Análisis Comparativo: Ortega y Gasset, Nietzsche y Arendt sobre Conocimiento, Moral y Sociedad

El problema del conocimiento en la filosofía de Ortega y Gasset atraviesa varias etapas evolutivas. Inicialmente, adopta un enfoque objetivista influenciado por el Racionalismo europeo, que busca abordar todas las cuestiones intelectuales desde una perspectiva científica y objetiva, desligada de las experiencias personales y centrada en la construcción de pensamiento abstracto.Sin embargo, en una segunda etapa, Ortega abraza el perspectivismo, influenciado por Nietzsche, reconociendo la multiplicidad y la cambiante naturaleza de la realidad. Afirma que la verdad surge de la unificación de las diferentes perspectivas individuales sobre la realidad, superando tanto el escepticismo como el Racionalismo.El concepto de «circunstancia» profundiza en esta idea al señalar que el individuo no puede separarse del mundo real, que incluye no solo las circunstancias históricas y sociales, sino también los elementos cotidianos y particulares que lo constituyen. Así, Ortega postula que «yo soy yo y mi circunstancia».En su tercera etapa, el raciovitalismo, Ortega fusiona la vida y la razón, criticando tanto el irracionalismo del vitalismo como el antivitalismo del Racionalismo. Para él, la razón se manifiesta en la vida y está limitada por elementos no racionales. No rechaza la razón como instrumento de conocimiento, pero cuestiona su pretensión de comprenderlo todo, reconociendo que la realidad es radicalmente la vida humana, inseparable de su dimensión histórica.En resumen, el problema del conocimiento en la filosofía de Ortega y Gasset implica una evolución desde el objetivismo hacia el perspectivismo y el raciovitalismo, reconociendo la importancia de las experiencias personales, las múltiples perspectivas y la dimensión histórica en la comprensión de la realidad.

Al analizar la situación de crisis europea, Nietzsche concluye que Dios ha muerto, y que son los propios hombres quienes lo han matado. Con el avance de la Ilustración (con su crítica de las tradiciones y de la religión) y de la ciencia positiva (que reduce lo real a lo cuantificable, idea criticada por Nietzsche) se produce la pérdida del fundamento religioso y trascendente del sistema de valores de la cultura europea. La muerte de Dios es la muerte del monoteísmo cristiano y de la metafísica dogmática (que no ha conseguido explicar la realidad porque es únicamente pura especulación). Aun así, el hombre ha intentado sustituir esas verdades tradicionales por otros dioses y otras verdades para intentar salvar los valores asociados a esa imagen de Dios: la razón ilustrada, el progreso, el Estado, la ciencia o la democracia. Según Nietzsche la muerte de Dios es ya un hecho irremontable, porque las nuevas verdades y los nuevos dioses no tienen ese fundamento trascendente. Solo algunos, los “espíritus libres”, los filósofos, son capaces de asumir ese acontecimiento, aunque poco a poco se irá descubriendo para la mayoría, lo que hará que esas nuevas verdades sean cada vez más criticadas, lo que llevará al ateísmo, que conduce al Nihilismo. El Nihilismo es el proceso histórico europeo de desvalorización de todos los valores considerados como supremos. En un primer momento, es una época de máxima oscuridad, ya que el hombre queda desorientado, en un estado de pasividad, de pesimismo, y donde la vida se ve como un absurdo sinsentido. Sin embargo, en un segundo momento, el Nihilismo puede ser el punto de partida para la creación de nuevos valores que tengan su fundamento en la vida misma, es decir, en lo instintivo, pasional, lo multiforme y cambiante, y no en algo trascendente. Dado que para Nietzsche no hay esencias puesto que todo es devenir, el ser humano puede cambiar. El encargado de superar el Nihilismo creando nuevos valores no será el hombre, que ha estado dominado por la racionalidad y su voluntad de verdad, sino el superhombre.
Para llegar al superhombre el espíritu ha de llevar a cabo una transformación. Ha de pasar de ser un camello, que asume el deber, a ser un león, que se rebela contra todo, pero sin ser capaz de crear nuevos valores, para finalmente convertirse en niño, que hace de la vida un juego y una creación artística. El superhombre puede crear nuevos valores fieles a la vida porque tiene voluntad de poder y porque acepta la vida como un eterno retorno. Tener voluntad de poder es saber que no hay esencias, sino que la realidad es resultado de la voluntad, y que esa voluntad lo que quiere en último término es aumentar su poder de seguir afirmando la vida. Por otra parte, el superhombre acepta la vida como un eterno retorno, es decir, como si se fuera a repetir tal cual es de forma eterna. Así, aceptar el eterno retorno implica que se acepta la vida como es, con todas sus contradicciones, errores y aciertos, alegría y dolor, idéntica una y otra vez, por toda la eternidad.

La ética de Nietzsche, como se expone en sus obras «Más allá del bien y del mal» y «La Genealogía de la moral«, se basa en una crítica radical de la moral occidental tradicional y propone una nueva perspectiva ética centrada en el concepto del «superhombre».Utilizando el método genealógico, Nietzsche muestra que los valores morales no tienen un fundamento objetivo, sino que son proyecciones de nuestra subjetividad, pasiones y circunstancias sociales. Rechaza el dogmatismo moral y sostiene que los términos «bueno» y «malo» tienen orígenes duales: la moral de los nobles y la moral de los esclavos.Para Nietzsche, la moral de los nobles prevalecíó en la antigüedad y se caracterizaba por valores como la nobleza, el orgullo y la fuerza. Sin embargo, esta moral fue invertida por la moral de los esclavos, que valoraba la sumisión y la igualdad. Este cambio moral se atribuye a figuras como Sócrates, Platón y el cristianismo, quienes despreciaban la vida terrenal y exaltaban un ideal fuera de este mundo.El triunfo de la moral de los esclavos se explica por el resentimiento de los débiles hacia los fuertes. Nietzsche critica la moral de rebaño, que perpetúa la idea de igualdad y promueve la debilidad. Propone la figura del superhombre, un ser que trasciende los conceptos tradicionales de bien y mal y afirma la voluntad de poder y la vida. Las virtudes del superhombre incluyen la vitalidad, el valor, la confianza en sí mismo y el orgullo, y se caracterizan por la afirmación de la vida y la individualidad.Según Nietzsche, la cultura occidental puede superar su decadencia y Nihilismo adoptando una nueva moral que celebre la vida y la voluntad de poder. Esta nueva moral implica una transvaloración de todos los valores establecidos y una afirmación radical de la existencia individual y su potencial de crecimiento y superación.

El problema de la política y la sociedad en la filosofía de Hannah Arendt surge principalmente a raíz de su reflexión sobre los totalitarismos del nazismo y el estalinismo. Arendt considera esencial investigar y comprender estos fenómenos para abordar cuestiones fundamentales de la filosofía política.Según Arendt, la dimensión fundamental del ser humano es la acción, especialmente la acción política, que revela la pluralidad inherente a la condición humana. Esta pluralidad implica tanto igualdad como distinción entre los individuos. La acción política se lleva a cabo en el espacio público, en contraposición al espacio privado de la vida familiar y personal.Arendt observa que en el mundo moderno ha surgido un nuevo espacio social donde la separación entre lo privado y lo público se difumina, ya que asuntos antes considerados privados ahora se tratan en el espacio público. Esta pérdida de la esfera pública ha debilitado la capacidad de pensar y decidir sobre asuntos comunes, y ha llevado a una preocupación excesiva por las necesidades individuales.Este debilitamiento del espacio público ha propiciado el ascenso del totalitarismo, que busca eliminar la esfera pública y la política en favor del control absoluto del Estado. Los regíMenes totalitarios reemplazan la ciudadanía y el Estado por la raza o la clase, y eliminan cualquier forma de pluralidad o disidencia a través del terror.Arendt examina cómo los regíMenes totalitarios logran llevar a cabo el terror mediante la deshumanización de sus víctimas en campos de concentración. Este «mal radical» consiste en la eliminación de la humanidad de los individuos mediante la desnacionalización, la corrupción moral y la degradación de la individualidad.Para Arendt, el republicanismo democrático podría prevenir la repetición del totalitarismo al fomentar una democracia deliberativa que garantice la igualdad política, los derechos civiles y la participación activa de los ciudadanos en la esfera pública.En resumen, el problema de la política y la sociedad según Hannah Arendt radica en la pérdida del espacio público, el surgimiento del totalitarismo y la necesidad de promover una democracia activa y participativa para evitar la repetición de estos fenómenos.

ACg8ocKOgEm2NiEHybH_BI4V6UV5nGxy444KdRkSm449eaaq2Vzjdm4=s40-p-mo
ResponderReenviar
Añadir reacción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *