La Ética Kantiana
Kant aborda la moral en su obra «Crítica de la Razón Práctica», diferenciando dos tipos de ética:
Éticas Materiales
Kant critica las éticas materiales por ser:
- Empíricas: basadas en la experiencia.
- Hipotéticas: sus imperativos dependen del fin deseado.
- Heterónomas: la norma proviene de algo externo al sujeto.
Ética Formal
Kant defiende la ética formal, caracterizada por:
- Ausencia de contenido empírico: no se basa en la experiencia.
- Imperativo categórico: obligación incondicional, no sujeta a fines.
- Universalidad y autonomía: determinada por la razón a priori del sujeto.
Para Kant, la ética se fundamenta en el deber, presente en la conciencia humana de forma a priori y universal. La buena voluntad implica actuar por deber, por respeto a la razón. La virtud reside en cumplir el deber por el deber mismo.
El imperativo categórico expresa la exigencia moral, estableciendo la forma de la máxima que guía la acción moral. Sus dos formulaciones principales son:
- Actuar de manera que la acción pueda ser ley universal.
- Tratar a todo ser racional como un fin en sí mismo, nunca como un medio.
Kant aspira al Reino de los Fines, una sociedad ideal donde se respete el imperativo categórico.
Además, Kant postula:
- Libertad: la exigencia del deber implica la libertad para seguirlo.
- Alma inmortal: el deber es infinito, requiriendo un alma inmortal.
- Existencia de Dios: la armonía entre virtud y felicidad exige la existencia divina.
La Crítica de Nietzsche a la Metafísica Tradicional
Nietzsche critica la metafísica desde Sócrates, quien priorizó la razón sobre la vida. Platón, al crear un mundo ideal, devaluó el mundo real. Para Nietzsche, la filosofía occidental es producto del espíritu de decadencia, un resentimiento contra la vida. La voluntad de verdad, que busca esencias inmutables, niega el devenir de la realidad.
Nietzsche propone un perspectivismo: no hay verdades absolutas, solo interpretaciones. La verdad se vuelve pragmática: útil para la vida, para aumentar el poder.
La Voluntad de Poder
Nietzsche afirma la realidad como un constante devenir. Las perspectivas individuales son cambiantes, negando una verdad única. La voluntad de poder implica aceptar y enfrentar este devenir, creando perspectivas que potencien la vida.
Los conceptos son metáforas que se alejan de la realidad original. El lenguaje, como convención social, olvida el origen metafórico, creando la ilusión de conceptos universales.
Nietzsche critica la ciencia por su enfoque cuantitativo, ignorando la cualidad. La verdad reside en aquello que favorece la vida, guiada por la voluntad de poder.
El Superhombre y la Transmutación de los Valores
El hombre, ser débil, debe superarse a sí mismo para alcanzar el superhombre, quien posee voluntad de poder. La moral de esclavos, basada en la resignación, debe ser trascendida.
La muerte de Dios, fundamento de la moral tradicional, abre paso al nihilismo. Este puede ser negativo (pasividad) o positivo (oportunidad para nuevos valores).
La transmutación de los valores implica valorar desde la voluntad de poder, potenciando la vida. El superhombre, creador de valores, vive sin trascendencia, haciendo de su vida una obra de arte.
El eterno retorno, como ciclo infinito, afirma este mundo como el único. Amar el destino (amor fati) implica aceptar la repetición eterna.
El superhombre, en su camino evolutivo, pasa por tres etapas:
- Camello: carga con el deber.
- León: se rebela contra los valores antiguos.
- Niño: crea nuevos valores desde la inocencia y el juego.
El superhombre rechaza la moral gregaria, creando su propia vida como una obra de arte, afirmando la vida en su totalidad.