La Duda Metódica
Descartes aplica los pasos del método a la metafísica para encontrar una primera evidencia que fundamente el sistema filosófico:
- Definiciones básicas (sustancia, atributo y modo).
- Adopción de una evidencia fundamental: el cógito.
Para encontrar una evidencia, primero se debe buscar una certeza absoluta, aquella de la que no se pueda dudar bajo ninguna circunstancia. Aplicando la duda metódica, Descartes se pregunta si el mundo es real o un sueño, hasta dónde puede dudar cualquier entendimiento, y si podemos convertir nuestras certezas en dudas. Descartes quiere distinguir lo falso de lo verdadero para encontrar el fundamento sólido de la certeza, y para ello, el paso previo es la aplicación de la duda.
La duda es universal, metódica (no es un fin, sino un medio) y teorética. Puede extenderse a los sentimientos (que a veces engañan), al mundo exterior (imposible de distinguir de la realidad del sueño) y a los razonamientos (el entendimiento se equivoca al razonar).
La cuestión es si existe la posibilidad de encontrar alguna certeza que resista todo el proceso de la duda. Para Descartes, la hay: el hecho de que dudo. Esta será la evidencia absoluta sobre la cual se construirá el edificio de la filosofía.
El Cógito
El cógito es el principio sobre el cual se construye el edificio de la filosofía, derivado del «pienso, luego existo» (ergo sum). El concepto de «pensar» incluye todo acto consciente del espíritu: entender, querer, etc. San Agustín defendió «si me equivoco, existo», pero la diferencia es que la evidencia de la conciencia servía como argumento contra los escépticos, y no como punto de partida donde la conciencia no presenta vínculo con lo que estaría fuera de ella.
La verdad del cógito no se deriva de una deducción, sino de una intuición, una evidencia inmediata, una idea clara y distinta. Al fundamentar su filosofía en el yo, Descartes muestra la tendencia a explicar el universo en función del hombre. A partir de mi existencia como ser pensante, demostrará deductivamente la existencia de otras cosas, con el problema de cómo salir del yo al mundo.
Para Descartes, las ideas son una mediación inevitable entre el sujeto pensante y las cosas, de modo que el pensamiento opera siempre sobre las ideas, no sobre las cosas mismas. Se distinguen tres tipos de ideas:
- Adventicias: parecen provenir de la experiencia externa.
- Facticias: provienen de nuestra imaginación y voluntad; son fabricadas por el sujeto a partir de otras ideas.
- Innatas: son las que posee el entendimiento por sí mismo; esta es la principal afirmación del racionalismo.
El auténtico conocimiento no surge de los sentimientos ni de la imaginación, sino de la mente que, mirando en sí misma, logra descubrir sus verdaderos contenidos.
Costumbre y Creencia
La creencia es el sentimiento intenso con el que percibimos algunas ideas, acompañado por un intenso y firme sentimiento de la verdad de esas ideas. Se refiere siempre a cuestiones y hechos, llegando a la conclusión de que es el sentimiento, y no la razón, nuestro guía. El hábito o costumbre es la disposición que se crea en nuestra mente a partir de la experiencia reiterada de algo. Es más la razón que la guía de la vida humana y el fundamento de nuestras inferencias causales y expectativas de futuro. Para Hume, la creencia no es una cuestión de fe (creer lo que no vemos), sino una idea vivaz relacionada con una impresión presente. La diferencia entre ficción y creencia radica en que en la creencia está presente un sentimiento de nuestra voluntad que nos obliga a dar asentimiento frente a algo, lo que no sucede con la ficción.
Causalidad
La seguridad está en el presente y el pasado, pero el problema está en el futuro, del que no sabemos nada. Todos los razonamientos sobre cuestiones de hecho parecen fundarse en la relación causa-efecto. Hume niega validez al principio de causalidad; todo conocimiento del futuro es hábito y no tiene fundamento empírico. La causalidad expresa una conexión que no existe realmente, porque la certeza en el conocimiento de hechos futuros se fundamenta en la creencia apoyada por la experiencia.
La certeza solo posee una base psicológica. No se puede demostrar la uniformidad de la naturaleza; no tenemos certeza para demostrar que el futuro será igual que el pasado. Las consecuencias del empirismo de Hume afectarán al estatuto del conocimiento científico, fundamentado en el principio de causalidad: no podrá existir un cuerpo de certezas universales y necesarias sobre cuestiones de hecho, de modo que los conocimientos serán siempre contingentes.
Sustancia
Descartes critica la noción de sustancia (extensa, infinita y pensante) como producto de la dinámica de la mente y no como algo real. La finalidad de su análisis era la negación del conocimiento de toda realidad que vaya más allá de nuestras impresiones e ideas. Hume critica las tres sustancias:
- Existencia del yo o identidad personal: Hume niega conocer la realidad de un yo permanente distinto de nuestras percepciones; esta se produce a través de impresiones.
- Sustancia infinita: responde a los mismos criterios de análisis; no existe ninguna impresión que dé lugar a la idea de la existencia de Dios.
- Existencia del mundo exterior: el sujeto no puede salir de su percepción, y se compara si la copia es realmente verdadera.
Hume representó el despertar del sueño dogmático, ya que consideró la metafísica un saber dogmático que conduce a un escepticismo moderado. Al curarnos de ese dogmatismo, nos hace reconocer que la limitación de nuestro entendimiento se encuentra en la ilusión. Hume considera su filosofía un fenomenismo, ya que conduce a la negación de la metafísica y al escepticismo moderado, porque no pretende negar el conocimiento, sino enfrentarse al dogmatismo racionalista.