Análisis Filosófico de Santo Tomás de Aquino y René Descartes

Santo Tomás de Aquino

Contexto y Enfoque

Santo Tomás de Aquino (1224-1274), fraile dominico italiano, cursó estudios superiores de teología y filosofía en París. Es reconocido por la cristianización de la doctrina aristotélica y como el principal representante de la escolástica.

La escolástica aborda el conflicto entre fe y razón. Según Aquino, ambos campos son diferenciables, autónomos y autosuficientes. En temas comunes, la fe tiene valores negativos (para anular conclusiones de la razón) y sirve de criterio extrínseco (externo a la razón). Así, la fe guía a la razón, invitándola a replantearse cuestiones, buscando la compatibilidad entre ambos saberes.

El Problema de Dios: Las Cinco Vías

En la Suma Teológica, Santo Tomás dedica tres artículos a la existencia de Dios: si es evidente, si es demostrable y su demostración racional. En esta última, recurre a las cinco vías, que parten de datos sensibles para justificar racionalmente la existencia divina. Comparten una estructura argumentativa común:

  • Primera vía (movimiento): Inspirada en Aristóteles, plantea que todo lo que se mueve necesita un Primer Motor inmóvil, llamado Dios.
  • Segunda vía (causalidad eficiente): También basada en Aristóteles, afirma que todo lo creado tiene una primera causa, Dios.
  • Tercera vía (contingencia): Los seres son contingentes, no tienen en sí mismos la razón de su existencia. Debe existir un ser necesario: Dios.
  • Cuarta vía (grados de perfección): Todos somos copias imperfectas de un ser perfecto, pues no podemos ser copias consecutivas de seres imperfectos.
  • Quinta vía (finalidad): El orden y finalidad en el universo implican una inteligencia ordenadora: Dios.

Tras demostrar la existencia de Dios, Aquino le atribuye características derivadas de las cinco vías: simple, inmutable, infinito, perfecto y creador del mundo.

Esencia y Existencia, Alma y Cuerpo

Partiendo de la contingencia humana y adaptando a Aristóteles al cristianismo, Aquino distingue entre esencia (lo que cada cosa es) y existencia (el hecho de ser). Las relaciona con el ser en potencia y el ser en acto por la voluntad divina. Nuestra analogía con Dios se debe a que fuimos creados a su imagen y semejanza.

Sobre el hombre, afirma que el alma es inmortal, creada por Dios. Siguiendo el hilemorfismo aristotélico, alma y cuerpo unidos sustancialmente forman al hombre. El alma, principio de vida e intelecto, es inmaterial, simple, única y se manifiesta como conciencia. Necesita del cuerpo para desarrollarse plenamente. Al formar una sustancia con el cuerpo, ambos son eternos.

Conocimiento, Ética y Sociedad

El conocimiento implica percibir (sensiblemente), abstraer y formar juicios. La abstracción universaliza el saber. El entendimiento agente despoja a las imágenes de sus particularidades, y el paciente forma juicios, posibilitando la ciencia. La verdad es la adecuación entre entendimiento y materia, presente en el juicio del entendimiento paciente. La ciencia debe basarse en juicios universales y necesarios.

Su ética, cristianizada de la aristotélica, establece a Dios como Bien Supremo. El hombre tiende a un fin (teleología). Nos distinguimos por conocer nuestras tendencias, derivando en la ley moral natural: instinto de conservación, procreación, búsqueda de Dios, verdad y vida social. Estos principios son evidentes, universales e inmutables. La libertad humana forma parte de la providencia divina. La ley natural principal: buscar el bien y evitar el mal. La conciencia moral nos lleva a hábitos intelectuales, teologales y morales para alcanzar el bien y la felicidad.

El hombre es un ser político que vive en el Estado, que regula la convivencia y busca el bien común mediante leyes positivas (naturales, no arbitrarias). El ciudadano debe cumplir las leyes, excepto las injustas que contradicen otras. El Estado se justifica en Dios. Tiene fin propio, autonomía y competencias, supeditadas a la Iglesia (cuyo fin es la salvación).

La monarquía es la mejor forma de gobierno; el rey debe ser como el alma en el cuerpo, con capacidades extraordinarias. La tiranía es la peor.

René Descartes

Contexto y Enfoque

René Descartes (1596-1650), padre de la filosofía moderna, nació en Francia. Dejó la vida militar para dedicarse al estudio, la ciencia y la filosofía. Se centró en el problema del conocimiento, creando el Racionalismo, que defiende la razón como origen del conocimiento, sin límites en su capacidad.

El Método Cartesiano

Descartes propuso un método para establecer bases firmes para la filosofía y las ciencias. Se basa en la razón, universal e igual para todos, a partir de la intuición y la deducción. El método sigue cuatro reglas: evidencia (intuición), análisis (descomposición en ideas simples), síntesis (deducción) y comprobaciones. Busca unificar las ciencias.

La Duda Metódica y el Cogito

Aplicando la regla de la evidencia, Descartes defiende la duda metódica: ideas opuestas defendidas como ciertas en la historia, sentidos que inducen al error, dificultad para distinguir vigilia y sueño. Añade la hipótesis de un «genio maligno» que convierte las certezas en ilusiones. El método exige una verdad evidente para deducir el resto del conocimiento.

Esa verdad es la existencia del yo pensante. «Pienso, luego existo«: la existencia del sujeto que duda es indudable. Esta certeza es el criterio de verdad; todo lo percibido con igual claridad y distinción será verdadero.

Dios y la Realidad

Para demostrar la realidad, Descartes considera: el yo pensante, las ideas y el mundo (de existencia dudosa). Clasifica las ideas en adventicias (externas), facticias (creadas por el sujeto) e innatas (propias del ser). Entre las innatas, la idea de perfección o infinito implica la existencia de un ser perfecto e infinito: Dios, sustancia infinita, inmutable, omnipotente y omnisciente, cuya existencia es inseparable de su esencia. La bondad y veracidad de Dios garantizan la correspondencia entre las ideas y la realidad extramental (el mundo).

La realidad se divide en tres sustancias: infinita (Dios), extensa (mundo) y pensante (yo).

El Mundo y el Hombre

El mundo, cuya existencia se explica por Dios, tiene cualidades primarias objetivas que permiten explicarlo matemáticamente (mecanicismo). Se mueve sin finalidad mediante causa-efecto, regido por leyes cognoscibles que permiten predecir su comportamiento.

Descartes defiende el dualismo: el hombre se compone de alma (pensante, inextensa, inmortal, libre, esencia del hombre) y cuerpo (extenso, divisible, material, sujeto a leyes físicas, origen de pasiones y apetitos). Ambas interactúan en la glándula pineal.

Moral y Felicidad

Descartes propuso una moral provisional: respetar las costumbres, ser decidido y consecuente, buscar el orden del mundo sacrificando deseos personales y cultivar la razón. También abordó la felicidad como fin de la vida, la libertad como responsabilidad y el control de las pasiones por la razón.

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