de paz. En cuanto al problema del hombre Descartes nos separa al cuerpo (máquina) del alma que cree que es inmortal, Kant nos pone al hombre como un ser de insociable sociabilidad, es decir que son sociables e insociables por naturaleza.
Uso práctico de la razón:
* Crítica a la ética tradicional:
Una ética es material cuando tiene un contenido, sus contenidos están marcados ya de antemano por un concepto de Bien no elaborado por la propia persona y califican las actuaciones como buenas o malas en función de la consecución de un fin. Según Kant, la ética debe ser:
- Formal: se centra en la forma y no en el contenido.
- A priori: no empírica: universal y necesaria para todos los hombres.
- Categórica: no hipotética: los juicios morales son absolutos, no imponen condiciones.
- Autónoma: no heterónoma: el sujeto se determina él mismo a obrar, no actúa movido por agentes externos y diferentes de la propia razón ya que sin libertad no hay moral.
* Ética formal
Según Kant, la única cosa que se puede calificar de buena es la voluntad buena. La voluntad buena es aquella voluntad que obra por deber, que actúa determinada por la razón. No hay que obrar conforme al deber sino por deber, por respeto a la ley moral, sin buscar algún fin. La ley moral es el principio objetivo del obrar, prescribe cómo ha de actuar el hombre que actúa guiado única y exclusivamente por la razón. La ley moral adopta para los hombres la forma de imperativo. Kant distingue dos tipos de imperativos.
- Imperativos hipotéticos: son aquellos que prescriben una actuación como buena o necesaria para alcanzar un fin.
- Imperativos categóricos: son los que se imponen a nuestra voluntad de un modo absoluto, sin ningún tipo de condición. Son, por tanto, autónomos (el hombre debe actuar siguiendo los dictados de su conciencia), universales y apodícticos (no sometidos a ningún condicionamiento).
- Obra de tal manera que tus actos puedan ser considerados como normas universales de conducta.
- Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como fin y nunca como medio.
* Postulados de la razón práctica:
Los postulados son verdades no evidentes pero necesarias. Éstas son: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y la libertad. Aunque incognoscibles para la razón teórica, son admitidos por la razón práctica y es necesario suponerlos verdaderos para que el orden moral no se venga abajo. La inmortalidad del alma y la existencia de Dios son condiciones necesarias para que exista el Bien Supremo. La razón humana tiende al bien supremo, que es la suma de virtud y felicidad. Sin embargo, aquí se produce un problema, ya que la noción de felicidad no implica la de virtud, y viceversa. Esto se resuelve recurriendo a la doble pertenencia del hombre al mundo inteligible y al mundo fenoménico. En el mundo fenoménico la virtud no siempre lleva a la felicidad, pero sí en el mundo inteligible. Esto implica la posibilidad de la inmortalidad del hombre y la existencia de una causa que garantice esa inmortalidad.