Análisis Comparativo: La Política en Aristóteles y Marx

La Visión Política de Aristóteles

Aristóteles afirma que el hombre es un ser social “animal político” por naturaleza, y el que no es capaz de participar en la vida social o es demasiado autosuficiente para tener necesidad de ella, o es una bestia o un dios (es decir, está por debajo o por encima de lo humano).

No hay que confundir la sociabilidad humana con la del animal. Los animales son capaces de formar asociaciones (como las abejas), pero Aristóteles insiste en que la asociación humana tiene carácter político. Nos dice que los humanos poseen el lenguaje por naturaleza, distinto al de los animales que solo expresan placer y dolor mientras que el hombre a parte de la voz, también utiliza la palabra para expresar lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto… Aristóteles establece que poseemos el lenguaje para elaborar leyes.

Según Aristóteles la ciudad o Estado (polis) es anterior al individuo, lo que no significa un sacrificio del individuo en relación con el Estado, sino que el individuo sólo puede llevar una vida plena y desarrollar sus potencialidades si forma parte de una pólis bien gobernada. De ahí la subordinación de la Ética a la Política.

Aristóteles clasifica las formas de gobierno utilizando dos criterios: el número de los que gobiernan y el bien que persigan al gobernar, el buen gobierno busca el bien común y el mal gobierno busca el bien particular del que gobierna. Aplicando estos criterios se obtienen tres formas legítimas de gobierno y tres formas degeneradas.

  • La Monarquía: es el estado gobernado por un individuo que persigue el bien común. La forma degenerada sería la tiranía.
  • La Aristocracia: es el estado gobernado por unos pocos, los mejores, que persiguen el bien común. En cambio, la oligarquía es el estado gobernado por unos pocos que no persiguen el bien común.
  • La Democracia: es la última forma de gobierno que analiza el discípulo de Platón, pero para que funcione bien es necesaria la educación del pueblo. En caso de no hacerlo bien, degenera en demagogia (no se favorece al pueblo, solo a unos pocos).

El Problema de Dios Según Marx

Marx acepta la conclusión de Feuerbach de que Dios es una proyección creada por la misma humanidad, según él: “El hombre es el ser supremo para el hombre”. Por tanto la humanidad es Dios. Nosotros creamos a Dios a nuestra propia imagen. Nosotros creamos la religión para adorarnos a nosotros mismos.

Para Marx, es necesario buscar la causa de la religión en las condiciones materiales de la existencia, en una situación en la que los hombres viven alienados, sin ser dueños de su actividad ni de los frutos de esta. La alienación religiosa es una forma de alienación ideológica, secundaria frente a la más básica de las alienaciones: la alienación del trabajo

Por todo lo anterior, Marx criticará duramente la religión por considerarla una mera forma de alienación que se muestra a través de tres vertientes:

  1. En primer lugar, es una experiencia de algo irreal, de algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera que no es Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios.
  2. La religión también es alienación porque desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y la felicidad, el mundo humano, el mundo de la finitud expresado en la vida social y económica. Al consolar al hombre del sufrimiento que en este mundo le toca vivir, sufriendo en él porque el otro mundo le corresponderá la justicia y la felicidad plena, le resta capacidad, energía y determinación para cambiar las situaciones sociales, políticas y económicas que son las realmente culpables de su sufrimiento. Por eso Marx la considera el opio del pueblo, pues, al tiempo que consuela, adormece el anhelo revolucionario y juega en favor de las clases dominantes. La iglesia se sirve de este hecho para predicar la mansedumbre y la resignación, convirtiéndose así en un instrumento en manos de la burguesía para reprimir cualquier intento de revolución proletaria.
  3. La religión suele tomar partido pero no por las clases desfavorecidas sino por la clase dominante, perpetuando a esta en el poder

Por las razones citadas, Marx consideró que era necesaria la superación de la religión y que esta pasa realmente por la superación del sistema de clases sociales. Finalmente en la sociedad comunista no existirá la religión pues en esta sociedad no existiría la alienación.

El Conocimiento Según Marx

La filosofía de Marx se fundamenta en un materialismo que trasciende la mera corporeidad para abarcar la totalidad de la realidad. Este enfoque materialista implica comprender el mundo sin recurrir a entidades divinas o espirituales, y aplicar los principios materialistas no solo a la física, sino también a la historia, la política, la economía y la humanidad en su conjunto.

En su análisis, Marx destaca la importancia de la lucha contra el , es decir, la satisfacción de las necesidades básicas humanas, como determinante del conocimiento y la concepción del mundo. Esta lucha, que busca alcanzar el , tanto en un sentido metafísico como antropológico, impulsa cambios sociales, políticos e ideológicos que se explican por la evolución de la base material de la sociedad.

En este contexto, Marx aborda el problema del conocimiento como parte de las fuerzas productivas humanas y de la realidad misma. Reconoce que el conocimiento es un producto colectivo e histórico, anclado en la estructura económica y social de una sociedad en un determinado grado de desarrollo. Este conocimiento se manifiesta en la superestructura de la sociedad, que incluye formas de conciencia social como ideas morales, espirituales, artísticas, filosóficas y científicas.

Sin embargo, Marx identifica que la articulación de las ideas de una sociedad está influenciada por la ideología dominante, que busca legitimar el dominio de la clase dominante. Esta ideología, al estar en manos de la clase dominante, oculta las relaciones de poder y perpetúa la alienación de las clases trabajadoras. La alienación ideológica distorsiona la conciencia de las clases dominadas, haciéndolas reproducir la conciencia de las clases dominantes.

Para Marx, salir de la alienación ideológica implica una toma de conciencia de clase y una praxis revolucionaria. Esta conciencia de clase permite cuestionar la realidad tal como se presenta y buscar una comprensión más profunda y genuina del mundo. Marx enfatiza la necesidad de una búsqueda dialéctica y transformadora, que trascienda las meras interpretaciones del mundo para llevar a cabo su transformación radical. En este sentido, el materialismo dialéctico de Marx implica una comprensión dinámica y transformadora de la realidad y del conocimiento.

La Política en Marx

La visión de sociedad y política de Marx se basa en su análisis materialista de la historia y de las relaciones de producción. Según Marx, la historia de la humanidad se caracteriza por la sucesión de diferentes modos de producción, cada uno con sus propias relaciones sociales y formas de organización económica. Desde las sociedades antiguas hasta la era moderna, Marx identifica una progresión histórica marcada por la lucha de clases y los cambios en los modos de producción.

En el centro de su análisis se encuentra la noción de , que se refiere a la forma en que se organiza la producción y se distribuyen los recursos en una sociedad. Este modo de producción determina las relaciones sociales y económicas entre las personas, así como las instituciones políticas y jurídicas que las gobiernan.

En las sociedades clasistas, como la feudal y la capitalista, Marx identifica una división fundamental entre dos clases sociales: los propietarios de los medios de producción (burgueses, señores feudales) y los trabajadores que venden su fuerza de trabajo (proletarios, siervos). Esta división da lugar a una lucha de clases en la que los intereses de las clases dominantes chocan con los de la clase trabajadora.

La lucha de clases, según Marx, es el motor principal del cambio social. Las crisis en el modo de producción y las tensiones entre las clases llevan a la ruptura de las relaciones de producción existentes y al surgimiento de nuevas formas de organización social. Marx ve en las revoluciones sociales, como la Revolución Industrial y las revoluciones burguesas, el resultado de estas tensiones y el inicio de una nueva etapa en la historia de la humanidad.

En su crítica al capitalismo, Marx señala las contradicciones inherentes al sistema, como la explotación de los trabajadores, la alienación del trabajo y la concentración de riqueza en manos de unos pocos. Para Marx, el capitalismo es un sistema basado en la acumulación de capital a expensas de la clase trabajadora, lo que inevitablemente lleva a crisis económicas y sociales.

En cuanto a la política, Marx ve al Estado como un instrumento de dominación de la clase dominante sobre la clase trabajadora. El Estado, en su forma capitalista, sirve para proteger los intereses de los burgueses y mantener el orden social existente. Sin embargo, Marx no ve al Estado como un fenómeno estático, sino como una institución que cambia en función de las relaciones de poder en la sociedad.

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