1. Contexto Histórico, Cultural y Filosófico
Karl Marx vivió en la mitad del siglo XIX, calificado como siglo de crisis, por toda una serie de acontecimientos que alteraron el modo de vida de las personas y de los grupos sociales. Las revoluciones en el campo económico y político generaron cambios profundos de orden social en poblaciones que quedaron desorientadas y frustradas frente a las pretensiones de progreso que se anunciaban en dichas revoluciones. Es explicable que el mundo del pensamiento también se viese afectado por esa situación y se comprende que muchos intelectuales dedicasen sus esfuerzos a un estudio de la sociedad que permitiese tanto diagnosticar lo que estaba pasando como superar la desorientación en la que vivían. En Alemania, los jóvenes hegelianos, entre los que destacaban Feuerbach y el propio Marx, pretendían hacer aportaciones a proyectos de liberación frente a las servidumbres y alienaciones humanas. En Francia y en Inglaterra también se estaban produciendo intentos de encarar la situación crítica por la que se atravesaba. Es inevitable la mención a Comte, que considera las ideas el fundamento de la sociedad y que propone como solución la adopción de la teoría social del positivismo. Pero también hay que señalar las propuestas utópicas socialistas y anarquistas, a las que Marx se sentiría más próximo. Marx esboza, junto con Engels, su materialismo histórico, del que ofrecemos una síntesis privilegiada.
Expresiones Clave
- Estructura económica: Nivel de desarrollo de los recursos productivos y las relaciones que los seres humanos, en una sociedad o época histórica determinada, contraen en su trabajo, independientemente de su voluntad. Para Marx, es el factor determinante de la vida social.
- Conciencia: Con el término conciencia, Marx se está refiriendo a la ideología de los seres humanos: ese conjunto articulado de conceptos, símbolos, mitos, creencias, valores e ideas que se dan en una situación determinada y que pretende explicarla, justificarla y perpetuarla.
2. Exposición de la Temática
Este es uno de los fragmentos en el que Marx nos propone la fórmula central de su materialismo histórico, y que, frente a supervisiones superficiales que de este suelen darse, sabemos que hay que entenderlo como el intento de brindarnos una visión científica de la sociedad y de la historia que sirva para aclararse ante los cambios y convulsiones sociales. En la primera parte del texto, se hace la afirmación de que, en una sociedad determinada, junto a otros factores, la pieza clave es su estructura económica. Si queremos preguntarnos por la vida histórica de una época, tenemos que preguntarnos por la estructura económica de la misma, intentando no reducir esta a unidad monetaria, sino teniendo en cuenta los recursos productivos de los que se dispone y las relaciones humanas que se establecen en él. También debemos tener en cuenta su legislación, el sistema en el que se organiza políticamente; todos estos factores tienen relación entre sí. Pero, dicho anteriormente, el factor condicionante es el económico, condicionando este los demás factores que componen dicha sociedad. Es lo que sostiene Marx en la segunda parte de este texto, distanciándose así de otras opiniones que insisten en el papel fundamental de la ideología como determinante de la sociedad. En la frase «dime cómo vives y te diré cómo piensas», Marx dice que no es el modo de pensar lo que determina el modo de vivir, sino su inversa. Las gentes de una sociedad arcaica no tienen la misma manera de pensar que aquellas que han avanzado en la sociedad. Y, por otro lado, la posición de mayor o menor relevancia que las personas ocupan dentro del sistema productivo y en la escala social va a condicionar su modo de pensar.
Justificación del texto. Posición del autor
Las convicciones que Marx ha expresado con rotundidad en este fragmento van a encontrar su continuidad en otras, que se recogen en fragmentos sucesivos del texto de su Contribución a la crítica de la economía política, define la sociedad como un organismo vivo y sometido a cambios, por eso ha de ser considerada como algo que evoluciona históricamente. Su presente no es sino un momento, más o menos significativo, de su proceso. Podemos entonces afirmar que el materialismo histórico es el intento marxiano de brindarnos una versión científica de la sociedad y de la historia, y que tiene como uno de sus contenidos centrales la afirmación de que la infraestructura económica es la clave que nos puede ayudar a conocer una sociedad determinada y los cambios que esta pueda experimentar en su proceso histórico. Estos cambios producidos llevarán instintivamente a otros, más o menos rápidos, en las diversas regiones de su superestructura. Pese a las diferencias que se puedan dar entre estas etapas, todas ellas tienen un rasgo común: el enfrentamiento entre dos clases sociales con intereses contrapuestos. Se trata de la lucha de clases. La propiedad privada de los medios de producción genera dos clases sociales antagónicas. Ahora son la burguesía y el proletariado los que se enfrentan en el escenario de la vida económico-social. La necesidad insaciable de incremento de beneficios, inherente y asociada al capitalismo, conduce a una progresiva explotación de los trabajadores. Este es el modo de producción socialista que logra la desaparición de las clases.
3. Relación del Tema Elegido
Nos guste o no, la vida humana se da en sociedad. Sin ella, no viviríamos ni pensaríamos, por eso es importante que reflexionemos acerca de la sociedad, como hicieron la totalidad de los pensadores a lo largo de la historia. No todos los filósofos tienen un mismo concepto de la sociedad, y no solo por el distinto momento histórico, sino por las diversas opciones intelectuales que originaron su producción filosófica. En este texto de Marx, hemos tenido ocasión de conocer su pensamiento sobre el tema que nos ocupa. En este caso, confrontaremos los pensamientos de Marx y de Platón, como autor al que hemos dedicado una especial atención en este curso. Es lógico que esperemos encontrar en él un pensamiento consistente acerca de la sociedad y hasta un modelo propio de cómo esta ha de ser organizada. Así aparece de modo claro en una de las obras más importantes de su periodo de madurez: La República.
Platón entiende que son diversas las necesidades de los hombres y las funciones que los ciudadanos tienen que desarrollar dentro de una polis, que vienen condicionadas por el mayor o menor desarrollo de las partes en las que está dividida el alma humana. Parece entonces claro que Platón se aleja bastante del pensamiento de Marx acerca del papel fundamental de la sociedad. Podríamos decir que, en un hipotético encuentro entre Marx y Platón, el ateniense sostenía que la conciencia de los seres humanos es la que determina su ser social y no a la inversa. Platón insiste en la importancia de las ideas como modelos esenciales que tienen en la vida personal y propia. Una sociedad así organizada, donde todos y cada uno de los ciudadanos contribuyen al bienestar colectivo como algo irrenunciable, vendría a hacer innecesarias las leyes, cuyo poder dejaría de tener sentido. La polis se constituiría en esa ciudad ideal, que muchos han denominado la utopía platónica y que se podría relacionar con el paraíso marxista alcanzado tras la superación del modo de producción capitalista. Platón se vio obligado a moderar sus planteamientos anteriores, proponiendo que ya los filósofos no son los gobernantes. Finalmente, cabe añadir unas palabras sobre la actualidad de la temática que ha venido siendo objeto de esta composición y con las que doy por terminada. El diálogo con ellos siempre nos resultará interesante, pero queda pendiente para el hombre del siglo XXI el reto que aquellos afrontaron en su momento histórico: hacer un fragmento de nuestra realidad social y esbozar algunas propuestas para un mejor tratamiento de ella, sin perder de vista el horizonte de Platón y Marx: el deseo utópico de su transformación.