Relación entre Marx y Hegel
Vamos a relacionar el materialismo histórico resumido por Marx en el «Prefacio» de la Contribución con el idealismo de Hegel (1770-1831). Como ya hemos apuntado, Marx asume, con una interpretación propia, dos conceptos hegelianos: el de dialéctica y el de alienación. Sin embargo, esta continuidad no debe hacernos olvidar que el materialismo histórico supone una radical oposición al idealismo hegeliano.
El Idealismo de Hegel
La filosofía de Hegel intenta repensar toda la tradición occidental para elaborar una teoría unitaria sobre la realidad, a pesar de la diversidad de aspectos y formas que ésta encierra. El sistema de Hegel pretende establecer la unidad y conexión interna entre dos conceptos: naturaleza y espíritu. Mundo y Dios quedan englobados en un proceso único que es la historia del mundo natural y humano.
Hegel piensa el mundo en su totalidad como un proceso evolutivo cuya fuerza y ley interna es la del Espíritu Absoluto, inmanente en el mundo, y que evoluciona —él mismo con el mundo y dentro del mundo— mediante un movimiento dialéctico, partiendo de estados elementales de conciencia hasta alcanzar la autoconciencia y ciencia.
En la filosofía de Hegel vemos imponerse un sentido absolutamente racional, porque lo absoluto, el punto de partida, es la razón. Todo lo demás son fenómenos de la razón, manifestaciones de ésta. La razón, pues, es el germen de la realidad. Lo real es racional y lo racional es real, porque no hay posición real que no tenga su justificación racional. El idealismo hegeliano vendría así a afirmar:
- Una tesis ontológica: la realidad es Razón, Idea, Espíritu.
- Una tesis epistemológica: el Espíritu origina las diferentes formas de la realidad y la realidad es un sistema racional; lo verdadero es lo Absoluto, el Espíritu.
Críticas de Marx a Hegel
El Concepto de Realidad
La principal crítica de Marx a Hegel es respecto al concepto de realidad. La frase «lo que es racional es real, lo que es real es racional» vendría a afirmar, según Hegel, que la realidad es de naturaleza racional y, por tanto, la Idea constituye la esencia de la misma. La realidad se puede reducir a pensamiento, de modo que las diferentes formas de lo real no son sino manifestaciones de la Idea. Por lo que también la realidad social y política es racional. La frase encierra una tesis ontológica que puede ofrecer, además, el fundamento de un estado social y político. Marx se opone a la tradición idealista, ya que para él lo único real es lo material. La existencia es posible porque existen condiciones materiales que la permiten. Todo (lo físico, biológico, psíquico) es una manifestación del carácter dialéctico e histórico de la materia. La realidad es dialéctica, aunque, frente al idealismo absoluto, sostiene que las condiciones materiales de existencia son las que determinan el pensamiento o conciencia.
La Naturaleza del Hombre
Por lo que se refiere a la naturaleza o ser del hombre, para Hegel consiste en una forma de espíritu. Sin embargo, el análisis marxista muestra que el ser humano se define porque transforma la naturaleza para obtener lo que necesita mediante el trabajo. Marx llamó a este proceso producción social de su existencia.
La Historia
En cuanto a la historia, según Hegel, es interpretada como regida por el Espíritu —que es el sujeto de la historia— y como el desarrollo progresivo en la realización de la libertad, que se materializa y realiza en el Estado, que es la consumación de la Idea. Sin embargo, para Marx, el motor de la historia es la lucha entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción: la lucha de clases.
Para Hegel, la estructuración social y política y la vida del hombre en el orden social es plenamente racional; es decir, que la Razón o la Verdad coinciden con el orden político de su tiempo. Pero, según Marx, la existencia del proletariado contradice la supuesta realidad de la razón, ya que representa toda una clase que demuestra la negación de la misma.
La Filosofía y el Saber
Para Marx, la filosofía y el saber consisten en mera teoría o especulación; es la forma o expresión de que se sirven las diferentes ideologías que configuran un orden social. Es el modo de producción de cada momento el que perfila determinadas relaciones sociales y engendra una ideología que justifica el sistema vigente. La teoría marxiana propondrá la superación de la filosofía idealista e intentará mostrar que el saber no es sólo ni primariamente teoría, sino praxis.
Actualización del Marxismo
La obra de Marx ha influido de una manera poderosa en el desarrollo histórico del siglo XX. Los supuestos ideológicos del marxismo han constituido la base teórica de las grandes revoluciones socialistas y el modelo sobre el que se han creado las sociedades de una buena parte de la humanidad. Sin embargo, con la caída del muro de Berlín en 1989 podría parecer que se caía también la profetización que hacía Marx en su filosofía del fin de la prehistoria, que vendría con el final del modo de producción capitalista-burgués y con la instauración, en su lugar, de una sociedad comunista.
Ahora bien, el modo de producción capitalista o burgués no sólo no ha sucumbido a su propia contradicción, sino que parece que goza de salud (globalización de la economía de mercado). Las respuestas de los gobiernos a las periódicas crisis económicas asumen la necesidad de controlar e intervenir en el mercado mediante los «rescates» de empresas, las inversiones en infraestructuras, el refuerzo de las medidas de apoyos sociales… Se trata de recetas cercanas a los conceptos marxistas de planificación y cooperación.
Mientras tanto, aquellos regímenes comunistas que podrían servir como modelo de economía alternativa están en vías de extinción. Sólo hay restos de la economía comunista en países como Cuba o China. Este fracaso nos debe hacer dudar sobre si la propuesta marxista de una economía que sustituya la competencia por la cooperación es un modelo con alguna posibilidad de funcionar.
También podríamos preguntarnos si las revoluciones comunistas llevadas a cabo han plasmado realmente la teoría de Marx. Si atendemos al aspecto más humanista de la filosofía de Marx, a su deseo de acabar con la explotación del hombre por el hombre, de superar la alienación característica de la sociedad capitalista, de quitarnos las vendas de la ideología que nos impiden comprender la raíz histórica y material —económica— de muchos de los males de nuestra sociedad, entonces no podemos negarles vigencia y actualidad a los planteamientos de Marx.
Las Teorías de la Sospecha
Se suele incluir al materialismo histórico en lo que se ha llamado teorías o filosofías de la sospecha: aquellas que mantienen que para comprender la conducta de un individuo o de un grupo social no es adecuado atender a la explicación que dicho individuo o grupo da de sí mismo, pues dicha explicación no es objetiva, sino mediatizada como consecuencia de los intereses del individuo o grupo.
Podemos destacar a filósofos de la sospecha como han sido Freud —que destaca la motivación inconsciente en la conducta humana—, Nietzsche —para el que la cultura occidental esconde su carácter antivital—, y el marxismo —según el cual el fundamento verdadero de la conducta social está en el nivel de los intereses económicos y políticos del grupo dominante.