Aristóteles: Filosofía, Ética y Virtud

Contexto Histórico

Aristóteles fue enviado a Atenas con 17 años a estudiar en la Academia de Platón, donde permaneció 20 años hasta la muerte de su maestro, y donde escribió sus principales obras de influencia platónica llamadas «exotéricas». Tras esto, realizó varios viajes hasta ser llamado a Macedonia que, a finales del siglo IV a.C., venció al ejército de Atenas, iniciando su hegemonía y su expansión gracias a Alejandro Magno, cuyo maestro fue Aristóteles.

Cuando Alejandro ascendió a emperador, Aristóteles regresó a Atenas y fundó el Liceo (nombre inspirado en el dios Apolo Licio), un centro de estudios de la Antigüedad a cuyos alumnos se les conocía como “peripatéticos” por dar las clases paseando. Tras la muerte de Alejandro Magno, Aristóteles se vio obligado a dejar Atenas por la venganza que los atenienses quisieron cobrar con los macedonios.

Su obra se conoce como «Corpus aristotélico», incluye saberes de todos los campos y usa por primera vez muchos términos científicos y filosóficos actuales. La obra de Aristóteles está centrada en investigaciones de física y biología, dando prioridad a la observación sobre las teorías. Su obra se puede dividir en tres campos:

  1. Teoría del conocimiento y usos de la razón, donde investiga el conocimiento humano y los medios que usamos para pensar. Ejemplo: «Organon».
  2. Teoría general de la realidad o metafísica: donde destaca «Metafísica» por ser la primera vez que se construye una filosofía teórica completa y sistemática.
  3. Filosofía práctica ética, política y estética: en arte destaca la «Retórica», en política la «Política» y en ética «Ética a Nicómaco» (dedicada a su hijo), donde analiza la felicidad como bien supremo y fin último del hombre y la virtud como capacidad humana para alcanzar la felicidad.

En cuanto a sus influencias, Aristóteles tuvo un gran interés por la filosofía anterior a él. Se interesó en el arjé de los presocráticos y se opuso a Parménides defendiendo que el movimiento (en el sentido de cambio) sí es posible, como decía Heráclito. Su maestro Platón fue su principal influencia, ya que el pensamiento de Aristóteles sigue una evolución desde la influencia de Platón hacia un progresivo alejamiento de él, llegando a su crítica.

Criticó la teoría de las Ideas y, en contraposición, creó su teoría del hilemorfismo. También criticó el intelectualismo moral de Sócrates y Platón (defendiendo que es posible conocer lo bueno y no realizarlo) y negó que las cuestiones éticas fueran ciencia, defendiendo que son relativas.

Respecto a la influencia que tuvo posteriormente Aristóteles, su filosofía se recupera en el siglo XIII gracias a los pensadores árabes. Más tarde, Tomás de Aquino hace una «cristianización» de Aristóteles, convirtiéndolo en la base de la filosofía cristiana, teniendo gran importancia en la Escolástica hasta bien entrado el Renacimiento. Además, Aristóteles es considerado el «padre» de la Lógica, ya que hasta el siglo XIX se enseñó la Lógica de Aristóteles. Por último, su empirismo está en la base de todas las corrientes filosóficas empiristas.

Nociones

1. Lo necesario y la ciencia

● ¿Qué es la ciencia?

Hay aspectos de las cosas que son necesarios y hay otros que son contingentes. La ciencia se encarga de estudiar lo necesario de la realidad, la cual es singular y sensible, y cada ciencia está formada por proposiciones concretas y conectadas entre sí. Según Aristóteles, los objetos de la ciencia son necesarios y, por tanto, eternos, ya que no pueden no ser o ser de otro modo, así que son intemporales e indestructibles.

Por ejemplo, aunque no siempre hayan existido leones, la proposición “los leones son mamíferos” es una verdad intemporal, ya que si algo es león, necesariamente es mamífero y eso es verdad ahora y siempre. En cuanto a lo contingente, no es objeto de la ciencia y Aristóteles afirma que no se puede conocer intelectualmente la individualidad (lo contingente) de una cosa. Otras características de la ciencia son:

  • La universalidad: la ciencia no se ocupa de lo singular e individual, la ciencia se ocupa de lo común y universal.
  • La causalidad: el conocimiento científico se da cuando somos capaces de justificar racionalmente nuestras afirmaciones.
  • Es enseñable: la ciencia es transmisible, todo aquel que piensa puede conocerla.

● Método de la ciencia

Aristóteles concibe el método en 2 sentidos:

  1. Procedimiento que seguimos para hacer ciencia (investigar).
  2. El procedimiento que seguimos para enseñar.

El método de investigación científica tiene 2 cuestiones fundamentales: cómo llegamos a las proposiciones más universales (leyes o axiomas) y cómo obtenemos el resto de las proposiciones. Aristóteles considera que la mayoría de las proposiciones científicas se conocen por deducción (apodeixis) (a partir de unas proposiciones generales obtenemos otras particulares). Así, Aristóteles desarrolla una teoría de los métodos deductivos que se resumen en la teoría del silogismo, procedimiento para obtener conocimientos particulares a partir de conocimientos universales.

Al problema de cómo se pueden conocer las proposiciones universales, Aristóteles propone la inducción (epagoge), que consiste en llegar a lo universal a partir de lo particular. La epagogé no es solo nuestra inducción científica. Aristóteles sabía que de la multiplicidad no siempre se puede obtener una proposición universal, además de que los primeros principios (las primeras proposiciones científicas) no se obtuvieron por inducción. Estos principios son captados por el intelecto o nous. Aristóteles afirma que somos capaces de entender lo idéntico en múltiples casos que pueden ser insuficientes e inadecuados, por ejemplo, podemos captar la composición de un círculo perfecto en base a dibujos imperfectos de círculos en una pizarra.

2. La producción y acción

a) Tipos de actividades humanas

Las cosas que pueden ser de distinto modo a como son, es decir, las cosas contingentes, pueden ser objetos de producción (cosas físicas) o objetos de acción (realizar acciones humanas). Aristóteles distingue entre la acción (praxis) y la producción (poiesis). La actividad humana tiene una finalidad, dicho de otro modo, mediante nuestros movimientos físicos o mentales tratamos de conseguir algo. Así, según el tipo de fin que se persiga será una actividad humana distinta, las cuales se dividen en actividades con un fin externo para producir algo y actividades que no producen nada, sino que su fin reside en ellas mismas. Aristóteles llama al primer tipo «producciones” y al segundo «acciones». La producción no nos afecta en el total de seres humanos, sino solo en una parte de nuestra existencia, la acción sí nos afecta en la totalidad del individuo. Así, un buen carpintero es una parte de la existencia de una persona y una persona malvada afecta a la persona en su totalidad. La virtud de la producción es la «techne» (arte), que consiste en saber hacer. Es un saber, un conocimiento concreto acerca de la producción de cosas. La virtud de la acción es la prudencia, que consiste en saber obrar.

b) Arte y naturaleza

Aristóteles establece una distinción entre arte y naturaleza: la naturaleza tiene en sí misma el principio de producción de nuevos individuos y el principio productor del arte o de la técnica se encuentra en el agente, no en la cosa producida. Además, en el arte el agente obra según la razón, así que no hay necesidad en su acción: por eso, lo necesario no es objeto del arte, sino que ocurre sin más. Aristóteles defiende que la techne es saber producir, idear un objeto y saber el modo concreto de realizarlo. Por último, Aristóteles señala un parentesco entre el azar y el arte, ya que ambos tienen como objeto lo contingente.

3. Prudencia y moderación

a) La prudencia como saber de la acción contingente

La prudencia es un saber de las cosas contingentes, concretamente, de aquellas que afectan a la totalidad del individuo humano. Por ejemplo, una persona mala lo es en todo su ser, una persona mala carpintera es mala en el campo de la carpintería. Partiendo de que la prudencia trata las cosas contingentes, el saber de esta se realiza por deliberación (boulé). Deliberar es la actividad racional que calcula aquellas acciones que podemos realizar y pueden hacerse de un modo o de otro, por lo tanto, no podemos deliberar sobre lo que no podemos hacer y también se puede deliberar acerca de acciones colectivas. La prudencia es una virtud de la parte racional del alma que se ocupa de lo contingente. La prudencia no es una opinión, ya que no es la capacidad de dar juicios sobre lo que debemos o no debemos hacer, sino que es «saber obrar».

b) Prudencia y placer: la moderación

Toda actividad humana, incluidas las artísticas y las técnicas, tienen un fin. En la producción, el fin es externo a la acción; en la acción ética, el fin reside en la acción misma.

El hombre prudente es el que es capaz de ver lo que es bueno o malo para sí mismo o para la comunidad (prudencia política), pero este fin está influenciado por la ira y el placer del alma conativa y por eso es necesaria una moderación para poder ver correctamente el fin. Aristóteles dice que «tal como es cada uno, así le parece el fin», por ejemplo, para el cobarde lo más conveniente es huir. Esto significa que para ser prudente y ver el fin es necesario tener la parte conativa del alma moderada por las virtudes éticas: justicia, fortaleza y templanza. La moderación es la salvaguarda de la prudencia. En la ciencia no influyen el dolor y el placer del alma conativa, así que no necesita moderación.

El fin de la acción es el principio de dicha acción, por ejemplo, si quiero que mi amiga deje de llorar, voy a consolarla. Si el vicio destruye la percepción del fin, el vicioso no verá la necesidad de perseguir el bien y sus acciones serán irracionales e insensatas.

La ética como saber práctico

Aristóteles distinguió tres tipos de ciencias o saberes:

  • El saber teórico o teoría: tiene como objeto la verdad, y sus principales ramas son la matemática, la física y la metafísica (filosofía primera).
  • El saber productivo o praxis: se ocupa de la acción, de cómo actúan los hombres en determinadas circunstancias. Se trata de una acción que no quiere obtener un producto como resultado. Pertenecen la ética y la política.
  • La Lógica es el instrumento de toda ciencia, que sirve para saber si un conocimiento es válido, y trata sobre el buen razonamiento. Su lógica analiza los tipos de razonamientos válidos (silogismos), en los que encontramos que tras dos premisas, aceptadas como verdaderas, se sigue una conclusión de forma necesaria.

La felicidad como el fin de la Ética

Las ideas éticas de Aristóteles las encontramos en su Ética a Eudemo.

La ética es un saber práctico que trata cómo debe ser la buena vida humana. Señala que los actos humanos, igual que todo en la naturaleza, tienen un fin, considerado un bien (hacemos las cosas para conseguir algo que consideramos bueno). Aristóteles se plantea que debe haber un fin que no sea un medio, que sea un fin en sí mismo, del que no tenga sentido preguntarse. Llega a la conclusión de que ese fin es la felicidad, y que no se busca para nada, es algo digno de perseguirse por sí mismo, porque es una meta última. Por tanto, lo ético y bueno para el hombre es perseguir la felicidad, es bueno todo lo que nos lleva a ella, por lo que la ética aristotélica puede ser llamada eudemonista.

El fin de la vida del Hombre es buscar la felicidad, pero cada uno cree que la felicidad es una cosa distinta: unos creen que está en el placer, en la riqueza… Aristóteles señala que muchas veces sentimos placer y no somos felices, y lo mismo con la fama o la riqueza, si bien es verdad que son cosas que ayudan, pero parece que no dan la felicidad.

Su idea de felicidad está relacionada con conceptos metafísicos y antropológicos, piensa que el hombre es un compuesto de materia y forma, siendo materia el cuerpo, y la forma, el alma; por lo que es en potencia muchas cosas, muchas posibilidades, afirmará que la felicidad es el desarrollo de las potencialidades, ser feliz es ser plenamente un Hombre, en llevar una vida lo más humana posible.

Para él, la vida humana es donde la persona desarrolle lo más característico de los seres humanos (conocimiento, racionalidad e inteligencia). El hombre es un ser racional que tiene un deseo natural de saber, y eso lo diferencia de los animales. Así, para ser feliz hay que desarrollar nuestra razón, el pensamiento y entender el mundo. Aquí es donde el hombre se encuentra desarrollado y encuentra la felicidad.

La virtud como medio para la felicidad

Si la felicidad se consigue a través del desarrollo de nuestra razón, analicemos esto. La razón tiene dos usos. 1. Podemos pensar cosas abstractas, tenemos la facultad de hacer razonamientos científicos. 2. Podemos pensar o deliberar acerca de cómo hacer las cosas y cómo actuar en la vida.

Aristóteles dijo que la felicidad se consigue al desarrollar nuestras capacidades, por ello, tenemos que pensar cada vez mejor en estos dos campos, y en esto ayudan las virtudes.

Cuando una capacidad la hemos desarrollado bien, decimos que tenemos una virtud. Para ser feliz, el Hombre tiene que alcanzar virtudes que desarrollen su inteligencia, se necesita tener virtudes intelectuales o dianoéticas, que nos ayuden a pensar bien. Además, hay que desarrollar virtudes éticas, que ayuden a nuestra voluntad a llevar a la práctica lo descubierto como correcto por la inteligencia.

La virtud (areté=excelencia). Tener cualidades sirve para ser más feliz. Las virtudes no son innatas al ser humano, son algo que se aprende con la costumbre, repetición o esfuerzo, y nos generan el hábito de ser virtuosos.

Para ser felices hay que tener las virtudes que las desarrollan.

  • La facultad de razonamiento abstracto o científico. Se desarrolla cuando tenemos virtudes llamadas intelecto, ciencia y sabiduría. Tener intelecto (nous) es tener la virtud de ver de forma intuitiva e inmediata ciertas verdades sin necesidad de demostración. Tener ciencia (episteme) es ser capaz de conocer lo universal y necesario con inducciones y deducciones (silogismos). La ciencia se hace de lo que no cambia. Platón creía que lo universal y necesario son las Ideas extramundanas, y que las cosas del mundo son contingentes, afirmando que de ellas no puede haber ciencia, sino doxa. Aristóteles criticó la teoría de las Ideas, afirmando que lo universal e inmutable (Ideas), estaban en las cosas mismas. Él lo llamó forma, y está junto a la materia, por lo que afirma que se puede hacer ciencia de lo contingente, porque en cada cosa contingente hay algo universal sobre lo que hacer ciencia. “Ciencia” es la búsqueda de esencias, y es la demostración de lo que afirma. La demostración científica es un silogismo que consiste en llegar a una conclusión partiendo de verdades bien conocidas, que son los axiomas. Todas las ciencias tienen estos principios. A los axiomas llegamos por inducción, y comprendemos su evidencia sin demostración, son captados por el intelecto. La otra operación científica que describe es la deducción, donde se extraen de los axiomas teoremas. -Tener sabiduría (sophía). Es tener las dos virtudes anteriores, la sabiduría integra, o capacidad de conocer tanto lo intuitivo como lo demostrado. Se utiliza para el conocimiento metafísico. Desarrollar estas facultades es tener una vida plenamente humana, y eso puede permitir alcanzar la felicidad, pues desarrollar estas virtudes nos eleva como personas.
  • La facultad de deliberar. Se puede aplicar a dos tipos de cosas: 1. Podemos pensar qué hacer cuando vamos a producir alguna cosa, con resultado duradero y diferente de la actividad misma (poiesis). Esto es fabricar un objeto o curar a alguien, porque ambas cosas producen un resultado. Para producir bien se necesita deliberar. La virtud que desarrolla esta capacidad es el arte. Tener arte (techné) es saber deliberar bien acerca de hacer cosas, siguiendo una regla verdadera fija. Es saber hacer algo, pero algo artificial. Tiene arte el que consigue que sean y que sean bien. 2. También podemos deliberar respecto a realizar cosas que no tienen un resultado o producto externo duradero, su finalidad reside en la acción misma (praxis). Se trata de pensar cómo debo actuar. Hacer es una cosa, y actuar es otra; la que desarrolla esta facultad es la prudencia. Tener prudencia (phronesis) es saber deliberar bien acerca de cómo actuar en cada situación, según Aristóteles, siempre es el término medio, la situación intermedia. Es relativa, depende de cada caso. Ser prudente no es nada fácil, precisa hábito, y consiste en ser capaz de ver qué es bueno en general, y no guiarse por los impulsos, sino actuar previendo las consecuencias de los actos.

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