Análisis marxista de la alienación, el capital y la sociedad

Alienación

El término fue acuñado por Hegel y lo definía como el sentimiento de encontrarse separado de algo, como un sentimiento de desgarro. Para Marx, la sociedad capitalista se encuentra alienada tanto en términos ideológicos como en términos económicos. Distingue además cuatro tipos de alienación diferenciados: la económica, la religiosa, la política y la social.

  • Alienación económica: El trabajador, en vez de realizarse con su trabajo, se siente desencantado con él, se despersonaliza y pierde su realidad. Para eliminar esta alienación, Marx propone que se elimine la propiedad privada de los medios de producción.
  • Alienación religiosa: Hace que las personas se evadan de su propia realidad, retrasando las luchas revolucionarias y, así, la liberación del proletariado.
  • Alienación social: Viene dada por la división de las personas en clases sociales antagónicas entre sí: por un lado, los proletarios, que se ven forzados a vender su fuerza física y su capacidad intelectual; y, por otro, los capitalistas, que cuentan con todos los privilegios.
  • Alienación política: Surge de la social al pertenecer el estado a la clase dominante y no trabajar para toda la sociedad.

Además, como la superestructura está subordinada a la infraestructura, Marx creerá que si desaparece la alienación económica desaparecerán todas las demás.

El capital

Es un tratado escrito por Marx en el que critica la economía política. Se trata, además, de un estudio de la sociedad moderna, por cuanto nuestro autor consideraba que era la economía la que dirigía la sociedad. Así pues, esta obra es el punto de partida para comprender qué es la sociedad moderna y cómo funciona a través del papel dominador o dominado establecidos entre las clases capitalistas y proletarias, respectivamente.

Para Marx, el sistema capitalista encierra contradicciones, ya que los capitalistas necesitan explotar al proletariado para obtener ganancias y, a su vez, necesitan de estas para competir con otros capitalistas y no empobrecerse y convertirse en proletarios. Por ello, cada vez hay más proletarios y menos capitalistas, que son cada vez más ricos.

Debido a las propias leyes del mercado, el trabajo obrero cada vez será más barato y el capital estará cada vez más concentrado en manos de unos pocos capitalistas, y la concentración del trabajo estará repartida en una masa enorme de proletarios, lo que provocará el empobrecimiento de los mismos. Este proceso de concentración desembocará en una crisis, llegando un momento en que los proletarios se den cuenta de su situación, tomando conciencia de clase y llevando a cabo una revolución de carácter violento en la que todos ellos se hallan unidos. Con esta revolución se acabará el capitalismo y la propiedad privada, siendo sustituido este modelo económico por una economía socialista: se llegará entonces al comunismo.

Valor

Marx expuso su teoría sobre el valor en “Contribución a la crítica de la economía política”, en la cual distingue entre valor de uso y valor de cambio.

  • Valor de uso: Es la utilidad práctica que una mercancía tiene en el mercado.
  • Valor de cambio: Es el precio que tienen las mercancías en el mercado.

En el sistema capitalista, el valor de cambio prima sobre el de uso; por tanto, los objetos valen en tanto que son mercancías y sus precios se regulan por la ley de la oferta y la demanda. La teoría del valor-trabajo marca que el valor de un servicio o bien viene dado directamente por la cantidad de tiempo de trabajo humano que lleva incorporado en su producción. Por tanto, la base viene establecida porque el valor de una mercancía es marcado por la cantidad de trabajo que se debe invertir para producirla, siendo el tiempo lo que sirve para cuantificar la cantidad de trabajo.

Infraestructura y superestructura

La infraestructura es aquello que sostiene la sociedad: para Marx será la economía. La superestructura es lo que está encima de la infraestructura: las ideas políticas, estéticas, jurídicas, religiosas o políticas. Todas ellas están destinadas a mantener y salvaguardar la infraestructura, esto es, el sistema económico capitalista. Además, aunque se cree que la ideología se desarrolla libremente, esto no es cierto, sino que se desarrolla por la economía: el hombre marxista debe, así, darse cuenta de que es la realidad económica lo que marca su forma de pensar y no al revés. Esto es que la conciencia se ve determinada por la realidad económica y no al contrario. Así, el proletario vive en una realidad económica ya determinada, esto es, que está sometido a la forma del trabajo y de las relaciones laborales propias del lugar en el que vive. Así, la superestructura se monta en base a la infraestructura y nunca al contrario.

El trabajo

Es aquello mediante lo que se realiza el ser humano, pero en el sistema capitalista el trabajador no es poseedor en ningún sentido de aquello que produce, por lo que el trabajo se transforma en un generador de sufrimiento para el trabajador y un medio de enriquecerse para el capitalista. Como el trabajador no es dueño de lo que produce, tampoco lo es de su actividad, por lo que se despersonaliza al no ser más que un mero instrumento de producción, se ve forzado a vender su mano de obra y su tiempo, se transforma en una máquina más del sistema, deshumanizándose y alienándose, lo que le impide ver a los demás como algo distinto a meros lazos de interés, volviéndose así egoísta. De esta forma, esta alienación se extiende al ámbito político, social y hasta espiritual.

Plusvalía

Si las mercancías se pueden vender en el mercado, significa que llevan implícito en ellas un valor. Este valor viene dado por el trabajo, que supone la única manera de medir el valor de una mercancía. En el capitalismo, el trabajo del obrero es una mercancía más que se compra y se vende según la ley de la oferta y la demanda. La plusvalía supone la diferencia entre el valor de cambio de los bienes u objetos producidos y lo que se paga al trabajador (su salario), esto es, el beneficio del capitalista. Este beneficio se puede aumentar de diversas formas: las más usuales son explotando al trabajador (pagándole menos) o haciéndole trabajar más horas. Pero para que la plusvalía sea efectiva, la mercancía debe ser vendida.

Relación con otros pensadores

Platón

Aunque son evidentes las diferencias en el plano metafísico (Platón es idealista y Marx materialista), en ambos es común el intento de llevar a la práctica las ideas políticas. Platón realizó tres viajes a Siracusa para intentar aplicar, con ayuda de su amigo Dión, las ideas expuestas en La República. Marx fundó la Primera Internacional, más conocida como Asociación Internacional de Trabajadores (1864), para hacer posible la superación de la sociedad capitalista. A ambos les es común la idea de que los filósofos no están sólo para interpretar el mundo, sino también para transformarlo.

El comunismo de la clase gobernante en La República de Platón se extiende a toda la sociedad en Marx. Para Marx, los hombres son por naturaleza iguales y la propiedad privada no es un derecho, sino un hecho casual que habrá de corregirse en una sociedad perfecta. Para Platón, suprimir la propiedad privada en la clase gobernante permite que estos se ocupen de lo público y no de lo privado.

Una lectura algo libre del mito de la caverna de Platón podría servir para relacionar las sombras del fondo de la caverna y el concepto de ideología en Marx. Son ilusiones utilizadas para mantener inmovilizada a la mayoría.

Según Karl R. Popper, las utopías de Marx y Platón son ejemplos de sociedades cerradas, dictatoriales, donde el individuo está subordinado al todo y cualquier tipo de cambio es imposible.

Kant

La filosofía de la historia en Kant y Hegel se caracteriza por la astucia de la razón. Por ejemplo, en Kant, es necesaria la guerra para encontrar el camino de la paz, o es necesaria la insociable sociabilidad para que sea posible el progreso. Del mismo modo, en Marx es necesaria la explotación capitalista, el exterminio de pueblos y culturas enteras (como ocurrió en la India) para que pueda surgir en el futuro el comunismo.

Una de las formulaciones del imperativo categórico en Kant habla de tratar siempre a la humanidad como un fin y no como un medio. Para Marx, el gran defecto social y moral de las sociedades de explotación es que no tratan a las personas como fines, sino como medios: en ellas, el trabajador es un mero instrumento para producir cosas, y no propiamente una persona. El trabajador se convierte en mercancía que se vende al mejor postor.

La crítica a la religión cristiana

Tanto en Nietzsche como en Marx, la religión aparece como un consuelo para débiles, como una distracción respecto a los verdaderos problemas del aquí y ahora.

La crítica a la moral cristiana es común a Marx y Nietzsche. Para Marx, la moral cristiana es un instrumento de opresión de la clase dominante sobre la clase oprimida y, para Nietzsche, al contrario, el instrumento de los débiles para someter a los fuertes.

Para Nietzsche, existe una desigualdad natural entre los hombres que convierte a unos en señores y a otros en esclavos. Marx diría que esta división entre moral de esclavos y de señores no es más que una forma de ideología para justificar el dominio de las clases superiores.

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