Kant: Líneas Generales de su Pensamiento
División de la Obra de Kant
La obra de Kant se divide en dos partes principales: La Crítica de la Razón Pura, donde analiza la razón con respecto a su capacidad de conocimiento (su posibilidad, valor y límites), y La Crítica de la Razón Práctica, donde Kant se cuestiona cómo ha de obrar el hombre y da respuesta con los principios prácticos que determinan lo que debemos hacer.
Crítica de la Razón Pura
Problema del Conocimiento Científico y la Metafísica
En La Crítica de la Razón Pura, Kant busca dar solución a dos cuestiones principales:
- ¿Cómo es posible el conocimiento científico? Es decir, ¿cuáles son los principios y límites del conocimiento humano?
- ¿Es posible la metafísica como ciencia? Conocidos los principios y límites del conocimiento humano, se debe determinar si la metafísica se adapta a ellos o no.
Para responder a la primera pregunta, Kant expone su teoría del conocimiento distinguiendo dos facultades: la sensibilidad, que recibe las impresiones del exterior a través de los sentidos, y el entendimiento, que crea conceptos que no proceden de la experiencia sensible.
Para responder a la segunda pregunta, Kant establece primero las condiciones necesarias para que algo sea considerado ciencia. Estas deben ser condiciones empíricas y a priori. La ciencia se compone de juicios que, según su modo de conocer, pueden ser a priori (preceden a la percepción) o a posteriori (provienen de la experiencia) y, según su contenido, pueden ser sintéticos (aportan información) o analíticos (no la aportan). Kant llega a la conclusión de que los juicios científicos son sintéticos y a priori, porque aportan conocimiento nuevo y son universales y necesarios.
Relación entre Facultades del Conocimiento y Ciencias
Kant, en su Crítica de la Razón Pura, intenta relacionar las facultades del conocimiento con las ciencias y las divide en tres partes: Estética trascendental, Analítica trascendental y Dialéctica trascendental.
En la Estética trascendental, relaciona la sensibilidad con las matemáticas. Las matemáticas se encargan del espacio y el tiempo, que son formas a priori de la sensibilidad y, a la vez, nos aportan información. Por lo tanto, las matemáticas sí son ciencia, ya que realizan juicios sintéticos a priori.
En la Analítica trascendental, relaciona el entendimiento con la física. El entendimiento es la facultad del conocimiento que unifica los datos obtenidos por los sentidos, refiriéndolos a un concepto realizado a través de un juicio. La física sí es una ciencia, ya que maneja categorías y juicios sintéticos a priori.
Por último, en la Dialéctica trascendental, relaciona la razón con la metafísica y da respuesta a su segunda pregunta. La metafísica maneja conceptos indemostrables, pues no se pueden aplicar en la experiencia sensible ni nos aportan conocimiento nuevo. Por lo tanto, la metafísica no es una ciencia, sino una tendencia inevitable de la razón a ir más allá de los límites de la sensibilidad, a querer llegar al noúmeno (lo que no podemos conocer), lo que da lugar a errores como en la psicología, cosmología y teología racionales.
Crítica de la Razón Práctica
Usos de la Razón Humana y Tipos de Ética
Kant deduce que la razón humana tiene dos usos: uno teórico, propio de la ciencia, que se ocupa del «ser» y puede aplicarse a la experiencia, y otro práctico, que dicta cómo debe ser la conducta humana. De este último se ocupa en La Crítica de la Razón Práctica. En el hombre, el ser es fenómeno (lo que se percibe por los sentidos) y noúmeno (lo que no podemos conocer).
Kant divide las éticas en dos tipos:
- Éticas materiales: Son a posteriori (empíricas), hipotéticas en sus imperativos y heterónomas (el sujeto obra conforme a una ley que le es impuesta desde el exterior).
- Éticas formales: Son a priori (universales y necesarias), categóricas en sus imperativos (son absolutos) y autónomas (el sujeto obra por lo que le dicta su propia razón).
Kant rechaza las éticas materiales y apoya las formales, además de ser el primero en realizar una ética formal. Hasta entonces, todas las éticas habían sido materiales.
Éticas Formales y el Imperativo Categórico
Las éticas formales son deontológicas, es decir, el hombre actúa conforme al deber, con pleno valor moral, actuando con respecto a la ley moral. Solo se fijan en la forma que debe tener la norma que rija nuestro comportamiento: «Obra de tal forma que tu máxima se pueda tomar como universal».
Además, Kant demuestra que todos estamos obligados a juzgar nuestra conducta moral de acuerdo con el imperativo categórico, ya que existe un fin absoluto válido para todos los seres vivos, y este fin en sí mismo es el hombre. Por lo tanto, estamos obligados a regir nuestro comportamiento con el imperativo categórico porque somos fines en sí mismos, lo que lleva a Kant a reformular su imperativo: «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre y al mismo tiempo como fin, nunca como medio».
Postulados de la Razón Práctica
Los postulados de la razón práctica son tres: libertad, inmortalidad y existencia de Dios.
La libertad es la facultad de obrar por respeto a la ley moral, el poder obedecerla o no, y presupone la libertad. Cuando no coincide la voluntad (lo que yo quiero) con la ley moral (lo que debo), aparece la religión (Dios), que explica la necesidad de concordancia entre ambas. A veces, alcanzar esto en una existencia limitada es imposible, por lo que su realización exige una duración ilimitada de la existencia, es decir, la inmortalidad del alma.
Conclusión
En conclusión, Kant, en La Crítica de la Razón Pura, concluye que la inmortalidad del alma y la existencia de Dios no pueden ser demostradas por medio de la razón teórica (ya que no son fenómenos de la experiencia). Por lo tanto, son postulados de la razón práctica (exigencias de la conducta moral). Es decir, tras rechazar la metafísica en el primer libro, la reintroduce en el segundo como base de la ética.