Aristóteles
Aristóteles es una de las figuras más importantes de la filosofía antigua. Nacido en Macedonia en el seno de una familia acomodada, sus padres lo enviaron a la Academia de Platón. Tras la muerte de Platón, los pitagóricos expulsaron a todos los esencialistas, incluyendo a Aristóteles. Aristóteles educó a Alejandro Magno, enseñándole tácticas de guerra a cambio de protección y apoyo para fundar el Liceo. Falleció tiempo después debido a problemas estomacales. Su obra se divide en dos tipos: apuntes de clase (esotéricos) para el Liceo y diálogos (exotéricos) para el público externo. Mostró un gran interés por la ciencia. En resumen, las teorías aristotélicas surgen a partir de los errores de Platón. Aunque sus apuntes no son del todo claros, se les otorga gran importancia y ha tenido numerosos seguidores.
Metafísica
En cuanto a la metafísica, se conservan catorce escritos con algunas contradicciones. Aristóteles la denomina «filosofía primera» y afirma que «el ser es uno, pero se puede decir de muchas maneras». Esto nos lleva a concluir que la verdad se puede expresar de diversas formas. Es un ser necesario y se conoce con certeza. Existe la predicación accidental, que puede ser modificada por el hombre. Se compone de saberes técnicos y normativos (ética y política). Solo el ser predicado de forma esencial nos permite encontrar la verdad. El primer axioma de la metafísica es «el ser es y no puede no ser». Se interpreta de dos maneras: el sentido lógico, que establece que no se puede contradecir el principio de identidad, y el sentido ontológico, que afirma que un ser no puede ser dos cosas a la vez, aunque sí puede tener dos perspectivas. De los axiomas, pasamos a la teoría de las sustancias. Un ser esencial se puede ver de dos formas: sustancia primera, que es el individuo, y sustancia segunda, la especie. Aristóteles sostiene que la especie no puede existir por sí sola, necesita ser encarnada por el individuo, aunque se conozca con certeza la sustancia segunda. También propone una distinción de sustancias según la cosmología (teoría hilemórfica): distingue entre cuerpos celestes, que no cambian, son únicos, eternos y tienen forma pero no materia, y cuerpos físicos, compuestos por materia y forma, que dan lugar a las especies. Más allá de estas, está Dios, un motor inmóvil. También explica que existen cambios que van en contra de la naturaleza de las cosas y que el mundo es limitado, aunque no tiene fin.
Teoría del Conocimiento
Aristóteles divide en dos la forma de entender el término «ser»: la predicación esencial, que no cambia y se conoce con certeza gracias a la metafísica, las matemáticas y la física, y la predicación accidental, que el hombre puede cambiar y, por lo tanto, es un conocimiento posible. Se ocupa de las ciencias técnicas, las artes y las ciencias normativas (ética y política). Solo el ser predicado de forma esencial nos permite conocer la verdad. Las ciencias parten de axiomas, que son verdades necesarias o inmediatas. El primer axioma de la metafísica es «el ser es y no puede no ser». Este ser esencial se puede ver de dos formas: sustancia primera (individuo) y sustancia segunda (especie). La especie existe encarnada en un individuo. En la teoría del conocimiento, es más importante la sustancia segunda, ya que la especie permanece aunque el individuo muera. Podemos conocer la especie, pero no a los individuos en particular. Esto puede interpretarse como inmortalidad. Las especies tienen en concordancia el alma, ya que cada especie tiene un tipo de alma. Esta alma cumple una serie de funciones dentro del individuo que están jerarquizadas. Primero, percibimos mediante los sentidos, considerados como una fuente fiable de conocimiento. Podemos conocer mediante el entendimiento agente, que separa lo particular de lo común y descarta lo particular. Aristóteles también da mucha importancia a la virtud intelectual de la sabiduría, que poseen los filósofos y que nos permite acceder al conocimiento.
Antropología
Aristóteles considera al hombre como un ser del mundo físico. A diferencia de Platón, no existe una gran separación entre el alma y el cuerpo. Cuando el individuo muere, desaparece, pero la especie permanece. Considera el alma en concordancia con la especie. Cada especie tiene un tipo de alma que realiza una serie de funciones jerarquizadas, lo que nos diferencia de otras especies. El hombre está compuesto por sustancia primera (individuo) y sustancia segunda (especie). Finalmente, conocemos la especie, mientras que el individuo desaparece con la muerte. El alma es la forma del cuerpo. Alma y cuerpo son principios que se unen para formar la sustancia llamada hombre. Según la teoría hilemórfica, Aristóteles interpreta al hombre como un compuesto de materia y forma: si el cuerpo muere, el alma desaparece de él. Se pueden considerar tres etapas en la antropología aristotélica: la primera, de interpretación platónica, donde alma y cuerpo son sustancias distintas. En esta etapa, Aristóteles defiende la preexistencia del alma y su transmigración tras la muerte del cuerpo. En la segunda etapa, el alma, aunque distinta del cuerpo, está unida a él de manera accidental. En la tercera etapa, el alma deja de ser una sustancia independiente y pasa a ser una estructura unida al cuerpo. Así, el cuerpo es el elemento capaz de recibir una forma, y el alma es la forma de un cuerpo. No queda claro si el alma es mortal.