Análisis de la Alienación y la Superestructura en Marx y la Voluntad de Poder en Nietzsche

Teoría de la Alienación (Marx)

Concepción del Ser Humano

El marxismo se presenta como una filosofía materialista, aunque no pretende ser un materialismo más. La filosofía debe partir de la consideración de los hombres reales. El materialismo tradicional, en una posición teórica y contemplativa, ha ignorado el aspecto práctico y activo de la naturaleza humana, que se constituye y realiza en las relaciones sociales. Por eso Marx es conducido a un nuevo materialismo que parte de la consideración de los hombres reales. Y lo que hace real al hombre son las fuerzas de trabajo. El sujeto de estudio de la filosofía es el hombre social.

El trabajo es la fuerza humanizadora por excelencia. Lo que distingue y caracteriza al hombre es su capacidad de producir -mediante su trabajo- su propio sustento. El propósito de Marx no es simplemente hacer una descripción materialista de la realidad. Teoría y práctica deben ir unidas: es necesario conocer la auténtica estructura de la realidad para poder cambiarla. Marx concibe a la filosofía como una auténtica práctica revolucionaria.

Pero este intento de transformación de la realidad sólo será posible si no se le reconoce al hombre una esencia determinada antes. Lo que el hombre es no puede ser determinado a priori, sino que se va configurando en las relaciones externas (para satisfacer sus necesidades materiales) que el hombre establece con los demás hombres y con la naturaleza que le proporciona sus medios de subsistencia. Estas relaciones son determinadas históricamente por las formas de trabajo y producción. En otras palabras, el hombre se va creando a sí mismo merced a su trabajo.

Fundamentos de la antropología marxista:

  • No existe una esencia o naturaleza humana en general.
  • El ser del hombre está condicionado históricamente por las relaciones que el hombre establece con los demás hombres y con la naturaleza por las exigencias del trabajo productivo.
  • Estas relaciones condicionan al individuo; pero, a su vez, los individuos las condicionan promoviendo su transformación o desarrollo.
  • El individuo humano es un ente social.

El Modo de Producción Capitalista: Teoría de la Alienación

La condición del hombre en la sociedad capitalista es la alienación: condición histórica en que el hombre se encuentra ante la propiedad privada de los medios de producción. El sujeto de la alienación es el hombre. El trabajo es la fuerza humanizadora por excelencia. El hombre se hace hombre por medio del trabajo, pero en el sistema capitalista se le separa de los resultados y la fuerza de su trabajo. La alienación se produce cuando al hombre se le separa del producto de su trabajo. Entonces el trabajo se convierte simplemente en un instrumento para la creación de mercancías.

En la sociedad capitalista, el trabajo se convierte en una mercancía más, despojando su naturaleza creativa para ser simplemente una forma de obtener dinero. Marx desafía la noción burguesa de que esta alienación es inherente al destino humano, argumentando que es una situación histórica contingente y que una sociedad sin alienación es posible.

Momentos o aspectos esenciales de esta alienación:

A) Alienación del producto del trabajo.

Con la propiedad privada de los medios de producción, el trabajador (que es un esclavo del sistema) no posee ya dichos medios de producción. El creador queda separado del producto de su trabajo. Su trabajo es la realización de los fines del patrón. El hombre se convierte en un medio del proceso de producción.

B) Alienación del acto del trabajo.

La alienación también se da en la producción. El trabajador está separado del trabajo (que se vuelve externo). El trabajo deja de ser la satisfacción de una necesidad para convertirse en un medio para satisfacer las necesidades de subsistencia fuera del trabajo. El hombre no se siente hombre en el acto del trabajo.

C) Alienación de la esencia humana del trabajador. Deshumanización.

El trabajo alienado degrada la actividad libre del hombre y la rebaja a la condición de medio. El trabajo (que debería ser fuente de autorrealización) se convierte en un medio de deshumanización. La relación entre trabajo muerto y trabajo vivo es la ley profunda de la sociedad capitalista. En las leyes inhumanas del capitalismo (que busca “tener”) el hombre ha perdido su esencia (perseguir conscientemente fines que realiza por su trabajo).

La alienación se desarrolla a todos los niveles de la vida humana. Pero la alienación económica es la fundamental y la que provoca otras formas de alienación:

  • Alienación social: división de la sociedad en clases sociales antagónicas.
  • Alienación política: es el engaño ilusorio del Estado, porque la igualdad en las leyes del Estado enmascara la desigualdad de los hechos entre poseedores y desposeídos.
  • Alienación religiosa: la religión no es algo constitutivo, sino que está en estrecha relación con la organización económico-social y política, prestándole justificación ideológica y estabilidad.
  • Alienación filosófica: si la filosofía se limita a interpretar la realidad, y además la interpreta falsamente, se convierte en alienación. La tarea de la filosofía es transformar la realidad social.

Si la alienación fundamental y causante del resto de las alienaciones es la económica, la superación de la situación alienada del hombre vendrá a través de la superación de la alienación económica por la práctica revolucionaria, la lucha de clases y la desaparición definitiva del modo de producción capitalista. Una vez instaurado el comunismo, habrá desaparecido la alienación del trabajo y con ella el resto de las formas de alienación.

Teoría de la Sociedad: Estructura Económica y Superestructura (Marx)

De acuerdo con este materialismo histórico (concepción materialista de la historia), la realidad fundamental desde la que hay que interpretar la historia es el hombre. La historia humana está hecha por “individuos humanos vivientes” que se encuentran siempre en “determinadas condiciones materiales de vida”. La historia humana es la sucesión de los diferentes modos de producción material.

Una de las grandes innovaciones de Marx respecto al pensamiento occidental: la razón humana es el sustrato de donde emergían las distintas creaciones del hombre. Marx afirma que hay aún un sustrato más profundo que determina la razón humana y sus distintas creaciones. Ese sustrato es el de las relaciones económicas. El materialismo histórico de Marx afirma, en resumen, que es la producción de bienes materiales -el sistema de producción concreto- la que condiciona la vida social del hombre en todos los demás aspectos.

(Como vemos, Marx nunca dijo que todo lo que existe en el mundo sea pura materia. Nunca negó la existencia de la inteligencia, del espíritu o de la conciencia. El materialismo marxista no consiste en la negación de estas realidades humanas. Consiste en la afirmación de que la producción, distribución, intercambio y consumo de bienes que tienen que satisfacer las necesidades elementales humanas, son la causa de que los hombres tengan y desarrollen una determinada mentalidad, unas determinadas leyes y un determinado modo de gobernar la sociedad).

La Estructura de la Sociedad

Marx distingue dos niveles:

a) Infraestructura (base económica)

Constituida por las condiciones sociales de la producción material humana. Integrada por dos elementos:

  • Fuerzas productivas: Conjunto de los medios de producción (instrumentos de trabajo).
  • Relaciones de producción: Conjunto de relaciones económicas que los hombres establecen entre sí en el proceso de producción de su vida material.

b) Superestructura (ideología)

Componen la superestructura la organización social y política. Las relaciones de producción dependen del nivel alcanzado por el estado de desarrollo de las fuerzas productivas. La superestructura de una sociedad depende de la infraestructura. Los aspectos de la vida social que componen la superestructura son un reflejo de las condiciones materiales de vida de esta sociedad.

Esto no siempre es fiel a la auténtica realidad material, sino que en un modo de producción que divide a los seres humanos en poseedores de los medios de producción y desposeídos, falsea la auténtica realidad. Lo que piensan los hombres (contenidos ideológicos de la conciencia, la visión del mundo que impera en una determinada sociedad) es producto de dicha sociedad, y su función es ocultar, desfigurar las auténticas condiciones materiales de vida en la que se desenvuelven los seres humanos. Ello es debido a que la ideología predominante en una sociedad es la ideología de la clase dominante. Y es aceptada como normal o natural por el conjunto de la sociedad, que no es consciente de su alienación.

Las ideologías como formas de conciencia deformadas desaparecerán cuando termine la alienación del hombre, cuando se instaure el comunismo o la sociedad sin clases.

Crítica a la Cultura Occidental (Nietzsche)

La Vida: Apolo y Dionisos

La filosofía de Nietzsche es vitalista, cuya característica principal es la consideración de la vida como valor supremo. Por eso Nietzsche se opone a todo lo que coarte la vida, la controle o la degenere. La Grecia clásica era vista como el modelo de la cultura de la armonía, era luz y diafanidad, donde la racionalidad había triunfado sobre los elementos caóticos. La cultura europea intentó imitar esta imagen, considerándola modelo de humanidad.

Nietzsche, sin embargo, cree que esta imagen de la cultura griega es completamente superficial e incapaz de explicar el mundo griego. Para comprender este mundo griego hay que tener en cuenta dos elementos que están a la base del arte y la cultura griegos, y que pueden simbolizarse en dos divinidades: Apolo y Dionisos.

  • Apolo simboliza el equilibrio, la serenidad, la moderación, el orden, el bien, el concepto, la armonía, la racionalidad.
  • Dionisos, en cambio, es el dios de la vitalidad, de la pasión, del instinto, de la embriaguez, de la negación de las normas, de las emociones intensas, de la orgía, de la primavera…

No se puede pensar que Grecia es el mundo del triunfo de lo apolíneo (de la razón), porque ello supondría ignorar la verdadera fuerza creadora que es la vida, representada en Dionisos. Lo apolíneo somete las fuerzas vitales a una domesticación racional, y lo que no se adapta a la racionalidad es negado. Esto es lo que representa para Nietzsche la figura de Sócrates.

Para Nietzsche, sin embargo, la racionalidad es una función derivada. Lo originario es la vida. El concepto de “dionisiaco” implica dos cosas:

  • La vida se manifiesta como pluralidad de fuerzas que no están domesticadas.
  • Se debe respetar y afirmar esta pluralidad.

Lo dionisiaco representa una actitud afirmadora ante la vida. El respeto a la vida en todas sus manifestaciones originarias es el punto de partida de la filosofía de Nietzsche, que no acepta la visión unilateral y tradicional de la Grecia clásica.

La Vida y la Voluntad de Poder

El a la vida como hecho primario es el punto de partida para esta filosofía vitalista. El respeto a la vida es la clave del pensamiento de Nietzsche. En nombre de la vida se busca fidelidad a lo inmediato y se rechaza todo intento que lo niegue en algún sentido. La vida es algo inmediato, que sólo puede ser captado mediante la intuición. La vida escapa a todo intento de comprensión intelectual.

Nietzsche quiere captar la vida en ese devenir que no ha llegado aún a su culminación. La vida es algo en constante transformación, y el hombre se debe considerar también así; por eso hay que referir al hombre al futuro a fin de que explote todas sus posibilidades. Pero este devenir en que consiste la vida, y por tanto el hombre, no es siempre igual a sí mismo. La vida es tendencia a ser más, a afirmarse, a engrandecerse y expandirse. La vida es voluntad de poder (que no es afán de dominar a los semejantes).

La voluntad de poder es la tendencia de la vida a afirmarse. Esta fuerza creadora y autosuperadora es la esencia de la vida. Si la vida es fundamentalmente fuerza, todo lo que existe es creación de la dinámica vital. Pero esas creaciones de la vida se van fijando y son cargas que impiden ulteriores desarrollos de la vida.

Crítica de los Valores

La crítica de Nietzsche es una crítica radical a toda la cultura occidental, que intenta ahogar el dinamismo vital. Dicha crítica comienza con una crítica a la moral, pero inevitablemente acaba extendiéndose a otras creaciones de la cultura occidental.

Crítica de la Moral: Moral de Esclavos y Moral de Señores

La moral es una creación de la vida, y tiende a consolidarse como elemento independiente de la cultura. En un principio, la vida misma establece valoraciones o jerarquías de valores. Su afán de expansión le lleva a establecer como supremas las cualidades que responden a este afán. Nietzsche descubre que (en su origen) el término agathos (bueno) carece de connotaciones morales, y se aplica al hombre distinguido, al “veraz”, al noble, al poderoso; y los kakoi (malos) son los plebeyos, los falsos, los vulgares.

La propia dinámica vital privilegia a una minoría, fiel a dicha dinámica -“señores”-, que domina a una mayoría cuya vitalidad es débil -“esclavos”-. El origen de la moral está en un conflicto por el poderío entre señores y esclavos. Hay una moral de señores y una moral de esclavos.

  • Para la moral de señores, lo importante es la afirmación y el desarrollo vital, sin preocuparse de sus consecuencias.
  • Para la moral de esclavos, lo importante es la supervivencia.

El esclavo se siente incómodo con esta valoración natural de los señores y surge en él una envidia creciente; pero no puede vengarse con una acción porque la naturaleza le ha hecho inferior. El esclavo impotente se ve obligado a reprimir su sed de venganza, lo que Nietzsche llama resentimiento. El resentimiento contra la valoración de los señores lleva al esclavo a usar su astucia para buscar algo que apoye su supervivencia, lo que produce la modificación más importante de la moral.

La moral de los señores se limita a decir a la dinámica vital. La moral de los esclavos dice no a la vida y consagra como virtudes todo lo que es contrario a la dinámica vital: el sufrimiento, el amor, la humildad, la paciencia… Lo anterior da lugar a un conflicto entre valoraciones.

  • Para la primera valoración -la de los señores- la moral no era nada consistente en sí misma, sino sólo un producto de la vida.
  • Para la segunda valoración -la de los esclavos- la moral se convierte en algo autónomo y significante en nombre de lo cual se llama a juicio a la misma vida. Y el veredicto es contrario a la vida.

El conflicto pervive hoy, pero más latente debido a la ventaja obtenida por la moral del resentimiento, que comienza en Grecia con Sócrates y Platón y su desvalorización del mundo real en nombre de un supuesto mundo ideal. El “hombre bueno” de la moral del resentimiento existe porque cierra los ojos a la realidad.

A Nietzsche no le satisface esta moral porque es negadora de lo real. Frente a esta moral se necesita una transvaloración de todos los valores, que es una transvaloración de la primera valoración y exige una crítica demoledora de los principales aspectos de la cultura occidental.

Crítica de la Religión: La Muerte de Dios

El cristianismo inventó un mundo ideal y desvalorizó este mundo terreno. Nietzsche ve al sacerdote como el pastor de un rebaño de esclavos cuyos instintos de supervivencia quiere defender. Su virtud específica es el ascetismo, como negación de la alegría de vivir. Los fundamentos de la moral cristiana son el resentimiento del hombre débil ante la vida.

Crítica a otros aspectos de la cultura

– Ciencia

Nietzsche critica el mito de la objetividad de la ciencia, y critica el afán de la ciencia por matematizar lo real. La matematización no nos ayuda a conocer las cosas, sino sólo a establecer una relación cuantitativa entre las cosas, eliminando lo que de diferente y dinámico tiene la vida.

– Filosofía

Nietzsche critica la metafísica al considerarla una ficción inventada por el hombre para encontrar significado infinito y evitar la caducidad. Su crítica se resume en que solo el devenir es real, no hay otro mundo más allá del espacio-temporal experimentable por los sentidos.

Nietzsche atribuye dos errores a la filosofía:

  • Los filósofos desvalorizan lo cambiante y el devenir, rechazando el mundo espacio-temporal real y colocando en su lugar un mundo imaginado al que llaman «mundo verdadero». Esto conduce al desprestigio del conocimiento sensible en la historia de la filosofía (Platón y Descartes).
  • La “confusión entre lo último y lo primero”, que quiere decir que la filosofía se guía por los conceptos supremos y generales (Dios, Ser…), que son vacíos y generales.

Lo considerado “apariencia” es lo auténticamente real para Nietzsche; y lo que se creía el verdadero ser, lo intemporal, lo eterno, Dios… es mera invención del pensamiento.

– Política

La Ilustración y los filósofos del siglo XIX cuestionaron el dogma cristiano, señalando incoherencias morales e hipocresía, pero adoptaron y secularizaron su moral, ofreciendo un paraíso terrenal en lugar de uno celestial. Contra todos ellos arremete la crítica de Nietzsche. Pretenden ideales igualitarios, pero igualan a los individuos en la mediocridad haciéndolos a todos sumisos, modestos, sometidos al Estado. Nietzsche criticó duramente el socialismo, afirmando que si llegaran a gobernar impondrían cadenas de hierro.

La Moral en Nietzsche

Presente y Futuro: El Nihilismo

Las críticas anteriores muestran que, frente a los antiguos valores griegos que expresaban la vida misma, en la cultura occidental sólo ha quedado lugar para ideas conceptualizadas. La cultura occidental ha sido la cultura negadora de la vida. El hombre europeo se halla en una encrucijada. El síntoma evidente de este desmoronamiento lo resume Nietzsche en su polémica y repetida frase: “Dios ha muerto”.

La muerte de Dios simboliza la arrolladora aparición del ateísmo como fuerza cultural a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Nietzsche ve en esta “muerte de Dios” un acontecimiento grandioso, el más importante. Pero el hombre europeo no está a la altura de este hecho, lo que produce desánimo y desamparo al encontrarse frente al vacío. Es por ello que Nietzsche predice que el futuro inmediato de la cultura occidental será abrazar el nihilismo, y que solo un nuevo tipo de hombre será capaz de asimilar tal acontecimiento. No obstante, la “muerte de Dios” terminará por ser una liberación para los espíritus libres. Dios es una creación humana; y el hombre “mata” a Dios porque Dios es una creación elaborada por la moral del resentimiento para amedrentar al ser humano y a la alegría de vivir.

Nietzsche presenta metafóricamente lo que considera que serán las tres etapas del futuro del hombre: el espíritu se convierte en camello, el camello en león, y el león, por fin, en niño. (Así habló Zaratustra).

– El Camello

Es el “último hombre”, el superviviente de un pasado que todavía cree vivo. Es el hombre que quiere vivir en la tradición y busca a toda costa esa seguridad que ofrece el pasado. Es un hombre en el que el instinto de conservación predomina sobre el de creación.

– El León

Es el “hombre superior”. Este hombre aniquila los restos de un mundo herido de muerte. La muerte de Dios, el derrumbe de la cultura occidental, hace que el hombre se encuentre sin asideros y completamente desorientado. De ahí que el nihilismo sea un suceso inevitable.

El nihilismo es la pérdida de la fe en los valores supremos y del sentido de la existencia. El nihilismo no es, ni mucho menos, el ideal de Nietzsche, pero es una necesidad inevitable. Hay dos tipos:

  • Nihilismo pasivo: En un primer momento, el nihilismo es desvalorización de lo dado y de la vida. En este sentido, el hombre que ha perdido la fe en los valores tradicionales se encuentra sin ninguna razón para obrar, y corre el peligro de llegar a un inactivismo en el que la desesperación se apodere de él. Aquí el nihilismo es una forma extrema de decadencia.
  • Nihilismo activo: El nihilismo activo busca el sentido en una destrucción activa de lo dado y un aniquilamiento de los valores recibidos; pero sigue siendo producto de fuerzas reactivas que dependen estrechamente de lo recibido.

El problema es la superación del nihilismo. El superhombre es el ideal que Nietzsche propone para superar el nihilismo.

La Transmutación de los Valores: El Superhombre

– El Niño

El superhombre está representado por la inocencia del niño, quien, ignorando el pasado, no depende de él y crea de nuevo una valoración natural que está “más allá del bien y del mal”. El superhombre es el hombre de completa fidelidad a sí mismo, el hombre de la actitud siempre afirmativa ante la vida.

Características del superhombre:
  • Terrenalidad: El superhombre es el hombre “pegado a la tierra” y sabe que “todo más allá” es una quimera, una fantasía, una ilusión, un ideal.
  • Vitalidad: El superhombre es el hombre que acepta la vida tal y como es en su temporalidad y no se engaña con falsas expectativas.
  • Actitud creadora de valores “fieles a la vida” mediante una nueva transvaloración e inversión de los valores vigentes: El superhombre es un creador e innovador que establece valores acordes con la vida. Esto implica una transvaloración que reemplace los antiguos valores judeocristianos por una nueva moral que celebre la vida en su totalidad.
  • Rechazo de la moral de esclavos: El superhombre rechaza los valores asociados con la moral de esclavos, como la igualdad, la benevolencia y la sumisión, por considerarlos contrarios a la vida. En su lugar, abraza la voluntad de poder de Nietzsche, que representa una voluntad de vivir, de superación y de creación de nuevos valores y perspectivas.
  • Rechazo de la conducta gregaria del “hombre masa”: El superhombre rechaza la conducta gregaria y la conformidad con normas establecidas, optando por ser el creador de su propio camino. Se distingue por su espíritu libre, siguiendo su propio criterio y evitando ser influenciado por las tendencias o modas sociales.
  • Aceptación del “eterno retorno”: El superhombre adopta la idea del «eterno retorno» en contraposición a la concepción lineal y progresiva de la historia occidental. Esta visión circular del tiempo implica aceptar la vida tal como es y abrazar el destino sin buscar escapar hacia una realidad ultramundana.

El eterno retorno (idea descrita por Nietzsche en Así habló Zaratustra) es una verdad que puede destruir al hombre. Es el pensamiento de que esta vida, tal como la hemos vivido, tendrá que ser revivida otra vez, y una cantidad innumerable de veces, que no habrá nada nuevo y que todas las cosas volverán en la misma sucesión y orden. El hombre debe vivir conforme al enigma de Dionisos y aceptar el eterno retorno. Esto implica alcanzar la voluntad de querer que todo lo pasado retorne y amar la vida más allá de todo límite. El «instante feliz» justifica este retorno, ya que cada momento de felicidad es crucial para la aceptación de la vida en su totalidad.

La aceptación del eterno retorno es la suprema fórmula de fidelidad a la tierra, del a la vida. El eterno retorno simboliza que este mundo es el único mundo, y todo es bueno y justificable, en cuanto deberá repetirse. Llegará el día en que el mensaje de Zaratustra sea entendido y aceptado por todos, incluso por el más sometido y esclavo. En ese día, hasta el más esclavo se sentirá feliz de haber vivido y deseará revivir la vida. Este triunfo significará el fin del día de los esclavos y el inicio del día del superhombre, que acepta la vida tal como es: inmanente y cerrada sobre sí misma. El superhombre, ajeno a la debilidad, no buscará escapar de ella.

Conclusión

La conclusión es que el pensamiento de Nietzsche es radical, profundo y de gran influencia en la segunda mitad del siglo XIX. Su originalidad radica en abrir un nuevo plano de percepción de la realidad, desafiando la fe absoluta en la racionalidad occidental desde Sócrates. En el siglo XIX, Marx, Nietzsche y Freud cuestionaron esta creencia, siendo llamados por Paul Ricoeur los «maestros de una hermenéutica de la sospecha».

Nietzsche buscó una filosofía que fuera fiel a lo real sin perderse en la heterogeneidad de lo múltiple, explorando nuevas categorías y géneros literarios. Su crítica abarca todos los aspectos de la cultura, encontrando en la cultura griega clásica una dialéctica de fuerzas donde el triunfo de la racionalidad era una opción peligrosa. La historia de esta opción lleva al nihilismo, y el desafío futuro es cómo superarlo. La filosofía de Nietzsche no es algo meramente crítico, sino que la actitud crítica está fundada en una actitud positiva.

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