Análisis del Discurso del Método de Descartes: La Duda Metódica y la Búsqueda de la Certeza

Contexto Histórico-Cultural

El Discurso del método (1637) de René Descartes nos ayuda a entender la crisis del momento. Esta crisis estaba suponiendo la caída definitiva de los fundamentos de la Europa medieval y el establecimiento de los nuevos pilares sobre los que se construiría la Europa moderna.

Algunos aspectos a destacar de esta crisis son:

  • Crisis política: La guerra de los Treinta Años (1618-1648) tuvo una raíz religiosa, enfrentando a católicos y protestantes.
  • Crisis religiosa: La autoridad del Papa y la unidad religiosa se deterioraron. Este proceso, iniciado con el nominalismo del siglo XIV, continuó con la Revolución Científica del siglo XVII. El nominalismo de Ockham rompió con la subordinación tomista de la razón a la fe.
  • Crisis del teocentrismo: La crisis del teocentrismo medieval dio lugar al antropocentrismo. Esto influyó en el proyecto cartesiano de un método que guiase al ser humano partiendo de sí mismo.
  • Revolución Científica: Provocó la caída del modelo geocéntrico y la consolidación del heliocentrismo. Este cambio se convertiría en un referente para el proyecto cartesiano. La aplicación de las matemáticas a otras ciencias, como demostró Galileo, producía un inmediato desarrollo. Por ello, el método cartesiano sería deudor de»lo matemátic».

Contexto Filosófico

En filosofía, se habla del»giro epistemológic» de la filosofía moderna. El centro de reflexión será: ¿cómo puedo estar seguro de que mis conocimientos son verdaderos? La Reforma protestante había mermado el poder de la Iglesia como fuente de conocimiento, y la Revolución Científica había hecho lo mismo con Aristóteles y la Biblia. Se hacía necesario un método que ayudase a la razón en su búsqueda de certezas.

Se propusieron dos opciones metodológicas, una basada en la razón y la otra en la experiencia, que dieron lugar a dos líneas de pensamiento enfrentadas: el racionalismo y el empirismo.

  • Racionalismo: Descartes es considerado el padre del racionalismo.
  • Empirismo: Tendría en David Hume a su máximo exponente.
  • Escepticismo: Corriente que afirmaba que la verdad no existe o no se puede conocer, y que tenía en Montaigne a uno de sus representantes. Descartes asumirá los argumentos escépticos para transformarlos en una duda metódica, con las matemáticas como modelo.

Descartes afronta un proyecto metodológico que le permita superar la crisis. Otros autores relevantes en este contexto son:

  • Francis Bacon: Defiende el método inductivo, pues desconoce la importancia de las matemáticas y el papel de la hipótesis.
  • Galileo Galilei: Su método es un precursor del método hipotético-deductivo. Galileo defiende que la naturaleza está»escrit» en lenguaje matemático. El mundo físico de Descartes también será un mundo matemático.

Comparación entre Racionalismo y Empirismo

Vamos a comparar a René Descartes, padre del racionalismo, que vivió en la primera mitad del siglo XVII, con David Hume, máximo representante del empirismo inglés, que vivió en el siglo XVIII, siglo de la Ilustración escocesa.

CaracterísticaRacionalismo (Descartes)Empirismo (Hume)
Fuente de conocimientoRazónExperiencia sensible
Tipos de ideasAdmite ideas innatasNiega las ideas innatas
Modelo de cienciaMatemáticas (geometría)Física (Galileo, Newton)
MétodoDeductivoInductivo
Alcance del conocimientoUniversalProbable

David Hume (1711-1776), filósofo escocés, escribió dos obras fundamentales: Tratado sobre la naturaleza humana (1739-1740) e Investigación sobre el entendimiento humano (1748). Para Hume, todo lo que hay en la mente son percepciones, que distingue entre impresiones e ideas. Esta distinción lleva a Hume a rechazar toda idea metafísica, pues no hay impresiones que se correspondan con la idea de sustancia, causa,»y», etc. En conclusión, en cuanto a la metafísica, los racionalistas, como Descartes, hablan de sustancias y otros términos metafísicos, mientras que los empiristas, como Hume, los desprecian y rechazan la metafísica.

El Método Cartesiano y sus Cuatro Reglas

Descartes parte de la base de que la razón humana es una herramienta valiosa y eficaz. La ciencia tiene un método que le permite la seguridad en el conocimiento, pero a la filosofía le falta un método adecuado. Descartes propone un método eficaz que él ya había comprobado: el método utilizado por los geómetras. Descartes introduce un método matemático en la filosofía, para dotar a la razón humana de un criterio de verdad definitivo. Descartes, de acuerdo con Galileo, ve la matemática como la ciencia racional que pone orden en el caos de datos que nos proporciona la experiencia. Esta confianza de Descartes en el método se basa, no solo en la perfección de este, sino también en su concepción de la razón humana como una facultad que puede formular las cuestiones más complejas y darles respuestas. En el Discurso del método (1637), Descartes establece las cuatro reglas fundamentales de su método:

  1. Evidencia (Intuición): Solo se debe aceptar como verdadero aquello que se presente a la mente de forma clara y distinta, sin ningún tipo de duda.
  2. Análisis: Dividir cada problema complejo en partes más simples para poder analizarlas mejor.
  3. Síntesis: Recomponer, una vez analizadas, las partes del problema, procediendo de lo más simple a lo más complejo.
  4. Enumeración: Revisar cuidadosamente todo el proceso para asegurarse de que no se ha omitido nada.

La Duda Metódica y el»Cogito, Ergo Su»

La famosa duda universal y metódica de Descartes se fundamenta en las siguientes razones:

  1. Duda de los sentidos: Los sentidos nos han engañado muchas veces. Por esto, Descartes duda de todos los datos que se originan en los sentidos, duda de su mano, de su cuerpo y de toda la realidad material del mundo.
  2. Duda de los razonamientos lógicos: Una buena parte del saber tradicional escolástico se fundamenta en la razón y en su poder discursivo, pero en la época de Descartes este saber se ha vuelto confuso e incierto, por lo que es válido dudar de todos los razonamientos que se han tenido por demostrativos.
  3. Dificultad entre sueño y vigilia: Existe la posibilidad de que todos los pensamientos del estado de vigilia sean en realidad sueños que no reconocemos como tales.
  4. El genio maligno: Para que su duda sea universal, hasta el punto de extenderse a las proposiciones matemáticas, supone la existencia de un»genio maligno, astuto y engañado» que le lleva a considerar como evidentes cosas que no lo son.

La duda de Descartes no es escéptica, es un paso que se da con la esperanza de encontrar después una verdad indudable. La duda cartesiana lleva más allá de la duda: se autosupera. Cuando dudo, pienso, y la acción de pensar implica la existencia de un ser que piensa. Si yo estoy pensando, entonces también estoy existiendo. Pienso, luego existo «cogito, ergo su»), esta será la primera verdad incuestionable a la cual accede Descartes, es una intuición: absolutamente nada permite dudar de ella, es evidente, clara y distinta. El»cogito, ergo su» cumple dos funciones:

  1. Justifica la existencia de un yo pensante diferenciado del cuerpo: El cuerpo, percibido mediante los sentidos, se encuentra bajo la duda metódica.
  2. Se convierte en un principio modelo: Así, todo lo que sea evidente, claro y distinto será aceptado como verdad.

Las Tres Sustancias Cartesianas

Aplicando su método, Descartes llegó a distinguir las tres sustancias que componen la totalidad de lo que es real: el yo pensante (res cogitans), Dios (res infinita) y el mundo (res extensa).

El Yo Pensante (Res Cogitans)

La duda metódica y universal nos ha llevado a una realidad incuestionable: la existencia de un yo pensante, es decir, de una sustancia que piensa, un alma. Descartes concluye que no puedo dudar de la existencia de mis pensamientos, de mis ideas, de mi subjetividad. La subjetividad es el conjunto de pensamientos, ideas, representaciones… que fluyen en el yo. No tenemos la seguridad de que estas representaciones subjetivas se correspondan necesariamente con hechos del mundo exterior. El reto de Descartes es encontrar la manera de conocer si las ideas sobre el mundo no son sueños ni ilusiones, es decir, conocer si hay cosas objetivas y cómo son estas cosas. El yo piensa diferentes ideas:

  1. Adventicias o adquiridas: Son las ideas que provienen de fuera, de la experiencia sensible, de mi percepción del mundo o de la enseñanza. Estas ideas pueden resultar erróneas, ya que muchas veces tenemos ideas diferentes sobre un mismo objeto.
  2. Ficticias o artificiales: Son las ideas que inventamos arbitrariamente nosotros mismos. Por ejemplo, la idea del animal mitológico llamado centauro, idea que es ilusoria.
  3. Innatas o naturales: Son las ideas que no proceden de la percepción de los objetos exteriores ni han sido construidas por nosotros, sino que emergen de la propia facultad de pensar. Son unas ideas que nuestra mente capta y ha de adoptar necesariamente sin poder modificar nada.

La Sustancia Divina, Dios (Res Infinita)

Descartes considera que el yo pensante no es perfecto, y que la misma duda metódica se ha establecido para corregir sus errores, ilusiones e imprecisiones, pero, a pesar de eso, el yo pensante posee la idea de perfección. La idea de perfección innata en nosotros es la idea de un ser perfecto, es la idea de Dios. Según Descartes, esta idea de perfección o de Dios no puede provenir de nosotros, seres imperfectos; por lo tanto, tiene que haber sido una realidad divina la que la ha hecho surgir en nuestras mentes. Del conjunto de ideas que posee el yo pensante, sobresale una idea muy privilegiada, una idea que permite ir más allá de la propia subjetividad, es la idea innata de Dios. La demostración de la existencia de Dios es una pieza fundamental en la metafísica cartesiana. Dios es la realidad que permite superar mi subjetividad. Fuera de mi yo hay otra realidad, la sustancia perfecta, un ser que no puede permitir que mis ideas claras y distintas sean un engaño. Dios se convierte en garantía del conocimiento. En Dios existen dos grandes verdades eternamente establecidas por Él: todas las verdades matemáticas que descubrimos están en Dios, y las leyes de la naturaleza son decretadas por Dios de la misma manera que un rey decreta leyes en sus reinos. En sus argumentos a favor de la existencia de Dios, Descartes incorpora el antiguo argumento ontológico de San Anselmo, ya que para Descartes las ideas tienen una realidad indiscutible. Así como la idea de triángulo es inseparable de sus propiedades, la esencia de Dios es inseparable de su gran propiedad, la existencia. A este ser perfecto no le puede faltar una perfección como es la existencia.

La Sustancia Extensa (Res Extensa)

Descartes continúa su investigación metafísica para fundamentar la existencia del mundo físico.

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