Immanuel Kant y la Crítica de la Razón Pura
Immanuel Kant nació en Prusia Oriental en 1724, en el seno de una familia de artesanos profundamente religiosa. Estudió ciencia y filosofía en la universidad, donde más tarde obtendría su doctorado en 1770 con su tesis, lo que le permitió obtener una cátedra universitaria. Tras asumir su cátedra, Kant escribió sus obras más importantes: la Crítica de la razón pura, la Crítica de la razón práctica y la Crítica del juicio.
Explicación de las ideas
Mientras que las matemáticas y la lógica se establecieron como ciencias en la antigua Grecia, y la física logró este estatus gracias a Isaac Newton, Kant se propuso recuperar la metafísica para la filosofía. Para Kant, la metafísica consistía en un conocimiento cuyos principios nunca debían derivarse de la experiencia, ya que se trataba de un conocimiento a priori y de objetos no empíricos, como Dios o el alma.
Con el objetivo de analizar si la metafísica podía considerarse una ciencia, Kant primero se preguntó si la naturaleza podía ser objeto de conocimiento científico. Este conocimiento, según Kant, debía ser una síntesis a priori, lo que hacía de las matemáticas y la física verdaderas ciencias. A partir de este análisis, se podría determinar si la metafísica también cumplía con este criterio.
Kant argumenta que toda ciencia debe cumplir dos condiciones: en primer lugar, debe basarse en datos que provienen de la experiencia, lo que nos proporcionaría conocimiento a posteriori; y en segundo lugar, debe apoyarse en contenidos anteriores a la experiencia, es decir, conocimiento a priori. El conocimiento científico, por lo tanto, estaría compuesto por juicios universales y necesarios que aumentan nuestro conocimiento de forma continua.
Siguiendo esta línea de pensamiento, Kant llega a la conclusión de que la metafísica es imposible como ciencia. Esto se debe a que las categorías solo pueden aplicarse a los fenómenos, y dado que no tenemos experiencia fenoménica de las realidades metafísicas, no podemos aplicarles las categorías. Nuestro conocimiento, por lo tanto, está limitado a los fenómenos, y no podemos abarcar el mundo de los noúmenos, que es el mundo de la metafísica.
Aunque las categorías solo pueden aplicarse al mundo fenoménico, la razón humana tiende a ir más allá del conocimiento, lo que lleva a cometer errores. Cuando la razón se aventura más allá de la experiencia, se produce una ilusión involuntaria. Si bien podemos defendernos de estas ilusiones, no podemos eliminarlas por completo.
Kant distingue entre el entendimiento y la razón. El entendimiento se encarga de formar conceptos para designar los fenómenos, mientras que la razón va más allá de la experiencia. Tanto la sensibilidad como el entendimiento tienen una parte aportada por el sujeto. En la razón, encontramos el elemento a priori, donde el sujeto aporta ideas independientemente de toda experiencia. El cometido de la razón es universalizar el saber humano, y para ello utiliza las ideas, aunque estas no son fuente de conocimiento, ya que están más allá de la experiencia. Las ideas con las que opera la razón son el mundo, el alma y Dios.
Dado que estas ideas están más allá de la experiencia, no pueden ser conocidas, solo pensadas. Cuando la razón intenta conocerlas, cae en contradicción. Kant realiza un análisis de las ilusiones trascendentales que comete la razón al intentar ir más allá de sus límites.
La ética formal kantiana
Kant también expone su ética formal en la Crítica de la razón práctica. Para que una ética sea universal, argumenta Kant, debe ser a priori y no basarse en la experiencia. Los imperativos no deben ser hipotéticos, sino absolutos, es decir, categóricos.
La ética kantiana es formal, por lo que no tiene contenido. No establece ningún fin ni nos dice qué debemos hacer, pero sí nos dice cómo debemos actuar.
Un hombre actúa moralmente por deber. El deber, para Kant, es el sometimiento a una ley, y no se lleva a cabo por la satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la ley misma.
Kant distingue tres tipos de acciones: las contrarias al deber, las conformes al deber y las acciones por deber. Solo estas últimas poseen valor moral.
Tipos de acciones
- Acciones contrarias al deber: Son aquellas que violan el deber moral.
- Acciones conformes al deber: Estas acciones se ajustan al deber, pero pueden estar motivadas por el interés propio o por el sentimiento. No poseen valor moral en sí mismas.
- Acciones por deber: Son acciones realizadas por respeto al deber, sin considerar la utilidad o satisfacción que puedan proporcionar. Son las únicas acciones con valor moral.
El valor moral de una acción no reside en ningún fin a conseguir, sino en el móvil que determina su realización, cuando este móvil es el deber. El valor moral se encuentra en la intención del sujeto que actúa, y no en las consecuencias que se deriven de los actos. La moralidad es un acto que depende de la voluntad, y esta voluntad puede ser buena, constituyéndose en el criterio último para juzgar las acciones humanas.
Las acciones morales no son hipotéticas, sino categóricas. El imperativo categórico kantiano establece que debemos actuar solo según una máxima que podamos querer que se convierta en ley universal.
El imperativo categórico no establece ninguna norma concreta para nuestras acciones, pero estas normas deben ser tales que el sujeto pueda querer que se conviertan en norma para todos los hombres, en una ley universal. Kant también afirma que lo único que es fin en sí mismo es el hombre, un ser racional, y que nunca puede ser utilizado como un simple medio para un fin.
Otros conceptos clave de la filosofía kantiana
- Tolerancia: Es una consecuencia necesaria de la libertad de pensamiento.
- Progreso: El hombre avanza gracias a la razón. Cuanto más se introduce la razón en todos los ámbitos de la vida, mayores son los progresos.
- Educación: Es fundamental para alcanzar el progreso. A través de la educación, el hombre progresará moral y socialmente.
- Historia: Es el marco en el que se desarrolla la razón y el progreso.
- Moral: Se separa de la religión. Existe una moral autónoma al margen de la moralidad religiosa.
- Religión: No se descarta, pero se sitúa al margen de la fe y la creencia, basándose únicamente en la razón.
Las tres partes de la Crítica de la razón pura
- Estética trascendental: Estudia la sensibilidad y cómo se hacen posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas.
- Analítica trascendental: Estudia el entendimiento y cómo se hacen posibles los juicios sintéticos a priori en la física.
- Dialéctica trascendental: Estudia la razón y la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la metafísica, para determinar si esta puede ser considerada una ciencia.