Análisis del Fragmento de la Suma Teológica
El fragmento en cuestión pertenece a la Suma Teológica del filósofo Tomás de Aquino, escrita en su último periodo de vida (1266-1273). Este fragmento forma parte del artículo 3 del libro, que consta de 3 artículos en total:
- El primero trata sobre si la existencia de Dios es evidente (concluyendo que no lo es).
- El segundo se plantea si es demostrable la existencia de Dios, y tras analizar las distintas formas de demostración, concluye que sí es demostrable desde los efectos a las causas.
- El tercero, al que pertenece el texto que nos ocupa, se centra en la demostración de la existencia de Dios.
Cada artículo presenta objeciones seguidas de sus respectivas soluciones y respuestas. El artículo en cuestión cuenta con dos objeciones:
- La primera dice que la existencia del mal contradice la existencia de Dios. En respuesta, se recurre a la solución de San Agustín, quien sostenía que Dios permite el mal como estrategia para fortalecer y mover el bien. El mal sería un instrumento del bien y su condición de posibilidad.
- La segunda objeción mantiene que si las cosas se explican por medios naturales, no hay por qué aludir a soluciones sobrenaturales. En respuesta, se utilizan elementos de la tercera vía, como que los seres naturales y conscientes son contingentes y, por lo tanto, no necesarios. Al ser contingentes, tienen en sí mismos la razón de su manera de ser.
Tomás de Aquino y la Filosofía Cristiana
La vida de Santo Tomás se articula en cuatro periodos:
- 1245-1256: Recibe influencias neoplatónicas a través de San Agustín y el Pseudo Dionisio, y aristotélicas a través de Avicena y Alberto Magno.
- 1256-1259: Es maestro en París y tiene una gran actividad como escritor.
- 1259-1264: Es maestro en la Pontificia y en su pensamiento predomina el aristotelismo.
- 1264-1273: Es maestro en París y Nápoles. Constituye su periodo más activo, en el que sigue predominando el aristotelismo, pero integrado con elementos neoplatónicos. En este periodo se origina la Suma Teológica, que quedó inacabada.
El proyecto filosófico de Aquino tiene dos síntesis:
- La del cristianismo y la filosofía antigua, donde el cristianismo puede ser comprendido desde un aristotelismo convenientemente asimilado y depurado.
- La de la doctrina cristiana, que se divide en la Suma contra los Gentiles (escrita para ayudar a los misioneros en sus disputas contra musulmanes y judíos) y la Suma Teológica, que expone las verdades de la religión cristiana de forma apta para la enseñanza de los principiantes. Esta última carece de intención polémica, se dirige a los estudiantes de teología y es extremadamente sistemática.
Tomás de Aquino se enmarca dentro de la filosofía cristiana, siendo el máximo exponente de la escolástica o filosofía de las escuelas, desarrollada en monasterios, palacios y catedrales a lo largo del siglo XIII. Esta corriente se oponía a la patrística del siglo V, cuyo máximo representante fue Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia. La patrística se centró en construir el dogma cristiano.
Agustín de Hipona, fundador del agustinismo, trataba las relaciones entre fe y razón sin realizar una distinción clara entre ellas. En el ámbito del conocimiento, defendía la iluminación y el camino de la interiorización. Siguiendo a Platón en el dualismo antropológico, consideraba al hombre formado por cuerpo y alma. A su vez, seguía a Aristóteles en su teoría hilemórfica. Afirmaba que la existencia de Dios es una verdad que necesariamente hay que demostrar, no algo que simplemente se nos ilumina.
Otros filósofos, como Anselmo de Canterbury, ya habían intentado llevar a cabo esta prueba o demostración con anterioridad. Anselmo utilizó el argumento ontológico, según el cual todo hombre tiene en su interior la noción de un ser tan grande que debe existir necesariamente: Dios. Como se aprecia, este filósofo continúa con la vía de la interiorización y la subordinación de la razón a la fe, como manifiesta en su frase (creo para entender).
Tomás de Aquino rechaza el argumento ontológico. En cambio, se sirve del argumento físico-cosmológico a posteriori. Tomás considera falaz el argumento ontológico por pasar de una esencia pensada a una existencia real (al igual que haría Kant posteriormente).
El Pseudo Dionisio explicaba la existencia de Dios argumentando que solo es posible conocerlo negativamente, ya que Dios es trascendente, se encuentra más allá de la realidad, por lo que únicamente podemos saber lo que no es. Esta teoría sí es aceptada por Tomás de Aquino, que a través de la llamada vía negativa y eminente, niega todas las imperfecciones y afirma todas las perfecciones en Dios.
Estos filósofos anteriores son de inspiración platónica o neoplatónica, ya que los escritores aristotélicos permanecieron en el olvido hasta que a partir del siglo XII fueron traducidos por Avicena, su comentador. Con Averroes surge un movimiento denominado averroísmo latino, cuya teoría de la doble verdad (que racionalmente el alma es mortal y el mundo es eterno) es rechazada por Tomás de Aquino, quien defiende que el alma es inmortal y el mundo es creado por Dios.
Tomás de Aquino también discrepa de la filosofía aristotélica al considerar a Dios como creador del mundo que al pensar en sí mismo piensa en nosotros (Noesis Noeseos Noesos). Por tanto, Dios es providente y nos conoce. Para Aristóteles, en cambio, Dios únicamente piensa en sí mismo y, como no tiene ninguna relación con nosotros, ni siquiera nos conoce; por lo tanto, el mundo es eterno. La noción de creación en el aquinatense está relacionada con la idea platónica de participación o methexis.
Más tarde, toda la filosofía escolástica será criticada por Guillermo de Ockham.
En resumen, el contexto histórico en la época de Tomás de Aquino era radicalmente religioso. La Iglesia tenía amplios poderes en una Europa dominada por la tradición y el miedo al pecado. El platonismo era la base que sustentaba los pilares teológicos cristianos. Tomás de Aquino supo hacer frente a este contexto y cambiarlo de modo sutil e inteligente.
sutil e inteligente.